Ángela Vidal, de Buenaventura, convirtió los turbantes, una de las prendas más características de las mujeres afrodescendientes, en una forma de sanar.
Los turbantes son una de las prendas más características de las mujeres afrodescendientes. A lo largo de la historia, las mujeres afrocolombianas, negras, raizales y palenqueras de distintos territorios lo han utilizado para llevar semillas, oro, colocar encima bateas y para cubrir su pelo.
Esta prenda, que carga la historia de tradiciones africanas en América, también es utilizada por Ángela María Vidal, fundadora de Agamvi Libertad, un emprendimiento que mezcla el Trabajo Social y la moda para enseñarle a las mujeres sobre amor propio, gratitud y la vida en general, mientras explica cómo ponerse el turbante.
“Muchas personas no saben cómo utilizar el turbante, pero más que enseñarles a ponérselo, decidí hacer un proceso en el que las mujeres podamos reflexionar con esta prenda sobre nuestras vidas, nuestros cuerpos y nuestra libertad”, cuenta Ángela.
La moda y el Trabajo Social
Ángela nació en 1989 en Aguaclara, uno de los corregimientos rurales de Buenaventura, Valle del Cauca. Tras la muerte de su madre y debido a las amenazas hacia su padre, defensor de derechos humanos en el municipio, a sus cinco años se mudó a Cali, donde vive actualmente.
A los 14 años se inició en el modelaje, una experiencia que, para ella, fue difícil emocionalmente. Creciendo fue testigo de altas tasas de suicidio, de desórdenes de la conducta alimenticia, entre otros problemas dentro del mundo del modelaje.
“Muchas personas ven el valor de las otras solo por cómo se ven y, sobre todo antes, las mujeres negras éramos invisibilizadas. Me decían en los castings que era ‘muy caderona’, a pesar de tener un peso muy bajo para mi edad”, cuenta Ángela.
Luego de pasar por esas experiencias, Ángela se dio cuenta que quería aportar de alguna forma a lograr un cambio en la sociedad. Decía que la política no era lo suyo, pues luego de ver lo que vivió su padre temía entrar en ese mundo, así que cuando llego el momento de escoger el camino que tomaría en su vida decidió estudiar trabajo social.
Con su título en mano, y en el proceso de recibir el de su maestría, Ángela le apostó a combinar sus pasiones: la moda y el trabajo social, para ayudar a las demás personas a lograr una transformación personal bajo la premisa de que “ser feliz es una decisión, no una condición”.
‘Con turbantes buscamos libertad’
La respuesta a la que llegó Ángela fue su emprendimiento: Agamvi Libertad, un proceso que busca que las mujeres se sientan agradecidas, amadas y que disfruten su vida en libertad. Con una serie de talleres divididos en cinco semanas, Ángela lidera el proceso de mujeres que aprenden a utilizar un turbante, una prenda que utiliza como herramienta pedagógica y que sirve como una metáfora de la vida misma.
“La primera sesión se trata sobre el agradecer. A todas las mujeres les entrego un turbante y como ocurre generalmente cuando te entregan algo, lo primero que tú haces es dar las gracias. Allí comienza el proceso de transformación de tu vida, pues a pesar de las adversidades, de ser víctimas del conflicto, de vivir situaciones complejas, la vida ya está ahí, ya fue dada y debes agradecer por lo que tienes”, cuenta Ángela.
Luego de ello, viene la parte en la que se trabaja sobre amar. Al recibir los turbantes, las mujeres observan sus colores, texturas, diseños, que sirven como metáfora del recorrido que llevan hasta el momento en sus vidas. “Así como el turbante tiene un diseño ya establecido, nosotros tenemos un bagaje. Observándolo y sintiéndolo llegamos a amarlo como es, tal y como ocurre con nuestras vidas”, señala.
La tercera sesión aborda la experiencia sobre lo que es vivir. Allí es donde las mujeres se enfrentan por primera vez a ponerse el turbante, sin la ayuda de nadie que sepa amarrarlo. Aunque muchas de ellas jamás han usado uno, deben buscar una solución para poder ponérselo.
“No nacemos con ningún manual de vida y, más que problemas, nos enfrentamos a situaciones que debemos solucionar. Así que les digo que lo usen como les parezca mejor. Algunas han hecho bolsos, otras se lo amarran en la cabeza. Lo importante es que sientan lo gratificante que es poder hacer de la prenda algo suyo y se apropien de ella, al igual que con nuestras vidas”, explica Ángela.
Por último, las mujeres reflexionan sobre la libertad y realizan una síntesis de lo que aprendieron durante los talleres. Hoy, Agamvi Libertad ha recorrido diferentes territorios de Colombia llevando su proceso a mujeres de distintos contextos.
“Hace unos meses estuve en un encuentro en Timbiquí y en una de las actividades sobre amar, nos tomamos de las manos y le decíamos a otra persona ‘te amo’. Una mujer empezó a llorar y al hablar con ella le pregunté qué le ocurría. Siendo madre de dos hijos y teniendo pareja, me dijo: ‘nunca nadie me había dicho te amo’. Aunque no lo podía creer, de eso se trata este proceso, pues algo tan sencillo como esto permite conocernos y sanar las situaciones que nos han hecho daño”, cuenta Ángela.