La Escuela Sociodeportiva Real Madrid usa el fútbol para proveer formación en valores y oportunidades a cientos de jóvenes en siete barrios vulnerables de 'La Heroica'.
El fútbol no es el deporte favorito de Sheril Martínez, quien nació en Cartagena hace 13 años, pero dice que de todas maneras lo juega porque, “a pesar de no ser tan buena, sé que puedo mejorar y llegar a ser una de las mejores”.
Lo practica en la Escuela Sociodeportiva Real Madrid, una iniciativa de la Fundación Puerto de Cartagena en alianza con la Fundación Real Madrid y la Fundación Revel, en la que a través del deporte, y más específicamente del fútbol, forman en valores y habilidades blandas a jóvenes entre los 8 y 17 años, de siete barrios vulnerables de Cartagena: Colonias, Ceballos, Santa Clara, San Isidro Bajo, Nuevo Oriente, Albornoz y Zapatero.
Y aunque es, en esencia, una escuela de fútbol, la formación deportiva es solo una herramienta para apelar al interés de los jóvenes y así llegar a un nivel de formación más profunda en la que se enseñan valores como el compañerismo, autoestima, igualdad, autonomía, disciplina, tolerancia, respeto y salud.
Asimismo, la Escuela funciona como espacio alternativo para que los jóvenes de los siete barrios donde tiene incidencia la Fundación Puerto de Cartagena pasen su tiempo libre, a la vez que son lugares en los que pueden desarrollar su liderazgo, crear nuevos hábitos y permanecer alejados de contextos permeados por el pandillismo y el consumo de drogas.
Deporte para la vida
Así, la escuela funciona a partir de la metodología ‘Ellos juegan, nosotros educamos‘, diseñada por la Fundación Real Madrid y que está basada en cinco bloques de contenido: social, educativo, físico-motriz, técnico y reglamentario. En cada uno de ellos se busca inculcar una serie de valores con los que, además de contribuir a la formación integral de los jóvenes, se impulsa su desempeño escolar.
“La filosofía de la Escuela Real Madrid está fundamentada en el desarrollo de habilidades para la vida, se prioriza una formación integral, más que una formación deportiva. No buscamos tanto potencializar las habilidades en el fútbol, como sí desarrollar valores y actitudes en los jóvenes”, comenta Cristian Simancas, coordinador de la Escuela desde la Fundación Revel.
Así, por ejemplo, dice que en el bloque educativo se trabajan, entre otras cosas, las matemáticas a través de la formación de rondos (o círculos para practicar pases cortos) en los que cada vez que se pasa el balón los muchachos realizan una operación matemática.
Sheril, que lleva cuatro años en la Escuela Real Madrid, asegura que esta le ha ayudado mucho a superar la timidez, así como a trabajar mejor en grupo: “A través de la Escuela y del fútbol aprendí que, si se trabaja en equipo, podemos lograr grandes victorias”, dice.
Además, su proceso en la institución la ha ayudado a cultivar y fortalecer su verdadera pasión: la escritura.
La joven cuenta que le gusta escribir cuentos, sobre todo de fantasía y terror. Comenzó en el colegio, a través de una asignatura cuando cursaba el quinto grado.
“Cuando la ‘seño’ leyó el cuento que yo había escrito se quedó fascinada, y me dijo que yo tenía un talento para escribir y que tenía una imaginación muy grande. Yo con cualquier tema puedo crear un cuento, siempre tengo bastantes en mi mente”, dice.
En ese sentido, Sheril explica que la Escuela y los entrenamientos deportivos le sirven para despejar la mente y comenzar a imaginar. Cada vez que está en las actividades, inventa historias.
Además, en la Escuela deben llevar un diario en el que, entre otras cosas, deben reflexionar acerca de lo aprendido, de los valores que trabajaron en determinada sesión y otros temas.
Así, las actividades de la escuela le sirven no solo como fuente de inspiración, sino también como ejercicio para practicar la escritura.
Rendimiento escolar
Además de residir en uno de los siete barrios en los que tiene incidencia la Fundación, así como tener entre 8 y 17 años, los jóvenes que quieran entrar a la Escuela deben estar vinculados al sistema educativo como requisito fundamental.
Y es que, la Escuela, en últimas busca ser un complemento a las actividades curriculares que realizan los jóvenes y, de esa manera, contribuir en el cumplimiento del cuarto Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas: educación de calidad.
En Cartagena, cuenta Heidi Mendivelso, líder de Proyectos Sociales en la Fundación Puerto de Cartagena, hay un índice de deserción escolar muy alta. Por ello, la Escuela no solo trabaja por fortalecer las capacidades para que los jóvenes mejoren su desempeño escolar, sino también por cultivar y afianzar el vínculo educativo y pedagógico.
“Para nosotros el rendimiento escolar no solo tiene que ver con las calificaciones, sino con la permanencia en el colegio, que no haya deserción”, dice Mendivelso.
A través de las actividades deportivas de la Escuela se inculca como valor fundamental el compromiso: “El deporte engancha, motiva, e interesa a los adolescentes, y ahí permanecen, semana a semana, tanto a nivel virtual como presencial” agrega Mendivelso.
Así, los jóvenes que pasan por la Escuela suelen destacar también en sus colegios por sus calificaciones, por nunca faltar a clase y por su liderazgo.
Es el caso de Sheril, quien además forma parte de un selecto grupo de seis jóvenes, la única mujer, que en octubre de este año viajará a Madrid (España) en el marco de un intercambio que se realiza con la Fundación Real Madrid.
Por siete días los seis jóvenes cartageneros asistirán a clínicas deportivas y espacios de entrenamiento, pero también tendrán la oportunidad de conocer lugares emblemáticos de la ciudad, como el estadio Santiago Bernabeu, e incluso ver en vivo un partido del Real Madrid.
Con todo eso, buscan motivar a los jóvenes a continuar con sus procesos, así como a convertirse en replicadores del mismo en sus contextos más inmediatos: sus hogares y sus colegios.
Por otro lado, este año la Escuela lanzó un programa piloto para aquellos muchachos que cuenten con grandes habilidades futbolísticas para motivarlos a comenzar a entrenar a un nivel competitivo. Tanto así que de los 127 jóvenes que este año están inscritos en la Escuela Sociodeportiva, 27 se encuentran entrenando también en la Escuela de Microfútbol.
Con todo eso, desde el 2016, la Escuela ha beneficiado a 1.130 adolescentes y, con sus programas, también aporta en la consecución del primero de los ODS de la ONU, la erradicación de la pobreza a través de su apuesta por la educación que, dice Mendivelso, “es la herramienta más importante para reducir brechas y situaciones de riesgo que perpetúan el circulo de la pobreza”.
También, y al involucrar tanto a mujeres como hombres en sus procesos, sin separar espacios, buscan contribuir al quinto de esos objetivos: la igualdad de género.