El proyecto que busca rescatar la historia del barrio Arenal en Barrancabermeja

Cinco crónicas sonoras y una galería de 19 fotografías reviven la historia de uno de los barrios populares con más tradición en el puerto petrolero.

El nombre del barrio Arenal recuerda uno de los oficios principales del lugar: los areneros. Se trata de personas que se sumergen en el Magdalena para recolectar arena. / FOTO: Gladis Mendez y Zulynm Ortiz

En la década de 1980 se asentaron en la rivera del río Magdalena, en la actual Comuna 1 de Barrancabermeja, decenas de familias campesinas y pescadoras que habían perdido sus hogares a causa de una serie de inundaciones que se dieron en otro sector de la ciudad. 

Lo que comenzó como una reubicación temporal coordinada por la comunidad misma, se trasformó luego en un asentamiento permanente de varias organizaciones comunitarias dedicadas a trabajar por el bienestar de sus habitantes. Con el tiempo esto daría pie a la constitución del barrio Arenal. 

A aquel barrio llegaron 40 años después Gladis Méndez, de 55 años, y Zulynm Ortiz ,de 27, ambos estudiantes de comunicación social del Instituto Universitario de la Paz, Unipaz, para realizar su proyecto de grado: una investigación con el objetivo de rescatar la memoria del barrio que, a pesar de su rica e importante historia, suele ser recordado entre los locales solo por las situaciones de violencia que ha sufrido a lo largo del tiempo. 

Llegaron por primera vez cuando estaban en cuarto semestre. Un amigo habitante del barrio las introdujo a la comunidad y, de a poco, en varias visitas, fueron conociendo todo más allá del estigma. Así decidieron realizar su investigación en conjunto con sus habitantes, con el objetivo rescatar la historia del lugar. 

“Decidimos trabajar en Arenal porque es un sector que ha sido muy estigmatizado desde hace mucho tiempo por la sociedad y por los medios de comunicación, solo salen noticias malas del barrio, pero nosotras queríamos mostrar todo el potencial que hay allí. El potencial con el que nos encontramos”. 

Un fortín de la cultura autóctona de Barrancabermeja

Por estar ubicado a la orilla del río Magdalena, Arenal es un barrio de gran tradición pesquera y esta es una de sus principales actividades económicas. / FOTO: Gladis Mendez y Zulynm Ortiz

Zulynm dice que en Arenal, a diferencia del resto de la ciudad, donde ella asegura que se han olvidado las tradiciones culturales y autóctonas, aún se conservan las prácticas, oficios y costumbres que la componen. 

De entrada, el nombre del barrio recuerda uno de los más populares oficios del lugar, fundamental para la industria constructora de la ciudad: los areneros. 

Hombres y mujeres que, en la madrugada, inclusive antes de la salida del sol, se internan en las frías y oscuras aguas del Magdalena con nada más que un balde y sus pulmones, que parecen más branquias, para extraer arena del fondo y llenar así toda una canoa que luego se distribuirá en diversos puntos de venta en el barrio y otros lugares de la ciudad. 

Allí se encuentran con los paleros, quienes se encargan de ‘palear’ la arena y ponerla sobre bandas mecánicas para empacarla y luego distribuirla a clientes, mayoritariamente empresas constructoras. 

“No hay obras en Barrancabermeja que no tengan arena del barrio Arenal” cuenta Gladis. 

Y agrega: “También hay pescadores que por semanas enteras se internan en el río, lejos de sus familias y de sus hogares, buscando su sustento, tirando chinchorro y atarraya, como dicen allá, para pescar y traer esos productos para vender y dar alimento al pueblo”. 

Mujeres que se dedican al reciclaje y al mismo tiempo conservan las recetas tradicionales de platos típicos como los bollos de mazorca y los fritos como las papas rellenas y las empanadas que venden acompañadas de avena o frescola.

También hay campesinos que tienen pequeñas parcelas al otro lado del río, donde cultivan diversos productos con los que “abastecen de comida al pueblo de Barrancabermeja”. 

Arenal es, entonces, el lugar donde converge toda una amalgama de saberes, prácticas y costumbres que han sido conservadas, en últimas, por una comunidad resistente y con una sorprendente capacidad organizativa y de articulación. 

La asociatividad, pilar fundamental de Arenal

La organización Auténticos Ribereños surgió como la primera en trabajar en temas culturales en el barrio. Con ello han creado espacios para alejar a los jóvenes de la violencia. / FOTO: Gladis Mendez y Zulynm Ortiz

Durante su investigación, Zulynm y Gladis encontraron “una comunidad muy unida de personas trabajadoras y esforzadas por salir adelante. Luego de 40 años de existir el barrio, todavía no ha sido legalizado por parte de la institucionalidad y por eso el gobierno distrital no lleva inversión social, entonces hay muchas necesidades básicas insatisfechas que, si bien continúan así, la comunidad se ha organizado para suplir”. 

En ese sentido, por ejemplo, Zulynm cuenta que fue a partir de esa capacidad organizativa que desde la Junta de Acción Comunal gestionaron la construcción de la escuela del barrio, un evento importante no solo por la profunda relevancia del lugar, sino porque no es común que cada barrio tenga su propia escuela, “pero este sector, que fue construido por campesinos, agricultores, pescadores, logró tener la suya propia gracias la comunidad” sostiene.

Por otra parte, en el barrio se han consolidado múltiples organizaciones comunitarias dedicadas, precisamente, a generar acciones para suplir las necesidades de sus habitantes. Así, por ejemplo, Gladis y Zulynm destacan el trabajo, entre otras, de Caminos de Esperanza, una de las más antiguas organizaciones barriales de Arenal, dedicada, dice Gladis, a “rescatar a los niños y jóvenes de la violencia” a través del trabajo en tres áreas particulares: educación, salud y deporte.

“Ellos están desde que estaba la violencia por el conflicto armado que pegó muy duro en Barrancabermeja, y Arenal no fue la excepción. Aquí traían a la gente a matarla y a echarla al río, primero la guerrilla y después los paramilitares, por eso ha sido tan estigmatizado el barrio” cuenta Gladis. 

De la misma manera, el trabajo que realiza la Escuela Artística Auténticos Ribereños ha sido también fundamental pues fue la primera organización en comenzar a trabajar los temas de arte y cultura en el barrio.  Desde allí ha construido diversos programas de danza, teatro y poesía, así como dos festivales literarios, con los que ofrecen alternativas para los jóvenes en su tiempo libre que es cuando se encuentran más vulnerables. 

Una juventud consciente y activa

Reforma Juvenil surgió en el marco del Paro Nacional del 2021 y se dedica a realizar acciones para el bienestar de la juventud del barrio. / FOTO: Gladis Mendez y Zulynm Ortiz

Pero los programas y proyectos comunitarios para la juventud del barrio no solo han venido desde organizaciones ya consolidadas y con años de trayectoria en trabajo comunitario, sino también desde la juventud misma que, según cuentan Gladis y Zulynm, ha estado particularmente organizada desde el estallido social de abril del 2021. 

Ya desde antes habían jóvenes involucrados en procesos de incidencia política, así como de trabajo en fundaciones y organizaciones como Caminos de Esperanza y Auténticos Ribereños y de esa manera “mirando su barrio desde otro punto de vista”, pero fue a raíz del Paro Nacional del 2021 que comenzaron a organizarse de manera más concreta. 

Fue así que nació Reforma Juvenil, un grupo de jóvenes de Arenal y del barrio aledaño La Victoria, cuyo objetivo inicial era llevar a las calles los reclamos de su comunidad pero que luego de culminado el estallido, continuaron su trabajo realizando diversas actividades culturales, pedagógicas y de incidencia política con la comunidad, así como la recuperación de espacios frecuentados por jóvenes, como las dos canchas de fútbol que hay en el barrio, que están en proceso de reconstrucción total. 

“Son jóvenes” dice Zulynm “que están construyendo desde la cultura, la educación y el deporte”. 

Además de ello, la Junta de Acción Comunal está hoy presidida por Emilio Méndez, uno de los jóvenes integrantes de Reforma Juvenil, organización que cuenta con representación política formal luego de que Marlon Méndez, hermano de Emilio y fundador de Reforma Juvenil, ganara un puesto en los Concejos de Juventud.

“Estos jóvenes se han tomado el liderazgo y con su conocimiento y el entendimiento que tienen del territorio y su comunidad han aportado mucho a ella y han mostrado todo lo que hay en el barrio más allá de la violencia, han dicho ‘aquí estamos, aquí está el Arenal’ y la gente en Barranca a comenzado a voltear la cabeza hacia allá”. 

Eso al punto de que la institucionalidad ha comenzado a llegar más al territorio y se ven con más frecuencia funcionarios de diversas entidades que llegan a atender las necesidades de la población. También gracias a la investigación de Zulynm y Gladis, en la que la comunidad, mucho más que ser un objeto de investigación, fue también investigadora y contribuyó de manera activa a la creación de los productos finales. 

'Arena, pesca y ribera': una investigación por y para la comunidad arenera

Muchas de las mujeres del barrio se dedican a la elaboración de bollos de maíz y fritos con recetas tradicionales de la región. / FOTO: Gladis Mendez y Zulynm Ortiz

‘Arena, pesca y ribera’ fue el título que recibió la investigación, cuyos productos finales, más allá del documento que recoge todo el proceso, fueron cinco crónicas sonoras y una galería de 19 fotografías que cuentan la historia del barrio de manera cronológica y que hoy están expuestas en el salón comunal del barrio. 

La investigación partió de la teoría de la comunicación para el cambio social, que viene de la Escuela Latinoamericana de la Comunicación, de la mano de pensadores como Luis Ramiro Beltrán y Jesús Martín Barbero y que fundamentalmente sostiene que la comunicación no puede ser un proceso unidireccional en el que un sujeto externo reporta o cuenta algo en particular de una comunidad, sino que esta debe estar profundamente vinculada en ese proceso de relato de su experiencia, tanto en la manera de hacerlo, como en su propósito. Además, se trata también de dar las herramientas para que esas comunidades puedan realizar sus propios procesos comunicativos. 

En ese sentido, en la elaboración de la investigación y sus productos, la población arenera fue protagonista: “La comunidad hizo sus propias piezas y los habitantes fueron los que realizaron las crónicas, por eso es con sus voces, son ellos los que cuentan las historias, recordando también que Jesús Martin Barbero dice que debe ser la comunidad quien exprese, con su lenguaje popular, su propia historia”. 

Para cumplir con ese objetivo, la imagen y la fotografía también se convirtieron en herramientas útiles en la medida en que permite retratar a las personas en su cotidianidad, en sus oficios y su vida diaria: “mostrar lo que en realidad es el barrio, lo que hay allí: la capacidad económica, el liderazgo, la gastronomía, la cultura, las personas”. 

Todo eso, en últimas, para dejar atrás una indistinta asociación entre Arenal y la violencia pues, si bien todavía hay mucho por hacer, es la voluntad y la capacidad de sus habitantes de articularse y construir de manera conjunta soluciones a los problemas y las necesidades que los aquejan, así como para atender sus intereses, lo que destaca y sobresale. 

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