‘Aliños Inesita’, el emprendimiento culinario creado por una paisa de 88 años

Con la ayuda de su hija y su nieta, María Inés Ortiz creó su primer emprendimiento. Desde Medellín produce y vende aliños y especias secas a varias ciudades del país.

Inés ha vivido su vida entera en San Cristóbal, uno de los cinco corregimientos de Medellín, donde también nació hace 88 años. Compartió su infancia con alrededor de 23 hermanos, aunque ya no recuerda con exactitud cuántos eran en realidad. Hace 65 años se casó, pero no vive con su esposo, y hace más o menos 40 que hace aliños, aderezos para acompañar distintos platos y preparaciones

“Desde hace mucho tiempo yo hago aliños para la familia y la casita y todo” dice, con marcado acento paisa y la voz cálida y dulce que la caracteriza. 

Fue hace poco menos de un año, sin embargo, que Inés comenzó a vender sus aliños. 

La idea surgió de parte de su nieta, Andrea, a quien siempre le han gustado mucho los aliños de su abuela y que, consciente de la inactividad que inevitablemente va llegando con la vejez, quiso que su abuela permaneciera ocupada, entretenida y vital. 

Así, todos los lunes de la semana se reúnen en la cocina de Inés las dos y Teresa, hija de Inés y madre de Andrea, para producir los aliños. 

“Picamos la cebollita, el cilantro, ajo, pimentón, aunque hacemos también sin pimentón, y eso lo licuamos con aceite y quedan los aliños”, sostiene Inés. 

Con 88 años, Inés produce aliños que vente junto a su hija y nieta en Medellín, así como en Bogotá, Pereira y Manizales. / FOTO: Andrea Arias

Y aunque es una receta que puede parecer simple, Andrea confiesa que ha intentado hacerlos siguiendo al pie de la letra las indicaciones de su abuela, pero fracasado siempre en el intento de imitar los originales. 

“La receta la sigo igual, pero la sazón solo la tiene ella”, dice mientras Inés se ríe y agrega que no se pueden licuar mucho. Por ello, dice Andrea, no se empaca nada sin que antes Inés pase haciendo el control de calidad. 

Por su parte, Inés asegura que el proyecto, al que llamaron ‘Aliños Inesita’, ha cumplido con el objetivo de entretenerla y mantenerla ocupada. Antes, dice, se aburría constantemente y más allá de los oficios del hogar, no tenía mucho más que hacer. 

Y no solo ha sido una herramienta para mantenerse activa, sino que se ha convertido en un ingreso adicional para ella y su familia, que al momento de pensar en la idea, jamás se imaginó que tendría tanta acogida. 

Andrea cuenta que cuando lo propuso por primera vez, se imaginaba el proyecto como algo para vender entre la familia y quizás los vecinos, “pero se nos salió de las manos”. Hoy cuentan con 25.000 seguidores en Instagram, su principal plataforma y, aunque eso no se traduce directamente en ventas, Andrea asegura que cuando se mantiene activa en las redes, venden al menos 40 frascos de aliños a la semana

Un proyecto para sentirse bien

Inés sabe hacer aliños desde hace más de cuatro décadas, pero fue con la ayuda de su nieta y su hija que transformó ese conocimiento en idea de negocio. Ahora, además de tener un ingreso adicional, está activa y entretenida constantemente. / FOTO: Andrea Arias

De la misma manera agregan que, a partir de comunidad que han construido en redes sociales, Inés ha forjado nuevas amistades y que, incluso, recibe visitas ocasionales de clientes que satisfechos con su compra llegan a felicitarla o a compartir un rato con ella. 

Eso, sumado a la profunda cercanía que ha significado el proyecto en la relación con su nieta, así como a los cientos de mensajes que recibe a diario a través de las redes sociales, “me hace sentir muy contenta y muy bien”, dice Inés. 

El éxito del proyecto, claro, está en la calidad del producto, que se prepara semanalmente y se despacha en martes y sábados, por lo que llega fresco a los clientes. Sin embargo, el carisma de Inés, así como el hecho de que el equipo cuenta con gran interdisciplinariedad, ha nutrido y fortalecido la iniciativa. 

Andrea, por un lado, es productora audiovisual y fotógrafa, por lo que está encargada de las comunicaciones, de las redes sociales y del mercadeo. Teresa, por su parte, es administradora de empresas y su conocimiento ha sido muy útil con los temas del negocio como tal. 

Así, ‘Aliños Inesita’ vende dos tipos de aliños: el tradicional, que se hace con cebolla, cilantro, pimentón, ajo, especias y aceite, y el ‘Encebollado’, que no tiene pimentón y que lleva más cebolla, ajo y cilantro. Ambos sirven antes, durante y después de las preparaciones, cosa que recalcan mucho a sus clientes: “lo puedes usar mientras cocinas unos frijoles o unas lentejas, o también se lo puedes echar a unas papas criollas cuando ya las tienes servidas”. 

Son, entonces, productos muy versátiles que, además, contribuyen a dinamizar la economía campesina de San Cristóbal. Aunque este forma parte de Medellín, se trata de una población que es en buena parte rural, por lo que muchos de los vecinos de Inés se dedican a la agricultura. Y es a ellos, precisamente, a quienes Inés, Teresa y Andrea compran todos los ingredientes para hacer los aliños, que distribuyen en Medellín pero también en Bogotá, Manizales y Pereira

Además, venden especias secas: tomillo, laurel, ajo, jenibre y canela, entre otras. 

Con todo ello esperan en el futuro poder abrir un local para sus ventas, así como ampliar su catálogo. De hecho, Andrea cuenta que tienen ‘el lista’ un ají picante, ají dulce y ají de guayaba. 

Si usted quiere comprar los aliños de ‘Inesita’, puede hacerlo a través de su página de Instagram, así como a través de Whatsapp en este número: 321 8323175

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