En Arauca, estos jóvenes rapean para desahogarse y construir una comunidad

Coliseo Hip Hop es un colectivo de jóvenes araucanos que, a través de la música, busca 'despertar las voces' de los jóvenes de ese departamento y así, motivarlos a la acción.

Jairo Brito AKA MC Canon, antes Yeycob, es abogado de la Universidad Cooperativa de Colombia, sede Arauca, lugar donde también nació, en la capital homónima del departamento. 

Tiene su propia firma, llamada Corvus Law SAS y, aunque lo apasiona su trabajo, su corazón se inclina más por la cultura, las artes y en particular el hip hop

Es fanático de Cancerbero, Lil Suppa, Tres Coronas y La Etnnia, el grupo bogotano que “desde ahí nos posicionó en la escena del hip hop mundial”. 

También le gusta Tupac Shakur, el célebre rapero estadounidense asesinado en 1996 y a quien escucha con regularidad mientras va de camino al litigio. 

“Es un referente sin igual, porque fue quien dijo a los jóvenes, en un contexto de guerra, pandillas y drogas, que sí podían hacer algo con su vida. Les dijo que tenían derechos y una voz, que había otros mundos posibles, que las cosas no tenían que ser así”, explica el músico y abogado. 

Las rimas y los versos fueron intereses que cultivó desde que estaba en el colegio. De pequeño comenzó a escribir poemas, cosa que hacía con sorprendente facilidad. Pero era fuera del aula, estando con sus compañeros en el patio de recreo, que la poesía, hecha canción, le fluía con mayor facilidad. 

Sobre un ‘beat’ improvisado por algún amigo, Jairo lanzaba rimas contra quien se le parara enfrente, en una ya conocida dinámica llamada ‘batalla de gallos’, un enfrentamiento entre dos personas en el que la única arma es el verso. 

“Pero era solo por ‘recochar’”, dice Jairo, quien hace poco lanzó su primer sencillo y está trabajando en un álbum. 

Y agrega: “Después entré en un profundo proceso de autoconocimiento. Yo era una persona muy emocional, con enormes necesidades de expresarme y no encontraba cómo, y para eso el hip hop se convirtió en mi mejor amigo«.

Cuenta Jairo que fue rapeando que logró “empoderarse de quien era”, manifestar todo lo que tenía en la cabeza y, de esa manera, superar “muchos males que tenía en mi vida”. 

Y fue así que, en 2017, decidió crear Coliseo Hip Hop, un colectivo artístico en Arauca (Arauca), que “es la respuesta a una necesidad cultural de la juventud en el departamento” y que, agrega, se ha convertido en una herramienta de expresión para los jóvenes en medio de un departamento agobiado por la adversidad.  

“El hip hop, como género y movimiento, significa saber y conocimiento”

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En el hip hop, los jóvenes araucanos han encontrado una herramienta de expresión y desahogo, así como de crecimiento y evolución. / FOTO: Coliseo Hip Hop

Eso dice Jairo mientras recuerda las periferias empobrecidas de grandes ciudades estadounidenses como Nueva York, Chicago y Los Ángeles, donde a finales de los 80 nació el hip hop. 

La música, continúa, se convirtió en una herramienta a través de la cual los jóvenes habitantes de esas zonas pudieron no solo hablar de sus problemáticos contextos, sino también proyectarse como las personas que eran

“En el gran género del hip hop unos hacen rimas y free style, otros break dance, otros grafiti y demás, pero el punto es que cada quien, con su saber y su conocimiento, pudo aportar algo a su contexto”, explica. 

Y es precisamente esa misma invitación hacia la creación conjunta y el empoderamiento colectivo la que está detrás de Coliseo Hip Hop. “El rap es una forma de estar” dice Jairo, “el hip hop nunca ha sido excluyente y siempre se ha tratado de reconocimiento”.

En ese sentido, lo que buscan es empoderar a los jóvenes del departamento: recordarles que tienen una voz para que se pronuncien y actúen frente a lo que les ocurre, y que lo hagan a través del arte.

Un espacio para todos, más allá del rap

Según Jairo, en Arauca, que aunque capital, es “más un pueblo grande que una ciudad”, la cultura llanera, aferrada e intensa entre la población, es a veces muy reacia a recibir con gusto otras expresiones culturales, por lo que las personas suelen temer mostrar sus capacidades artísticas. 

“Cualquier expresión diferente al joropo, de entrada, es vista como algo extraño”, asegura Jairo, lo cual ha significado un reto para Coliseo, también porque muchas veces el hip hop se asocia con drogas y malos hábitos.

Sin embargo, desde el colectivo han sabido manejarlo: “El MC, que es el maestro de ceremonia, va presentando a los muchachos, les dice quienes somos:  jóvenes que estamos realizando un proceso cultural y artístico al que son bienvenidos todos y en donde queremos hacer comunidad juntos”. 

Y es que, si bien la apuesta principal de Coliseo es brindar una herramienta de expresión a los jóvenes, su trabajo en la comunidad va mucho más allá. 

Por un lado, los eventos que realizan, además de ser batallas de rap, son espacios pedagógicos y de aprendizaje. Así, por ejemplo, y dado que el colectivo está conformado por alrededor de 25 profesionales en diversas disciplinas, realizan charlas dictadas por jóvenes acerca de diversos temas: su relación con el Estado y sus derechos y responsabilidades, que dicta Jairo; conservación del medioambiente y sostenibilidad, dictada por una ingeniera ambiental que también forma parte del colectivo, e inteligencia emocional, que dicta un psicólogo.  

Eso, entre otros temas como el uso adecuado del tiempo, el sano esparcimiento, relaciones interpersonales, la educación sexual y el suicidio. 

Además, cuenta Jairo, Coliseo también trabaja con la intención de despertar en los jóvenes la motivación que puedan necesitar para definir y emprender un proyecto de vida: “Hay jóvenes que quieren seguir su carrera de artista, pero hay otros que quieren otra cosa. Entonces lo que buscamos es que las personas le pierdan el miedo a intentar, a que se lancen, así como lo hacen a la hora de rapear, a perseguir lo que les apasiona para su vida”. 

Así, el objetivo de Coliseo es recordarles a los jóvenes, a través de las rimas y el hip hop, que tienen una voz que pueden usar para “pronunciarse frente a las circunstancias que viven y hacer algo, y bienvenido lo que sea: el campo, la música, el comercio, estudiar, hasta boxeadores han salido del colectivo”. 

Y es que, lejos de estar reservadas para las personas que gustan del rap, los encuentros de coliseo son amplios y reciben con emoción a quien quiera hacer parte de ellos. Por eso, en ocasiones, el rap ni siquiera está presente, sino otro tipo de música o de arte. 

De esa manera, se comienza a articular una narrativa de construcción colectiva y las personas que antes eran escépticas y tenían un prejuicio hacia los jóvenes que conforman el colectivo, terminan cantando y bailando a su lado. 

Rapear, expresar y conocer para reconstruir el tejido social

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Además de encuentros en torno al hip hop, Coliseo realiza eventos pedagógicos en los que abordan temas como la inteligencia emocional, del cuidado del medioambiente y la educación sexual. / FOTO: Coliseo Hip Hop

La tesis que Jairo realizó para graduarse de abogado giró en torno a al papel del relato en contextos de conflicto y cómo a partir de él se generan procesos de restauración de vínculos sociales y afectivos, como forma de reconstruir una comunidad. 

Mientras la hacía pensaba en su territorio, uno particularmente golpeado por la violencia, y en cómo aplicar eso que investigaba allí, sabiendo que, en Arauca, “hablar es un arma de doble filo”. “Si dices algo que no debes o no eres de tal partido o apoyas tal causa o a tal persona, tu vida puede estar en riesgo”. 

Por eso el arte y la cultura, dice él, son herramientas tan importantes: permiten decir las cosas sin atraer mucho el foco,. “No es lo mismo hablar en un discurso social a hacerlo desde el rap, que es una forma de arte. Eso te blinda a ti de alguna manera ante posibles ataques y te permite hablar de cosas muy difíciles, cuenta el abogado y MC”. 

Por ello, explica, las personas, y sobre todo los jóvenes, una población especialmente vulnerable en la dinámica de la guerra, han encontrado en ellas una forma de reunión, de expresión, de desahogo, de crecimiento y de evolución

De acuerdo con Jairo, “con el hip hop hemos gestionado momentos de encuentro, charlas educativas, espacios de reflexión acerca de lo que nos aqueja en la región. Hemos creado comunidad y hemos hecho saber que todos podemos aportar algo: desde una canción hasta ir a aplaudir a quien la canta”. 

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