Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla son algunas de las ciudades colombianas que albergan en sus calles hogares, y hasta castillos, que parecen estar embrujados.
1. La vivienda del fantasma que regala mangos en Envigado
En el barrio La Magnolia, en Envigado, Antioquia, se encuentra una casa adornada con un gran árbol de mangos, donde se dice que aparece un niño a ofrecer mangos maduros, aún fuera de temporada, a quienes juegan con él.
Según explica la periodista e investigadora española Mado Martínez en su libro Colombia Sobrenatural, estos objetos que entregan los fantasmas se conocen en el mundo paranormal como ‘aportes’ y son fenómenos muy extraños que solo se presentan en las casas embrujadas.
Aunque, según la historia, el fantasma del niño que regala mangos llegó a ser peligroso para una familia que vivió allí a mediados de 1990, porque casi logra que un joven que jugaba con él se suicidara (para convertirse en su eterno amigo de juegos), quienes viven en la casa en el momento dicen que se han acostumbrado a vivir con el espíritu del niño y que este es inofensivo.
Se cree que este fantasma perteneció a un joven indígena que vivió en el lugar, dado que, cuando hicieron una excavación alrededor del árbol de mangos, encontraron un cofre que guardaba los huesos de un niño, ropas y juguetes.
2. Restaurante La Bruja en Bogotá
Ubicado en el barrio colonial La Candelaria, en Bogotá, el Restaurante la bruja fue inaugurado en 2002 en una antigua construcción que en la época de Rojas Pinilla sirvió como un calabozo.
Según el relato popular, por esos años una mujer visitaba frecuentemente el calabozo preguntando por su hijo desaparecido, llevando comida a los guardias, para que estos se apiadaran de ella y le dieran alguna información.
Con el tiempo cuentan que la mujer se hizo muy amiga de los guardias del sitio y como esta mujer sabía leer el tarot, les contaba su futuro y tenía contacto con las almas de los muertos, que desde esa época se presentan en el lugar.
Otros ciudadanos cuentan que la señora, desesperada por no encontrar a su hijo, enloqueció y murió luego de un tiempo en una completa soledad. Su alma, de acuerdo a esta versión, es la que se le aparece a los empleados y visitantes del restaurante.
Aunque esta sea solo una leyenda, los trabajadores del restaurante aseguran que hay un fantasma que ronda la cocina, les cambia las cosas de lugar, les desamarra los delantales, les da palmadas en la espalda y a algunos les ha soplado en la cara, haciendo que muchos renuncien.
También algunos clientes han dicho sentir la presencia de un fantasma en el lugar y han abandonado el restaurante sin terminar de comer.
3. Castillo Marroquín en Bogotá
El Castillo Marroquín, ubicado en la vía La Caro, en la salida de Bogotá hacia el norte, fue construido a principios del siglo XX con un estilo medieval francés.
La casa está llena de historias extrañas y supuestas apariciones paranormales en las noches, lo que la ha convertido en uno de los lugares más terroríficos de Colombia.
El primer suceso extraño ocurrió cuando Trinidad Ricaurte y Nariño, madre de José Manuel Marroquín Ricaurte, ex presidente de la República, desapareció una tarde justo antes de que empezaran a rezar la misa.
Algunos dicen que se ahogó en el río Bogotá, aunque nunca encontraron el cuerpo, y otros aseguran que se fugó con un amante a Londres.
Desde esas épocas, cuenta la leyenda, vivir en el castillo ya era en extremo difícil, por las apariciones paranormales. La familia que había comprado la casa de manos de los Marroquín decidió abandonarla y tras mucho tiempo el espacio fue alquilado y convertido en cabaret.
Posteriormente, volvieron a alquilarlo y lo convirtieron en un hospital psiquiátrico. En esos tiempos dos internos acabaron suicidándose y los sucesos paranormales en la propiedad aumentaron.
Luego llegó Guillermo Villasmil, un petrolero venezolano que compró la propiedad; le hizo algunas reformas, habilitó ciertas habitaciones, mandó construir una piscina, recorrió famosos anticuarios para amueblar el sitio y el mismo día en el que iba a inaugurar la residencia con una fiesta, se estrelló la avioneta en la que volaba de regreso.
Su siguiente dueño gastó grandes sumas de dinero en una pitonisa porque, aparentemente, tenía problemas con las apariciones de la casa. Además, mientras era propietario de la residencia sus dos hermanos aparecieron muertos.
El castillo hoy funciona como centro de convenciones y eventos y en él, se dice, siguen apareciendo fantasmas, con tanta frecuencia que ya tienen nombres.
Por un lado, hablan de La Zancona, una mujer de largas piernas vestida totalmente de negro, con la cabeza cubierta y una criatura muerta entre sus brazos, que aparece en la parte de atrás del lugar.
También se dice que aparece puntualmente, entre las 7:30 y las 8:00 p.m., un hombre de unos dos metros de estatura, enfundado en una capa y un sombrero de copa negros, que camina en dirección al bosque y allí se le pierde el rastro.
4. Casa de José María de Cordovez en Bogotá
La antigua casa de José María Cordovez Moure, autor de Reminiscencias de Bogotá, se encuentra en uno de los barrios más antiguos de Bogotá, La Candelaria.
Allí, aseguran que en el primer piso el fantasma de una mujer golpea las puertas, hace crujir la madera de los entrepisos, desordena las cosas y a veces deja ver su sombra.
En la segunda planta dicen que en las noches se escuchan los gritos de auxilio de un hombre que llama a su madre y al que a veces también se le ve fumando en los largos pasillos y en los baños.
5. Casa del Diablo en Ciénaga, Magdalena
Cuenta la leyenda que, a principios del siglo XX, un hombre de escasos recursos llamado Manuel Varela realizó un pacto con el diablo para obtener riquezas y prosperidad a cambio del alma de sus trabajadores
Durante la bonanza bananera Varela adquirió rápidamente una fortuna que le permitió comprar tierras y contratar a numerosos trabajadores. Se rumoreaba que en su finca desaparecían tanto niños como sus propios trabajadores.
Tras su muerte, a mediados de la década de los 50, la comunidad dijo que, en su mansión, llamada Manuelita, empezaron a pasar supuestos fenómenos paranormales, por lo que los lugareños le pusieron el nombre de la Casa del Diablo.
Muchos creen que hay fuerzas diabólicas viviendo en ese lugar, que por las noches dicen que el terreno huele a azufre y que es posible ver ojos rojos asomándose desde las ventanas.
6. Castillo de Alboraya en Barranquilla
En la ciudad de Barranquilla, esta edificación con más de dos siglos de existencia hace parte de la lista de casas con fantasmas. Según cuenta la leyenda, el dueño de la propiedad era un español mestizo de apellido Rondón, quien era famoso por sacar sus caballos en las noches y por el maltrato al que sometía a sus esclavos.
Se dice que Rondón salía en las noches en busca de niños y hombres del sector para llevarlos a su casa y torturarlos.
Hoy en día, el castillo abandonado y en ruinas de La Alboraya se encuentra oculto tras los muros del colegio que lleva el mismo nombre.
Los vecinos del sector y vigilantes del colegio aseguran escuchar a caballos relinchar y galopar en la medianoche, además de gritos y lamentos que provienen de la propiedad. Muchos ya están acostumbrados a la situación.
7. Antigua mansión Yidi en Barranquilla
La Antigua mansión Yidi, donde hoy funciona la sede central de la empresa Triple A, fue construida en 1927 y ha pasado por tres familias.
Se dice que es una de las casas con mayor actividad paranormal en Barranquilla, y ha llamado la atención de versados investigadores como el periodista Ernesto MacCausland, que hace 20 años se internó en la casa con una médium para contar la historia.
Secretarias, vigilantes y trabajadores de la casa han asegurado que sienten, escuchan y hasta han visto al antiguo dueño de la mansión, Emilio Yidi, un inmigrante palestino fundador de unas industrias de cremalleras, que vivió aquí con sus ocho hijos. Al morir, como era costumbre: fue velado en casa.
8. Mansión de la calle 53, Jardines del Recuerdo, en Barranquilla
La mansión, declarada bien de interés cultural y construida hace más de un siglo es una de las obras más importantes de Barranquilla, por poseer características de la arquitectura renacentista y por su criterio en la arquitectura neoclásica.
Aquí dicen que se aparece un niño jugando con un balón, energía que fue confirmada por Diana Farfán, una empresaria que vivió dos años en El Prado y asegura tener el don de contactarse con energías sobrenaturales.
9. Hotel Royal en Barranquilla
Según narra la leyenda, en el Hotel Royal se había celebrado un matrimonio pero, una vez terminada la fiesta, el novio y la novia se fueron para disfrutar de una luna de miel a la que nunca llegaron, porque un fatídico accidente de tránsito cambió los planes.
Algunos dicen que aún hoy en día en el edificio del abandonado del Hotel Royal aparece la mujer con su traje blanco en algunos de los pasillos, o en las ventanas rotas de las habitaciones desocupadas.
Los vendedores asentados en la puerta también dicen haber escuchado voces desde adentro.
10. Edificio Colinas del Poblado en Medellín
Es uno de los edificios más viejos del Poblado, en la ciudad de Medellín.
Según cuentan los vigilantes, en las noches se puede escuchar a un señor que se queja en el cuarto piso, pero cuando ellos suben los quejidos cesan.
11. Edificio de Coltabaco en Cali
En pleno corazón del centro histórico de Cali se erige el edificio de Coltabaco, de estilo renacentista español, que terminó de construirse en el año 1936 y donde, según vigilantes y visitantes, se puede encontrar al fantasma de una mujer de cabello largo y vestida de blanco con un velo de novia.
Otro guardia de seguridad ha asegurado ver el espectro de una niña afrocolombiana vestida con un atuendo colonial, que llora en las noches sin consuelo, y también la silueta de un hombre de cerca 1,80 de estatura.
12. Edificio Fuente Versalles en el norte de Cali
Ubicado en el Norte de Cali se dice que en el espacio aparecen diversos espíritus que asustan en las noches a los vigilantes y trabajadores.
Desde azotar puertas, hasta abrir llaves de agua, son acciones del supuesto fantasma. Incluso, en una ocasión tuvieron que llamar a los bomberos porque se podían escuchar los gritos de una mujer que venían del ascensor, aunque no se encontró a nadie en él.
13. La Casa del Diablo en Bucaramanga
La hoy conocida como ‘Casa del Diablo’, era la vivienda de David Puyana, un gran hacendado del siglo XX, que tenía muchos éxitos en los cultivos y los negocios.
Según la leyenda, Puyana había hecho un pacto con el Diablo que le permitía saber lo que sus obreros hacían, aunque no los estuviera viendo.
En realidad, lo que ocurría es que Puyana vigilaba a sus trabajadores con un catalejo traído de Europa. Pero el rumor ya había corrido por la ciudad.
Incluso, la leyenda urbana dice que Puyana tuvo que engañar al diablo para que no se llevara su alma. Antes de fallecer escribió su testamento y disfrazó a un chivo con ropa, para engañar al diablo con él, y que así este no se llevara su alma.
Dice la leyenda, además, que la casa está torcida porque, ante la molestia del Diablo, al no poderse llevar el alma de su ‘socio’, le dio un puntapié a la construcción.