Talleres que van desde bisutería y arte a través del reciclaje hasta mecánica de motos. Para Yaneth Murcia, lideresa local detrás de la iniciativa, la transformación de una comunidad también implica fortalecer las oportunidades de emprendimiento.
Desde hace siete años que Yaneth Murcia se dedicó a llevar talleres y cursos de formación del Sena a su territorio. Esta lideresa de la urbanización La Gloria, ubicada en Florencia, siempre ha soñado con la creación de una casa dedicada a los emprendimientos comunitarios.
“Empecé a traer talleres para mujeres víctimas del conflicto armado y madres cabeza de hogar, la idea era que mediante el SENA aprendieran a hacer actividades que se convirtieran en una forma de ingreso para mantener a sus familias”, dijo Murcia.
Su liderazgo y organización la dieron a conocer en el territorio como una mujer que apoya a los demás y les ofrece opciones para salir adelante. Por eso, la Alcaldía de Florencia le donó un terreno para la construcción de la Casa del Emprendimiento, un espacio creado gracias a la articulación del SENA, el Batallón de Desminado Humanitario y la Gobernación de Caquetá, instituciones que también apoyaron con el material y la mano de obra.
“En la Casa del Emprendimiento se harán los talleres de formación del SENA y en un salón se mostrará todo lo que hacen, como una especie de mercado de emprendedores”, comentó.
La casa estará terminada a finales de marzo y, aunque al principio se enfocaría sólo en crear espacios seguros para las mujeres, para Murcia es importante que todas las personas que hacen parte del territorio sientan como propio el lugar.
“Yo quiero que participen jóvenes, adolescentes, niñas y niños, mujeres, hombres, personas mayores”, aseguró.
La lideresa que está transformando al Caquetá
Murcia se ha caracterizado por ser una mujer líder en su territorio. A nivel nacional es defensora de las víctimas y desde que llegó a su barrio empezó a formar grupos de mujeres que quisieran aprender a crear mediante el uso de sus manos.
“Al principio los hacía en el corredor de mi casa, en el andén, me prestaban corredores de las casas vecinas y en cada uno hacíamos un taller, otras veces utilizábamos las cocinas para los encuentros que eran de alimentos y al final dábamos lo que se preparaba”, recordó.
Aunque no tiene una cifra exacta, asegura que por lo menos 1.300 personas han participado de sus actividades durante estos siete años, con grupos entre 25 y 30 personas.
Talleres según los intereses de la comunidad
Talleres de bisutería, arte mediante el uso de implementos reciclados, cuadros en piedra, pintura en tela, procesamiento de alimentos, decoración de interiores, modistería, mecánica de motos, lámparas hechas con cartón, entre otros, Yaneth asegura que hay para todos los gustos.
Los espacios de formación pueden durar desde 25 hasta 90 horas, de acuerdo al nivel de dificultad que tengan, y resalta que, si alguna de las actividades tiene más acogida, siempre se busca abrir más convocatorias.
“Somos mujeres empoderadas que creemos en nuestras ideas. Lo más hermoso es el corazón y el amor que le ponemos a las cosas. Y lo hacemos muy bien”, concluye.