En fotos: una segunda vida para animales rescatados en el Valle de Aburrá

Zorros perros, pumas, colibríes, zarigüeyas y hasta monos aulladores son rescatados y reincorporados a su hábitat por el Centro de Atención, Valoración y Rehabilitación de Fauna Silvestre (CAVR) del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, que atendió 9.600 animales en 2021.

Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre

Solo en 2021, el CAVR atendió alrededor de 9.600 animales. De estos, cerca del 85 % llegaron por los reportes ciudadanos a la Línea de Atención de Emergencias. / FOTO: Luis Bernardo Cano

Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre

En un espacio de alrededor de seis hectáreas, en Barbosa, funciona el Centro de Atención, Valoración y Rehabilitación de Fauna Silvestre (CAVR). A diario, sus dos unidades móviles recorren los 10 municipios del Valle de Aburrá para atender animales en condición de vulnerabilidad. / FOTO: Luis Bernardo Cano

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Los animales rescatados se trasladan a una estación ubicada en el Jardín Botánico de Medellín, en donde se realiza una valoración inicial. En la tarde, son llevados al centro en Barbosa donde inicia el proceso de evaluación, recuperación y posterior liberación. / FOTO: Luis Bernardo Cano

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El primer paso, entonces, es el triage. El equipo veterinario del CAVR realiza un chequeo donde se define el tratamiento, así como la zona de la clínica veterinaria a la que se enviará el animal: neonatos e infantiles, adultos, adaptación o rehabilitación. / FOTO: Luis Bernardo Cano

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Uno de los casos más comunes es el de las aves. Cuando los pichones aprenden a volar, muchas veces caen del nido. Las personas, preocupadas por su bienestar, las toman y llaman a la línea. Es el caso del currucutú, en la imagen, que fue rescatado con apoyo de los bomberos de Caldas en el Parque Hábitat del Sur. / FOTO: Luis Bernardo Cano

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Si aún son animales jóvenes, su proceso de crianza se termina en el área de neonatos. Antes de esto, son examinados por los veterinarios del CAVR para detectar tempranamente cualquier enfermedad. / FOTO: Luis Bernardo Cano

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Las zarigüeyas son los animales que más llegan al CAVR. Son rescatados siendo neonatos, infantiles o juveniles, y usualmente víctimas de maltrato. A pesar de que suelen ser atacados por su apariencia, ya que la gente los confunde con ratas, estos marsupiales tienen una gran importancia ecológica: dispersan semillas, por lo que ayudan a reforestar, y también controlan plagas, gracias a sus hábitos alimenticios. / FOTO: Luis Bernardo Cano

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El cuidado de las zarigüeyas más pequeñas, que muchas veces llegan huérfanas, incluye una transición gradual para condiciones ambientales en las que puedan sobrevivir, así como dietas especiales. Cuando llegan a pesar 250 gramos se liberan, posteriormente se les realiza un seguimiento biológico. / FOTO: Luis Bernardo Cano

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El proceso de crianza artificial incluye a otras especies como los colibríes. El 15 de febrero, en la unidad de neonatos del CAVR había cuatro de estos animales. La cifra cambia a diario. / FOTO: Luis Bernardo Cano

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No es sencillo. Al ser el ave más pequeña del mundo y por sus requerimientos de energía, necesitan de una vigilancia completa, con 14 asistencias entre las 6 a. m. y las 9 p. m. para, por ejemplo, suministrarles el néctar que consumen. / FOTO: Luis Bernardo Cano

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Al CAVR también llegan casos como el de esta hembra de mono aullador, que ingresó el 13 de febrero. Sin embargo, estos ingresos no son comunes, pues no son animales endémicos del Valle de Aburrá, sino que llegan por tráfico ilegal. / FOTO: Luis Bernardo Cano

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Al ver que sus colmillos fueron arrancados, se confirmó que esta hembra de mono aullador había sido traficada. En este tipo de casos, el CAVR coordina con las corporaciones autónomas regionales para que los animales vuelvan a su hábitat natural. / FOTO: Luis Bernardo Cano

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Así las cosas, el Centro de Atención, Valoración y Rehabilitación de Fauna Silvestre (CAVR) se ha convertido en un espacio para garantizar el bienestar de las 100 especies de mamíferos, 521 de aves y 44 de reptiles que habitan en el Valle de Aburrá. / FOTO: Luis Bernardo Cano

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