La Campaña Colombiana Contra Minas enviará el próximo año a un equipo de ocho personas, provenientes de municipios afectados por el conflicto, a contribuir en el desmiando humanitario en esos dos países de Oriente Medio.
Colombia es uno de los países con más víctimas por minas antipersona en el mundo. Según datos de Acción Contra Minas, la entidad estatal encargada de trabajar contra las minas en Colombia, hasta julio de este año se habían registrado 12.229 víctimas a causa de ese tipo de explosivos.
“Una mina es un artefacto demasiado nocivo en el sentido en que no distingue sus víctimas”, comenta Francisco Moreno, director de proyectos de la Campaña Colombiana Contra Minas.
Eso es particularmente cierto en Colombia, donde, luego de que en el 2014 el Estado terminara de recoger las minas industriales que había plantado para proteger bases y otros puntos de interés militar, las minas antipersona son de fabricación improvisada, por lo que no tienen ningún tipo de control a la hora de detonación, poniendo así en alto riesgo a la sociedad civil.
Tanto, que el 40% de las víctimas de este tipo de artefactos corresponden a civiles.
Fue por ello que, en 1999, surgió la Campaña Colombiana Contra Minas como un colectivo ciudadano con el objetivo de presionar al Estado para que suscribiera el Tratado de Ottawa, que prohibió dentro del derecho internacional el uso de minas antipersona.
Hoy, 23 años después y siendo la primera organización civil que trabaja en desminado humanitario en Colombia, cuentan con trabajos en diversas líneas de acción: incidencia y activismo contra las minas, asistencia a víctimas, pedagogía contra el riesgo y desminado humanitario.
Además, cuentan con presencia en 15 municipios del país y hasta la fecha han descontaminado y declarado libre de sospechas de minas antipersonas, y otro tipo de munición sin explotar, a aproximadamente 250.000 metros cuadrados del territorio nacional.
De la misma manera, el próximo año se convertirán en la primera organización civil colombiana y “prácticamente del sur global”, cuenta Francisco, en adelantar procesos de formación en torno al desminado humanitario en el exterior, específicamente en Irak y en Siria.
Un programa de tres años
Desde principios del 2023, la organización colombiana estará trabajando con dos ONG iraquíes: Public Aid Organization y Shareteah Humanitarian Organization, y una Siria: Roj Mine Control Organization.
Las tres son ciento por ciento locales en términos de sus operaciones y del personal con el que cuentan, cosa que es importante para la Campaña, pues, explica Francisco, “es mucho más fácil si viene un vecino suyo al que conoce desde el colegio y le dice que le va a desminar la tierra, a que si llega una persona desconocida a hacerlo”.
Según cuenta, el solo hecho de trabajar con personas locales abre varias puertas en la comunidad en la que se realiza el procedimiento, como por ejemplo, saber cuáles son los lugares que las personas han identificado como peligrosos o con sospecha de peligro de minas, además de establecer, de entrada, un vínculo de confianza.
Por eso, en su trabajo en Colombia, la organización que lucha contra las minas antipersonas, contrata exclusivamente personas de cada uno de los municipios donde se van a adelantar los procesos de desminado y establece como prioritarias las áreas que la comunidad ha indicado como peligrosas o sospechosas. Y es esa confianza la que quieren generar también las organizaciones en Irak y en Siria, por lo que buscaron trabajar con personal local.
Así, luego de realizar una serie de visitas exploratorias a ambos países, y a partir de ellas identificar, de la mano de las comunidades, sus necesidades, establecieron un plan de acción compuesto de tres etapas, cada una de un año de duración.
La primera será fundamentalmente formativa y tendrá ver con el proceso de desminado humanitario y los elementos que lo rodean. Allí, el equipo de expertos que enviará La Campaña Colombiana Contra Minas, conformado por personas provenientes de municipios afectados por el conflicto armado y las minas antipersona en Colombia, capacitarán al personal de cada una de las organizaciones en los pasos a seguir a la hora de la remoción de minas y otros materiales explosivos.
Francisco explica que en ese punto es importante entender las particularidades de cada contexto, los conflictos en los que se plantaron las minas y los tipos de minas con las que se trata.
“En Irak hay contaminación desde la guerra con Irán en los ochenta, hasta la operación militar contra el Estado Islámico en el 2015, y todo eso ha tenido instalación de artefactos tanto industriales como improvisados”.
En ese sentido, se debe llevar a cabo un proceso particular para hacer limpieza de un área con minas industriales, en donde suele haber conocimiento de su ubicación y su modo de detonación, y otro muy distinto para remover minas improvisadas, donde no se sabe ni dónde están, ni cómo se accionan.
Además de ello, en ese primer eje de formación también se tratarán temas de cómo conformar un equipo de desminadores y qué personas deben acompañar el proceso, así como de pedagogía contra el riesgo en comunidades vulnerables, atención para las víctimas y temas organizacionales.
Eso último teniendo en cuenta que “a veces es más fácil aprender a desminar, que establecer una sección de contabilidad en la ONG” dice Francisco, quien agrega que su visita a ambos países será también con el objetivo de fortalecer el funcionamiento de las organizaciones, con el fin, por ejemplo, de que puedan acceder a más y mayor financiación, que es lo que garantiza su operación en el largo plazo.
Por otra parte, el segundo componente del proyecto será un periodo de acompañamiento y monitoreo de “cómo apropian ellos lo que les enseñamos”, y el tercer y último periodo estará destinado a que las organizaciones ejecuten, por sí solas, los conocimientos aprendidos, tanto en términos de operaciones de desminado, como en términos de consecución y ejecución de recursos de cooperación internacional.
“No queremos establecer desminadores colombianos allá, ese no es el punto. Queremos que las organizaciones locales tengan las capacidades de hacerlo ellas mismas en su propio contexto y comprendiendo sus necesidades, para que también se dediquen a entrenar otras organizaciones allá” comenta Francisco.
¿Cómo se desmina un territorio?
El proceso de desminado “es muy lento porque es una persona arrodillada mirando centímetro a centímetro la zona con sospecha”.
Un equipo de desminadores, explica Francisco, despeja alrededor de 44 metros cuadrados al día, y un área con sospecha de contaminación por minas en Colombia mide, en promedio, 1.000 metros cuadrados.
Para hacerlo es necesario antes realizar un Estudio No Técnico (ENT), que básicamente consiste en que un equipo de encuestadores visite casa por casa, vereda por vereda hasta cubrir la totalidad del municipio donde se va a realizar la limpieza, preguntando a la población si hay sospechas de explosivos o minas antipersona.
Con esos datos el equipo de encuestadores arma un polígono, que se conoce como área peligrosa.
“Si el equipo ve en esa área el artefacto o un cráter o un cadáver de animal o alguna señal inminente de que ahí hay minas, se declara como un área peligrosa confirmada, si no, es un área peligrosa sospechosa”.
Una vez se determina el área, entra el equipo a realizar la limpieza. Se establecen una serie de canales de un metro de ancho y comienza la búsqueda de explosivos con detectores de metales.
Ante una señal, el equipo realiza una pequeña excavación de trece centímetros de profundidad justo antes del punto en el que se encuentra el artefacto y remueven la tierra debajo de él para extraerlo por la parte de abajo y así evitar su activación. Finalmente se procede a su destrucción, que se realiza de manera controlada en ese momento y en ese lugar.
Ese último paso, la destrucción in situ es de obligatorio cumplimiento en Colombia, dado el carácter improvisado y rudimentario de las minas antipersona que hay en el territorio nacional, así como de sus modos de activación.
Y aunque el contexto colombiano es muy diferente al sirio o al iraquí, Francisco asegura que hay una similaridad preponderante entre los tres: el hecho de tener menor capacidad de la necesaria para el desminado.
Es precisamente por ello que irán a estos países a adelantar capacitaciones: para compartir experiencias que fortalezcan la capacidad de las organizaciones allá, así como La Campaña Colombiana Contra Minas, que espera seguir expandiendo su accionar tanto a nivel nacional como en otros países en el mundo.