Anawa: turismo con propósito animalista en La Guajira

Esta fundación lidera un modelo que une turismo, atención veterinaria y educación comunitaria para reducir el abandono animal.

La Guajira registra una alta presencia de animales en condición de calle: cientos de perros y gatos viven en abandono, sobreviven al calor y a la escasez de agua. La falta de control reproductivo y la limitada atención veterinaria han agudizado esta problemática.

Así lo aseguran los creadores de la Fundación Anawa, un proyecto que busca transformar la vida de los animales y, al mismo tiempo, involucrar a la comunidad en su cuidado.

Todo empezó en el 2019, cuando Gabriel Poblete, de Córdoba, Argentina, visitó el departamento como turista. «Me llamó mucho la atención lo lindo que era, pero también la cantidad de animalitos que había en la calle», recuerda. Durante su primer viaje se vinculó con animalistas y cuando terminó la pandemia regresó a la región para apoyar una jornada de rescate. Allí conoció a Isabella Vera, psicóloga y cofundadora del proyecto, con quien comenzó a construir la iniciativa.

«Decidí formar una fundación que pudiera canalizar los recursos de las ciudades grandes hacia los lugares donde más se necesitan», asegura Gabriel. Con ese ideal, crearon Anawa en 2021, una organización enfocada en el cuidado y la protección de animales, que hoy cuenta con cuatro programas principales y una red de más de treinta animalistas locales.

La fundación funciona a través de los programas Salva, Ruta del Bienestar, Nutri y Sonríe y Aprende. 

Para Anawa el bienestar animal es sinónimo de bienestar comunitario. | Foto: Gabriel Poblete @anawa.project
Para Anawa el bienestar animal es sinónimo de bienestar comunitario. | Foto: Gabriel Poblete @anawa.project

Salva se centra en esterilización para reducir el nacimiento exponencial de animales en la calle. Cada procedimiento se acompaña de seguimiento
postoperatorio, medicación y cuidado
, asegurando que los animales vuelvan a su entorno con salud.

Ruta del Bienestar, por su parte, consiste en misiones veterinarias semanales a zonas remotas, donde auxiliares de la fundación y una red de animalistas locales ofrecen atención veterinaria. Cada semana, la sede en Riohacha prepara botiquines, medicamentos y materiales, y luego el equipo se desplaza a comunidades previamente coordinadas.

Luego está Nutri, que reparte concentrado para garantizar la alimentación de animales en condiciones vulnerables. Finalmente, Sonríe y Aprende es un programa educativo con el apoyo de líderes locales, donde se desarrollan actividades con niños para promover el cuidado animal y fomentar el respeto por los seres vivos.

Los animales llegan a Anawa gracias a la red de animalistas independientes que trabajan en distintas zonas del departamento. Cada uno es responsable de llevarlos a jornadas y dar seguimiento después de las cirugías. «No es solo operar e irnos, sino asegurarnos de que estén bien después de la intervención», explica Gabriel. La red se extiende por todo el territorio conectando comunidades enteras con la labor de la fundación.

Para financiar sus programas, Anawa se apalanca en el turismo con propósito: «unimos lo que nos llamó la atención de La Guajira, su belleza, con el propósito de ayudar a los animales que más lo necesitan», señala Gabriel. Consiste en un plan de viaje que combina voluntariado con experiencias culturales y naturales en La Guajira. Cada jornada permite a los participantes contribuir directamente a las misiones de la fundación mientras conocen la región.

Los voluntarios reciben una capacitación inicial sobre el cuidado seguro de los animales y luego participan en esterilizaciones, rutas veterinarias, distribución de alimentos y talleres educativos con niños. Todo bajo la supervisión de auxiliares veterinarios y coordinadores expertos.

«Cada voluntario puede participar hasta donde se sienta cómodo: algunos ayudan en desparasitación, otros en baños medicados o simplemente acompañan y juegan con los animales», añade Poblete.

El plan de viaje incluye alojamiento, alimentación y transporte, y su contribución financia el 100% de los programas de Anawa. | Foto: Gabriel Poblete @anawa.project
El plan de viaje incluye alojamiento, alimentación y transporte, y su contribución financia los programas de Anawa. | Foto: Gabriel Poblete @anawa.project

Además del voluntariado, recorren playas, faros y paisajes emblemáticos de La Guajira, conectándose con su cultura y naturaleza. «Los voluntarios viajan, conocen los programas, ayudan en las jornadas y también descubren los paisajes. El 100% del margen de esos viajes financia los programas», afirma el fundador. 

La Fundación brinda acompañamiento y apoyo en el translado de los animales a destinos nacionales e internacionales. | Foto: Jennifer Díaz
La Fundación brinda acompañamiento y apoyo en el translado de los animales a destinos nacionales e internacionales. | Foto: Jennifer Díaz

Jennifer Díaz, por ejemplo, viajó desde Bogotá y relata que su voluntariado «consistió en apoyar el proceso de esterilizaciones en la jornada Salva que fue llevada a cabo en Ríohacha y Mingueo. Estuve apoyando con el proceso de pelado de hembras y machos, y posteriormente terminé apoyando el proceso de dosificación de medicamentos para los mismos». También acompañó actividades educativas en la región.

Durante su estancia, Jennifer se encariñó con dos gatos llamados Macuira y Río, madre e hijo que vivían en la calle y habían sido rescatados por una animalista. «Decidí darles una oportunidad, vivir con ellos me cambió la vida, siento que tengo un motivo para llegar a casa, y verlos felices me hace feliz a mí también», añade.

Además de las experiencias turísticas, la iniciativa lleva a cabo un registro de resultados clave: «Hasta ahora hemos entregado más de 40 toneladas de alimento, trabajado con 34 animalistas independientes, atendido más de 5.000 animales y realizado cerca de 2.500 esterilizaciones», señala Gabriel.

A pesar de esos avances, los desafíos persisten. La mayoría de los ejemplares rescatados no encuentra adopción local por la cantidad de animales en la región, por lo que las adopciones dependen en gran parte de los turistas nacionales o extranjeros, que aunque se hacen de manera responsable, tienen un alcance limitado.

Así mismo, los fundadores aseguran que «de los mayores retos es ser autosostenibles. Los gastos son altos y lograr un equipo comprometido es dificilísimo». Además, la rotación de voluntarios es alta, no todos pueden dedicar suficiente tiempo y la financiación depende exclusivamente de donaciones individuales, membresías y empresas aliadas.

Ante la falta de políticas efectivas y un acompañamiento estatal constante, Anawa demuestra que el abandono animal puede enfrentarse desde la educación, la gestión comunitaria y la sostenibilidad. En La Guajira, su experiencia evidencia que el bienestar animal no solo mejora la calidad de vida de los seres que habitan el territorio, sino que también fortalece el tejido social y promueve el desarrollo local.

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