Cultura, arte, biodiversidad y tradición. Un recorrido desde Barranquilla por municipios que le apuestan al potencial turístico del territorio.
Pueblos que esconden historias atrapantes, naturaleza exuberante que conecta al visitante con el deseo de conservarla, vistas envidiables y un sin fin de planes para todos los gustos. Poco a poco, el departamento del Atlántico halla en su riqueza natural y cultural, un nuevo motor para potenciar su desarrollo.
A continuación, compartimos cinco paradas para conocer lo mejor de la región desde la protección de la fauna nativa hasta la práctica de deportes acuáticos en playas que todavía pueden llamarse a sí mismas joyas escondidas.
Reconectar con el bosque
Esta reserva también es un espacio ideal para actividades al aire libre como el senderismo, el avistamiento de aves y la observación de fauna silvestre. Las visitas guiadas, a cargo de biólogos y guías expertos, proporcionan un acercamiento más profundo a la ecología y el manejo sostenible del medio ambiente.
Dentro de sus principales atractivos se encuentra un mariposario que alberga cerca 1.500 ejemplares de 20 especies nativas.
Ubicado a 20 minutos de Barranquilla, el Parque Biotemático Megua, en Galapa, es un centro de biodiversidad y naturaleza; y un referente de conservación ambiental, destacándose por sus esfuerzos en la rehabilitación y reinserción de especies nativas como las tortugas morrocoy, las boa constrictor o el mono tití cabeciblanco.
A lo largo de sus senderos ecológicos, los visitantes pueden explorar la diversidad de ecosistemas, como bosques secos tropicales y áreas de humedales que albergan por lo menos 6.000 árboles y 10.000 plantas nativas.
Aprender a carnavalear
Además de sus ecosistemas, Galapa es reconocido por su contribución al Carnaval de Barranquilla. En el centro del municipio se encuentra el taller del maestro José Llanos, un artista y artesano reconocido por la elaboración de máscaras y todo tipo de elementos tradicionales usados en la que es una de las fiestas más importantes de Colombia.
Sus creaciones, hechas a mano con técnicas de origen indígena y basadas en el tratamiento de la yuca, las hojas de distintas plantas y el cartón, son un símbolo del folclore y la identidad del Caribe colombiano. Un arte que el maestro enseña a todos los interesados en recorridos por su taller, con el objetivo de motivar a locales y visitantes a conservar el legado del Carnaval.
A pocas calles de allí está el Museo Muga, otro punto de interés cultural que expone la historia y tradición del municipio y de las culturas tairona, zenú y mocaná. Entre otras cosas, alberga una colección de cerca de 5.000 piezas que relatan la evolución del carnaval y el arte popular de Galapa.
Un pueblo sostenible
El encantador municipio de Usiacurí es el único destino sostenible certificado del Atlántico. Situado en las colinas del departamento, entre Baranoa y Sabanalarga, este lugar es conocido por su belleza natural y sus esfuerzos por promover un turismo que la defienda.
Entre otras cosas, el pueblo ha implementado políticas que garantizan el uso responsable de los recursos naturales, integrando a la comunidad en prácticas de protección de la fauna y flora local, manejo responsable de residuos, gestión de aguas residuales y promoción sociocultural mediante capacitaciones en materia de historia y formación en guianza turística.
De allí han surgido planes como recorridos a los talleres de los artesanos locales, quienes trabajan principalmente con la palma de iraca, para crear finas piezas de cestería y sombreros. Estos productos, hechos completamente a mano, siguen métodos tradicionales heredados durante generaciones.
Otros puntos de interés son la Iglesia de Santo Domingo de Guzmán y la Casa Museo de Julio Flórez, que rinden homenaje al legado cultural del municipio.
Cabe agregar que la seguridad es otro de los puntos fuertes de Usiacurí, que ostenta el título del pueblo más tranquilo del Atlántico: registró cero homicidios durante más de 20 años, entre 2006 a 2016. Además, de 2020 a la fecha apenas se registraron 4 casos.
Aventurarse en el mar
En el municipio de Tubará, a 30 minutos de Barranquilla, se encuentra Puerto Velero, una parada distinta, en la que cada vez toman más fuerza los deportes acuáticos. Sus aguas tranquilas y los constantes vientos lo convierten en el lugar perfecto para la práctica de actividades como kitesurf, windsurf y paddle surf.
Para aquellos que prefieren programas más tranquilos, Puerto Velero también es ideal para pasear en lancha o kayak; o simplemente disfrutar del paisaje costero. Su cercanía a Barranquilla lo convierte en una opción accesible para quienes desean escapar de la ciudad y sumergirse en la belleza del mar Caribe.
Un humedal renovado
Dentro de sus 741 hectáreas de extensión, la Ciénaga de Mallorquín es hogar de por lo menos 153 especies de aves distribuidas en 37 familias; 90 de ellas son residentes, 57 son migratorias y 2 son endémicas, lo que lo ha convertido en un punto clave para los amantes del avistamiento de aves tanto del Atlántico como de otros países.
Es, además, el escenario de un proyecto de restauración ecológica que busca recuperar su equilibrio natural y promover un turismo responsable en la zona.
El proyecto ecoturístico de la ciénaga, que está estrenando pasarelas para senderismo, tiene como objetivo tanto atraer a los visitantes, como educar sobre la importancia de preservar los ecosistemas costeros y de bosque de manglar. Su guías locales e infografías instaladas a lo largo de los senderos, ambientan su recorrido con información valiosa sobre este hábitat.