Ferney Vaquero, quien lleva varios años cultivando copoazú, fundó la Asociación de Copoazú de Belén de los Andaquíes (ACBA), organización que comercializa el fruto amazónico entre Colombia y Brasil.
En 2008, Ferney Vaquero comenzó a cultivar copoazú en su casa en la vereda La Mono de Belén de los Andaquíes, un municipio que hace parte de Caquetá, al sur de Colombia. Siete años después, luego de atraer a otras cinco familias para que cultivaran el fruto amazónico, creó la Asociación de Copoazú de Belén de los Andaquíes (ACBA), la cual se dedica a procesos de economía solidaria y producción agroecológica de frutos amazónicos.
“Para la familia Vaquero, el copoazú es una oportunidad de vida, de aportar a la lucha contra el cambio climático y al cuidado del medio ambiente. Es un gran esfuerzo”, comenta Ferney.
Además de enseñarle su saber a las demás personas de la comunidad, Ferney le pasó su pasión por cultivar copoazú a cada uno de sus hijos, convirtiéndola en una actividad familiar: su hija mayor se ocupa de la parte administrativa de la Asociación, su hijo del medio trabaja recolectando el fruto y el menor hace lo mismo, apenas sale del colegio, su esposa es la jefe de procesamiento de la planta y él es el representante legal.
“Mi papá empezó cuando yo tenía 8 años y ahora tengo 18, yo siempre lo acompañaba y actualmente soy socio de ACBA y me encargo del área de recolección, entonces vamos a las fincas y recogemos el copoazú”, explica Adrián Vaquero, hijo de Ferney.
Adrián conoce por completo el procesamiento del fruto: llevan el copoazú a la planta de producción y hacen todo el proceso de desinfección y despulpado, la pulpa se pasteuriza y se empaca, se deja en un cuarto frío y después se envía a Bogotá a la fábrica de Selva Negra, empresa de helados artesanales que les compra este fruto y que utiliza como materia prima para sus productos.
“Más que una asociación, ACBA es un grupo familiar porque todos nos apoyamos y ayudamos; hemos crecido mucho y ya hay más asociados. La gente del pueblo nos conoce, siempre dicen ‘allá van los hijos de don Ferney, hoy van a recolectar o van a procesar pulpa’, siempre están pendientes y son muy amigables con nosotros”, cuenta Adrián.
Desde 2018, ACBA está legalmente constituida. En la actualidad son 40 asociados los que cultivan en Belén de los Andaquíes. Para Adrián, desde la asociación se hace la reforestación en el territorio, “sembramos árboles frutales que nos generan bioeconomía, alimentación, sustento y conocimiento”.
Cuatro años después de su constitución, la organización comunitaria, junto a Natura, Agrosolidaria Florencia y el Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas SINCHI, exportaron, por primera vez, manteca de copoazú hacia Brasil para la creación de cosméticos.
La alianza no solo se centra en la venta y adquisición del producto amazónico, también crea espacios de enseñanza para que el campesinado caqueteño se capacite en buenas prácticas de producción del fruto.
Por eso, con SINCHI fortalecen la cadena de valor de los productos a través de escuelas enfocadas a siembra, recolección y control de enfermedades en los cultivos de copoazú; mientras que con Natura trabajan el acompañamiento frente a los procesos de exportación de insumos y la expansión a otros mercados.
“Estos años han sido un trabajo de gran esfuerzo, hoy tenemos una excelente calidad de almendra de copoazú que nos permite hacer parte de este proceso de exportación”, dice Ferney.
Para él y su familia, uno de los objetivos es que más personas de la Amazonía colombiana se animen a sembrar copoazú para que no solo encuentren una forma de estabilidad económica, sino que también apoyen el proceso de reforestación del territorio mediante árboles no maderables que ayuden a desarrollar el departamento, mientras se cuida el medio ambiente.