Además de la espada, otras reliquias de Bolívar que se encuentran en Bogotá

Conozca dónde se encuentran algunas de las reliquias más importantes que dejó el libertador más allá de la célebre espada que ocupó un lugar preponderante en la posesión presidencial.

En la posesión de Gustavo Petro como presidente de Colombia, la espada de Bolívar fue una de las protagonistas, al principio por su ausencia y luego por su llegada a la plaza central de Bogotá

Desde su robo en manos del M-19, en enero de 1974, la espada de Bolívar se convirtió en la reliquia más famosa que alguna vez fue propiedad del Libertador. Sin embargo, el legado de Simón Bolívar se encuentra en muchos otros objetos, además de la espada con la que lucho sus batallas. 

Escritos que hoy son patrimonio cultural y regalos que son símbolos de la hermandad entre los pueblos del sur con la que soñaba Simón Bolívar, son algunos de los vestigios que aún quedan guardados para la memoria

Bogotá, que fue por mucho tiempo la ciudad principal de la ‘Gran Colombia’ y el hogar de Simón Bolívar durante algunos años, guarda algunas de ellas, que se encuentran expuestas al público, y otras que están guardadas y su acceso restringido. 

1. La corona de Bolívar

Esta corona fue regalada a Simón Bolívar por el pueblo de Cuzco en Perú. / FOTO: Museo Nacional de Colombia
Esta corona fue regalada a Simón Bolívar por el pueblo de Cuzco en Perú. / FOTO: Museo Nacional de Colombia

La campaña libertadora de Bolívar llegó a varios rincones de América del Sur, entre ellos, a Perú aunque en el vecino país se considera a José de San Martín como el libertador. 

En noviembre de 1825, Bolívar viajó a Cuzco, un lugar donde sentían una profundidad gratitud hacía él a diferencia de la capital del vecino país. Según la tradición, más de mil mujeres cuzqueñas le regalaron a Simón Bolívar una corona de oro en forma de laurel

La corona, hecha a partir de 47 hojas entrelazadas, adornada en el frente con una figura del sol y 60 chispas de diamante, 49 perlas barrocas y un detalle de media luna que tiene tres diamantes grandes, es una pieza invaluable, no solo por la historia detrás de ella, sino por los materiales que la conforman

Esta pieza hoy se encuentra exhibida en el Museo Nacional en Bogotá, pero antes de llegar ahí vivió una serie de sucesos similares a los que vivió la espada de Bolívar. En 1860, en medio de una guerra civil, fue robada por los guerrilleros de Obando y tiempo después, al ser devuelta, regresó sin una perla.  

En 1889 fue trasladada al Banco Nacional, y luego al despacho presidencial, donde permaneció en una caja de hierro hasta 1938, año en que ingresó a las bóvedas del Banco de la República. Y el 9 de abril de 1948, mismo día en el asesinaron a Jorge Eliécer Gaitán, casi se pierde pues, la entonces directora del Banco, Teresa Cuervo Borda la estaba trasladando en medio del caos del Bogotazo en un taxi y envuelta en papel periódico. 

2. La Carta de Jamaica

La versión original en español de este documento se encuentra en el Archivo Nacional de Ecuador. Sin embargo, la traducción en inglés que leyó el británico Henry Cullen, se encuentra en Bogotá. / FOTO: Agencia de Noticias Andes
La versión original en español de este documento se encuentra en el Archivo Nacional de Ecuador. Sin embargo, la traducción en inglés, que leyó el británico Henry Cullen, se encuentra en Bogotá. / FOTO: Agencia de Noticias Andes

Probablemente uno de los documentos más importantes de la historia de América Latina en el siglo XIX, estudiada por muchos historiadores y cuya versión original en inglés está resguardada en el Archivo General de la Nación: la Carta de Jamaica. 

Bolívar escribió esta carta el 6 de septiembre de 1815 en Kingston, capital de Jamaica, en ese entonces una colonia británica, y estaba dirigida al comerciante británico Henry Cullen, con el fin de atraer el apoyo del Gobierno inglés a su causa independentista. 

El documento es considerado importante porque allí Bolívar hace un resumen analítico de la situación política que vivía la América española en aquel momento, por lo que es considerado casi que un manifiesto de sus ideas republicanas. 

Se pensaba que el documento original en español se había perdido, por lo que su traducción original al inglés que se encuentra en Bogotá era considerada el único archivo original que existía. Sin embargo, para suerte de toda América Latina, la carta original en español fue hallada en 2014 en Ecuador. 

3. La capa con capucha azul del Libertador

Esta capa fue utilizada por Simón Bolívar durante los últimos años de su vida. / FOTO: Museo Quinta de Bolívar

En el Museo Quinta de Bolívar, antigua casa bogotana del Libertador, se encuentra esta capa con capucha azul y botones y detalles en hilo dorado.  

La prenda perteneció a Simón Bolívar en los años tardíos de su vida y probablemente fue confeccionada en Perú, el lugar donde se la regalaron al Libertador.  

Según documentos, el puertorriqueño Antonio Valero, amigo cercano de Simón Bolívar, certificó esta capa en 1860 y señalaba que estaba en posesión de Carlos Herrera. Un año después, Herrera vendió la capa al pintor Luis García Hevia

La capa estuvo en posesión de privados, viajó a Londres y luego retornó a Colombia, hasta que en 1943 la Sociedad de Mejoras y Ornato de Bogotá la compró por 1.200 pesos. Ese mismo año ingresó al Museo Quinta de Bolívar donde hoy está expuesta al público. 

4. El testamento de Simón Bolívar

Siete días antes de su muerte, Simón Bolívar escribió este testamento que hoy resguarda el Museo Nacional de Colombia. / FOTO: Archivo Nacional de Venezuela

El documento que Bolívar dictó en su lecho de muerte, siete días antes de fallecer en Santa Marta, hoy se encuentra en el Museo Nacional de Colombia en Bogotá. 

Consta de cuatro páginas y estuvo durante mucho tiempo archivado en una notaría de Santa Marta. Allí fue robado, hasta que desconocidos lo vendieron al gobierno venezolano, que lo restituyó a Colombia en los años 1950. 

Según el documento, para 1930, Bolívar poseía tierras y minas en Carabobo, Venezuela y haciendo uso de ellas ordenó a sus albaceas pagar sus deudas y dividir el resto de sus bienes entres sus hermanas María Antonia, Juana y sus sobrinos Juan, Felicia y Fernando. Entre otras cosas, también donó dos libros que eran de Napoleón Bonaparte a la Universidad de Caracas

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