Esta red de voluntarios facilita el acceso a la educación superior a estudiantes de zonas rurales

En los rincones rurales donde soñar con la universidad parece un lujo, dos profesoras decidieron cambiar la historia creando ConEducación, una fundación que acompaña, orienta y defiende la educación como un derecho y no como un privilegio.

En Colombia, el acceso a la educación superior sigue siendo un desafío significativo, especialmente para los bachilleres de zonas rurales. Según datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), para 2022 solo el 8% de las personas en estos territorios han asistido alguna vez a una institución de educación superior, en contraste con el 30% a nivel nacional.

Las cifras reflejan las barreras que enfrentan muchos jóvenes, especialmente en regiones apartadas para acceder a la educación superior. Factores como la falta de infraestructura, limitaciones económicas y la escasa oferta académica en sus territorios contribuyen a esta problemática.

Fue por eso que, María Carolina Amorocho, bióloga y docente, y Yuliana Palacio, licenciada en lenguas extranjeras —primera egresada universitaria de su familia—, crearon la Fundación ConEducación en plena pandemia. Lo hicieron con una convicción clara: que el acceso a la educación superior no debe ser un privilegio ni depender del lugar donde naciera una persona.

La historia comenzó cuando ambas, apasionadas por compartir el conocimiento, se conocieron en Estados Unidos mientras cursaban una maestría en la Universidad de Boston. María Carolina se especializaba en enseñanza de las Ciencias, y Yuliana, que aun vive en esa ciudad, en Educación y Política Pública.

Las dos venían de contextos distintos —para María Carolina, la educación ha sido siempre una apuesta de amor y para Yuliana, fue una conquista familiar, pero compartían algo fundamental: la vocación por enseñar. En medio del aislamiento y el cierre de colegios, decidieron hacer algo desde lo que sabían hacer mejor: acompañar, formar, tender redes.

“Durante la pandemia, ambas como profes en Estados Unidos, en condiciones de mayor privilegio pero también preocupadas por lo que ocurría en Colombia, tanto social como educativamente, nos preguntamos cómo podíamos contribuir desde nuestra experiencia. Así, en 2020 iniciamos talleres de capacitación docente para la educación virtual, con el objetivo de ayudar a los profes a enseñar de manera diferente y evitar que los estudiantes se sintieran desvinculados”, cuenta María Carolina.

Durante la pandemia, María Carolina Amorocho y Yuliana Palacio crearon la Fundación ConEducación con un propósito firme: garantizar que el acceso a la educación superior no sea un privilegio ni esté determinado por el lugar de origen. | Foto: Cortesía - ConEducación

Fue en abril de 2021 cuando la organización dio un paso crucial con el lanzamiento de su primer programa, Somos Bachilleres, momento en el que se consolidó formalmente como fundación.

“Los estudiantes no tenían idea de cómo era el proceso para entrar a la universidad, ni con quién hablar, ni qué hacer”, recuerda. “Entonces, montamos el programa para acompañarlos, para que esas ganas que tenían de estudiar y transformar sus vidas no se quedaran atascadas en los obstáculos”.

Su origen se remonta a un encuentro casual con dos jóvenes de diferentes municipios, cuyas historias personales marcaron el inicio de la iniciativa.

Uno de esos casos fue el de Judi Angulo, una joven de Imbilí, en la zona rural de Tumaco, y otro, el de Jerson Rincón Pan, un joven de Orocué, en Casanare. Curiosamente, ambos se pusieron en contacto con la fundación en la misma semana, expresando su deseo de estudiar y su desconocimiento sobre cómo acceder a la universidad.

“Hace más o menos dos años, yo me encontraba iniciando grado once. Tenía una preocupación constante: preguntarme qué iba a hacer después de graduarme del colegio. Tenía claro que quería estudiar Biología, pero no sabía cómo buscar la información, ya que, al haber vivido en zonas rurales, siempre se me hizo más difícil acceder tanto a la información como a la tecnología», relata Jerson.

Además, agrega, le preocupaba no estar bien preparado para las pruebas Icfes. A pesar de buscar alternativas en línea, el hallazgo siempre era el mismo: videos y plantillas de exámenes de años anteriores, llevándole a sentirse frustrado.

«Comencé a indagar y me encontré con un amigo que hacía parte de una fundación que se enfocaba en ayudar a jóvenes de diferentes municipios con poca accesibilidad, tanto en la preparación para el Icfes como en brindar orientación sobre todo lo que implica el camino del colegio hacia la educación superior. Así fue como terminé siendo parte de la primera cohorte de ConEducar.”

Así comenzó a consolidarse la fundación: fue legalizada primero en Estados Unidos en 2021 y, posteriormente, en 2023, se constituyó legalmente en Colombia, tras el regreso de María Carolina al país. Aunque legalmente operan como dos organizaciones distintas, ambas están estrechamente vinculadas y bajo un mismo propósito, además de conservar su esencia como organización sin ánimo de lucro.

Una red virtual que acompaña y transforma

Aunque las clases son 100% virtuales, la Fundación ConEducación realiza visitas presenciales una vez al año para fortalecer el vínculo con los estudiantes y conocer de cerca sus contextos. En la imagen, una jornada en un colegio de La Calera. | Foto: Cortesía - ConEducación

A través de su modelo virtual, ConEducación ha llegado a seis municipios del país: Mutatá (Antioquia), Titiribí (Antioquia), Orocué (Casanare), El Cairo (Valle del Cauca), La Calera (Cundinamarca) y Tumaco (Nariño). También desarrolla su trabajo en acompañamiento académico, orientación vocacional, apoyo psicosocial y mentoría. En sus cuatro años de existencia, ha trabajado con más de 90 estudiantes, con un enfoque de formación mucho más personalizado que el de los modelos tradicionales.

Cada joven recibe orientación individual a través de un sistema de voluntarios ubicados en distintas partes del mundo. Este formato no solo facilita el acceso, sino que también fomenta el intercambio cultural y el conocimiento de otras realidades.

«Algo que me encanta de la virtualidad es que permite que estudiantes de lugares distintos se conozcan y compartan. Tenemos mentores en muchas partes del mundo, y eso les abre la cabeza a nuevas realidadesPor ejemplo, el programa incluye un componente de mentoría donde cada estudiante cuenta con un guía que lo acompaña de cerca durante todo su proceso, siendo un apoyo constante«, añade la co-fundadora.

Somos Bachilleres

El programa central de la Fundación, acompaña a estudiantes rurales durante su último año escolar, desde noviembre, cuando finalizan décimo, hasta catorce meses después, al terminar el grado once. A lo largo de cinco ciclos —del 0 al 4— los y las participantes reciben formación integral que busca no solo mejorar sus resultados académicos, sino también prepararlos para enfrentar con confianza el proceso de ingreso a la educación superior.

El componente académico refuerza habilidades en matemáticas, comprensión lectora y pensamiento crítico. Además, ofrece una preparación específica para los distintos módulos de las pruebas Saber 11, cuyos resultados son decisivos al momento de acceder a universidades públicas y privadas, así como a programas de becas y financiación.

Incluye también un acompañamiento psicosocial que les ayuda a gestionar su tiempo y emociones, y les ofrece orientación vocacional para elegir una carrera profesional. Muchos de estos jóvenes son los primeros en sus familias en aspirar a la universidad, por lo que el programa también los guía en el proceso de inscripción y selección de instituciones educativas.

Cada estudiante cuenta con una mentoría semi personalizada, un tutor que lo acompaña durante todo el proceso, y una vez finalizan el ciclo, ingresan a Alumni, una red de apoyo para su transición a la educación superior. Allí participan en paneles con profesionales de distintas áreas, quienes les comparten experiencias, resuelven dudas y los motivan a continuar sus estudios.

¿Cómo ingresar a la Fundación?

Actualmente, la fundación cuenta con 40 voluntarios comprometidos con su misión de transformar vidas a través de la educación. | Foto: Cortesía - ConEducación

El ingreso tanto de estudiantes como de colaboradores pasa por un proceso cuidadoso. Para quienes desean ser parte del programa como beneficiarios, es fundamental entender que se trata de una iniciativa voluntaria. Esto significa que debe nacer del deseo genuino de aprender, crecer y comprometerse con el proceso. No basta con postularse: de todas las personas que se inscriben, solo la mitad logra ingresar al programa, pues se prioriza a quienes han tenido un acceso limitado a una educación de calidad y demuestran compromiso y motivación reales.

De igual manera, para conformar el equipo de trabajo, cuando se abren vacantes en alguna área específica, se lanzan convocatorias abiertas. El área de Recursos Humanos se encarga de gestionar los perfiles, adelantar las convocatorias y realizar los primeros filtros de selección. 

Actualmente, la fundación cuenta con 40 voluntarios comprometidos con su misión.

Además de la experiencia profesional, se busca que quienes se unan compartan la convicción de que la educación transforma vidas. Uno de los mayores orgullos del equipo es su calidad humana. Las personas que llegan a la fundación lo hacen con un profundo compromiso por construir un país más equitativo, en paz y respetuoso de la diversidad.

Una apuesta sostenida con voluntariado, donaciones y convicción

En Colombia, solo el 8% de los jóvenes rurales han accedido a la educación superior, frente al 30% a nivel nacional, según cifras del DANE para 2022. | Foto: Cortesía - ConEducación

Aunque Somos Bachilleres es gratuito para los estudiantes, su sostenimiento implica costos significativos. ConEducación cubre materiales como libros de preparación Pre-ICFES, el valor de los pines de inscripción a universidades y los gastos de transporte, alimentación y hospedaje para que los jóvenes puedan presentar la prueba PreSaber, un simulacro clave para mejorar su desempeño en el examen Saber 11.

El programa se mantiene gracias al trabajo 100 % voluntario de su equipo, donaciones individuales y un sistema de apadrinamiento que permite cubrir parcial o totalmente los gastos de los estudiantes. También han recibido algunas becas, como la otorgada por Global Change Makers y otra por Social Shifters, además de organizar eventos de recaudación, especialmente en Estados Unidos, donde el cambio de moneda amplifica el impacto de las contribuciones.

A pesar de los desafíos económicos, el mayor valor del programa está en las personas que lo hacen posible. Como afirma la directora de la fundación:

“El recurso más importante que tenemos no es solo económico. Es el recurso del conocimiento, es la gente: todo el equipo de personas voluntarias que nos regalan su tiempo y nos permiten transformar vidas a través de la educación”.

Si quiere colaborar, puede comunicarse con @ConEducación o al número 313 230 4446.

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