Memorias Inquebrantables: el hiphop y la fotografía como caminos de resistencia en el cine de David Martínez

El documental del director colombiano, que construye una narrativa desde las calles de Bogotá y el arte contestatario, se alzó con un premio a la justicia social en el Hip Hop Cine Fest 2025, de Italia.

David Martínez, hoy director y documentalista premiado, se encontraba en el 2023 formulando su trabajo de grado como un documental dedicado al hiphop y la fotografía como vehículos de mensajes en medio del estallido social que vivió Colombia en el año 2021.

Este periodo de la historia reciente colombiana estuvo enmarcado entre muestras culturales, bailes y canciones de denuncia. Pero también por denuncias de violación sistematizada de los Derechos Humanos por parte de las autoridades. Violaciones dadas a conocer por organismos internacionales como El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la Unión Europea, el Departamento de Estado de los Estados Unidos, además de ONGs como Human Rights Watch y Amnistía Internacional.

Para Carolina Urrego, profesora del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de los Andes, en un artículo de análisis sobre el paro nacional de 2021 en Colombia, «el Gobierno ha interpretado las protestas, en su mayoría pacíficas, como un problema de orden público y ha estigmatizado a los manifestantes».

Detrás de ello, estaba el descontento generalizado de un país que llegó a un desempleo del 16%, una pobreza monetaria del 43% y una situación crítica en seguridad alimentaria, ya que, de acuerdo con Urrego, «una cuarta parte de los hogares del país consume sólo dos raciones de alimentos al día y 180.000 sólo una vez». Esto llevó a que la gota de la reforma tributaria, presentada por el gobierno Duque, rebosara el vaso de la paciencia, y un 28 de abril del 2021, miles de ciudadanos en las diferentes ciudades del país salieron a las calles a protestar, esto en medio de uno de los picos más altos de la pandemia del Covid-19.

David, quien asegura que también ejerció su derecho a la protesta, empezó a ver cómo la fotografía independiente y las letras de denuncia de diferentes artistas de la escena «underground» se transformaban en vehículos que no sólo transportaban mensajes, sino sentimientos. Eso lo llevó a formular «Memorias Inquebrantables», un documental que vio la luz en 2024.

La pieza fue galardonada el 10 de mayo del 2025 con el premio a la Justicia Social en el Hip Hop Cine Fest, uno de los certámenes más reconocidos en la escena audiovisual enfocada en el género, y desarrollado en Italia en su quinta edición. La narrativa se ameniza con la guitarra de Yoky Barrios, artista y MC bogotano que, con acordes suaves y una voz más lenta y melódica de lo que acostumbra en su música, entona: «Me les quito el sombrero a esta generación de obreros que sin miedo va al combate. Vándalos que luchan con piedras y arte es muy fácil que la ley los mate».

En entrevista con Colombia Visible, un día después de bajar del avión que lo trajo desde Roma, David nos contó sobre lo que «Memorias Inquebrantables» llevó a Italia y se trajo para Colombia:

¿De dónde nace la idea de realizar el documental?

La idea nace inicialmente de ver cómo, a través de diferentes momentos, de diferentes sentimientos, los jóvenes tenían la necesidad de narrar desde un lugar diferente el estallido social, que siempre ha estado ahí, y fue mediante el hip-hop y la fotografía.

Yo vengo de uno de los barrios de Bogotá, de un sector popular, en donde vi cómo estas luchas se manifestaban durante 2021 y 2019, durante el estallido social, a través del hip-hop, de esas letras fuertes, poder mostrar lo que sucede. Entonces nació a partir de eso y ya cuando yo estaba terminando mi carrera universitaria, tomé la decisión de, en mi tesis, hacer algo que pudiera representar a los protagonistas de ese momento.

¿Qué representa el documental?

Lo más importante es entender «Memorias Inquebrantables» como otro momento en el que los jóvenes, los colombianos, estamos pidiendo «no más guerra», que ya queremos dejar tanto enfrentamiento, que queremos detener lo que pasa en el Catatumbo, en nuestros barrios, en Bogotá, Medellín, Cali, la costa. Creo que es importante generar estos ejercicios de reflexión en torno a las personas que perdieron la vida y que han perdido la vida a lo largo de todo el conflicto en Colombia.

El documental es representativo e importante para la sociedad, que a través del hip-hop, que viene de muchos años haciendo ruido, pero que desde ahora hay una apropiación de los jóvenes muy importante. También para decir que ya somos muchas víctimas, queremos cambiar la historia; hay que resolver los problemas, ya no a bala, sino de pronto con temas de arte. Lo vimos también con el tema de los murales de las cuchas, tienen razón.

Entonces, creo que poder resolver los problemas a través de pintura, de fotografía, de hiphop, es una mejor manera que acabar con las vidas.

Según Indepaz, en el marco del paro del 2021 se presentaron 83 casos de violencia ocular. Una realidad retratada por fotógrafas alternativas presentados en el documental de Martínez. | Foto: Cortesía - Me Dicen La Negra

¿Qué mensajes encuentra que no se encuentran en los medios tradicionales?

Al momento que tú enfrentas la fotografía con el hip-hop, te das cuenta de lo crudo que puede llegar a ser la protesta social, de lo crudo que puede llegar a ser el choque entre los manifestantes con la fuerza pública, que son dos lugares distintos, pero que si uno lo analiza, son colombianos que están peleando en ese momento y que al final es en lo que hemos estado los últimos años, en guerra.

La fotografía deja estas herramientas de memoria histórica, es muy fuerte porque empieza a generar estos cambios y se empieza a analizar desde lugares como la academia.

Un ejemplo claro es Zkirla, que es el curador oficial de Hip Hop al Parque, y que hizo mucho con el tema de Colombia al ritmo de una nación, la exposición del Museo Nacional. Es muy importante porque él manifiesta cómo a través del hiphop que se venía narrando hace casi 30 años con grupos super legendarios, como Gotas de Rap y La Etnia siempre se veía el tema de la protesta social y cuando pasó el estallido, se muestra que lo que estaba pasando de pronto en temas de abuso de autoridad con los policías ya era algo que se estaba viviendo en los barrios y de pronto ese estallido se estaba gestando hace muchos años por esa inconformidad social.

¿Por qué seleccionaron esas voces?, ¿Cuáles fueron los mensajes más esperanzadores que dejó el documental?

Tomé la decisión de enlazar un poco más de quiénes eran las personas que estaban como más involucradas, las personas que estaban generando estas narrativas diferentes, y tú puedes averiguar del estallido social, vas a encontrar diferentes canciones, diferentes personas que hicieron arte, graffiti, teatro.

En esas noches de caos, justamente yo seguí a algunas personas. Entre esas estaba Me dicen la negra, que es una chica super tesa. Yo fui conociendo, a través de la curaduría que hice, de la investigación, chicas que tenía cercanas, pero que también habían participado de esos procesos en donde, a través de la fotografía, ejercían curaduría, pero también resistencia frente a lo que se estaba mostrando en el momento, porque, como decíamos anteriormente, en los medios tradicionales no aparecían muchas cosas a pesar de que la manera de informarse en Colombia en ese momento fue a través de las redes sociales. Entonces, a través de las imágenes, de los videos que se grababan, las personas empezaron a tomar conciencia.

Ya posteriormente elegí la canción para la banda sonora, que esta parte es muy importante, que fue «Nos están matando», de Yoki Barrios y Juan Pablo Barragán, porque creo que es un himno de ese momento como tal, porque lo escuchas y te puede transportar a cuando las personas colocaron en sus redes sociales la bandera de Colombia al revés.

¿Qué representa el premio?

Es súper importante, ya que a través de estos medios que nos brinda el hiphop, se crean redes a nivel mundial. Es poder mostrar una realidad que vivimos aquí en ColombiaLlegar a la Unión Europea, a un país como Italia, y traernos ese premio para Colombia demuestra que también se están haciendo las cosas bien desde las narrativas audiovisuales, pero también desde los temas de investigación.

Es crear un camino como lo ha hecho la cultura hiphop a lo largo de 50 años y poder generar esos sentidos de apropiación. El hiphop es de los rappers, es de las personas que los escuchan diariamente, pero también puede llegar a otros lugares; podemos llegarles a nuestros padres, a nuestros abuelos a través de contenidos distintos como el documental, la película, un videoclip.

Según Indepaz, en el marco del paro nacional se presentaron 75 asesinatos, de los cuales 44 fueron con presunta autoría de la Fuerza Pública. Estos hechos fueron denunciados en canciones y material fotográfico presentados en Memorias Inquebrantables. | Foto: Cortesía - María Camila Hernández

¿Cómo reivindicar el hiphop como una narrativa que se mantiene vigente a pesar de estas realidades?

Yo creo que el hiphop siempre ha tenido esta connotación de que viene del underground, del barrio, desde Estados Unidos; siempre venimos con estas connotaciones, pero dependiendo del lugar en el que se encuentre, siempre toma sus matices.

Yo creo que durante el estallido social se dio cuenta de cómo, a través del hiphop, su público se pudo unir y, digamos, se hicieron sentir de una manera distinta a través de las letras de las canciones, de las letras de los artistas. Entonces, prácticamente, lo que se hizo a través del hiphop fue primero una reivindicación a través del arte, pero en temas ya de pronto de salir, de mostrarlo de otras maneras. «Memorias Inquebrantables» también es un lugar desde donde se puede narrar.

Narrarlo desde una película, desde la misma fotografía, mezclarlo, creo que eso es lo que empieza a sacar el género de la escena underground, para que pueda llegar a otras esferas en donde hay muchas personas que pueden aportar

En los últimos años ha habido una transformación en la forma en que el público recibe estas narrativas, en parte gracias a las voces de denuncia que han surgido desde la escena. Desde su experiencia, ¿cómo percibe esa evolución en la relación entre el rap y la sociedad?

Yo la tomo como una transición muy positiva; claramente hay diferentes lugares dentro del hiphop, como en todo. Hay de pronto unas personas que son más puristas, que siguen creyendo que tiene que mantenerse underground. Y es que no puede ser que esté bien o que esté mal; creo que es importante que todos tengan acceso a la cultura.

Ahorita vemos cómo de pronto está muy de moda el tema de la moda oversize, el tema del streetwear, que de pronto antes no eran tan tomados en cuenta y que ahora incluso a través del vestuario, de la música, se está reflejando de una manera distinta

Entonces, creo que de pronto lo que se ha venido trabajando con grupos demasiado legendarios en Colombia, que hasta el día de hoy siguen saliendo muy buenos artistas por la misma realidad social que vivimos en el país, demuestra que el hiphop tiene mucho con qué transformarse e irse acomodando a lo que va mostrando el contexto, dependiendo de su época.

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