‘Agua Corriente’ reúne diez relatos de no ficción escritos por excombatientes. Hablan de su relación con la naturaleza durante los años del conflicto a través de un hilo conductor: el agua.
‘Agua Corriente’ es la segunda entrega de la serie Naturaleza Común, que en marzo del año pasado sacó un primer libro homónimo en el marco de un laboratorio creativo que se gestó entre el Instituto Caro y Cuervo y el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación.
Para esta segunda ocasión los excombatientes escogieron el agua como hilo conductor de sus relatos. Así, cada uno de ellos está conectado por ella: ríos, lluvia, charcos, inundaciones, nacimientos o manantiales.
“Escogimos el agua porque es el hilo conductor de la vida, todo es agua, como dice uno de los textos del libro. En él narramos nuestras percepciones en torno a cómo fue que nosotros vivimos de ella y convivimos con ella” cuenta Martín Cruz, excombatiente y uno de los autores de la publicación.
“Viví quince años en las selvas de Colombia como guerrillero de las Farc-EP. Hoy quiero contarles fragmentos de esa vida. Muchas cosas hermosas se esconden bajo el manto extenso del tiempo que merecen ser contadas y hoy me brotan como manantial de cordillera. Es el agua, con sus múltiples formas, presencias y ausencias, la que motiva mi relato, y las palabras me salen como un nacimiento cristalino en medio de la montaña”, escribe Manuel Bolívar en su relato ‘Todo es Agua’.
El libro contó con la coordinación de Juan Álvarez, escritor en investigador del Instituto Caro y Cuervo, así como con la asistencia en escritura de tres estudiantes de la Maestría en Escritura Creativa del Instituto: Lisa Colorado, Christian Rincón y Andrés Castaño.
Con su apoyo, cinco hombres y cinco mujeres firmantes de paz leyeron y reflexionaron alrededor de diversos textos científicos y académicos acerca del cuidado del medioambiente y las fuentes hídricas, con el objetivo de crear una serie de contenidos propios que resultaron en el libro.
En él, los y las firmantes de paz relatan historias íntimas de diversas experiencias en las que el agua estuvo involucrada durante el conflicto, como aquellas en las que sirvió de alivio.
Así, por ejemplo, en ‘Agua: Cómplice de Alegría‘, Sarah Luna Ñustes narra cómo, en medio de una inundación en un campamento por un fuerte aguacero, y mientras todos recogían con afán sus pertenencias, ella decidió salir a mojarse.
“Las personas suelen huirles a los aguaceros, yo también lo hacía hasta que un compañero al que quise mucho me invito a mojarnos. Fue un día en que llovió durísimo, me cogió de la mano y me llevó selva adentro. Sentir esas miles de gotas que caen en tu rostro, en tu cabello, en todo tu cuerpo y quedarse ahí, disfrutándolas, sintiéndolas, es una de las sensaciones más maravillosas de este mundo; no es solo un masaje, es un paseo por la inmensidad de los sueños, un contacto cuerpo a cuerpo con la majestuosidad de la vida. Además, es la oportunidad de gritar a lo que dé el pulmón, de reír al volumen que dé el cuerpo y eso es algo que una extraña en la mata porque, para no ser detectados por el enemigo, siempre guardábamos silencio, entonces, se me ocurre ahora, el agua también fue cómplice de la alegría.”
Literatura para la reconciliación
Este tipo de relatos, cuenta Martín, hacen parte de una narrativa poco conocida acerca del proceso de reincorporación y de construcción de paz en general. Y es que, según explica, es un trabajo que no está ligado de ninguna manera a la política, sino a su experiencia y a su interacción como personas con la naturaleza.
“Este tipo de relatos son otra visión de lo que somos nosotros como excombatientes. Que la gente sepa que no solo hicimos la guerra cuando estuvimos en el monte, sino muchas otras cosas interesantes”, agrega Martín.
Y es precisamente de esa intención que se explica el valor que tienen libros como este para la reconciliación.
Estos diez relatos no hablan de la subjetividad combatiente de estas personas, sino que dejan ver otro lado, mucho más humano, alejado de la política, que habla de las pasiones, las emociones, los gustos, los miedos y las alegrías de Martín, Manuel, Sarah y las otras siete personas que formaron parte del proyecto.
“Es una experiencia maravillosa porque habla de la importancia de visibilizar otros sentimientos distintos a lo que siempre hemos manejado nosotros como excombatientes. Es una elaboración que llega a detalles puros, naturales, humanos, que nos separan de lo cotidiano cuando nos referimos al acuerdo de paz”, cuenta Martín.
Con eso, entonces, este libro espera contribuir a apelar a sentimientos que pueden ser muy cercanos al lector, con el objetivo de humanizar a quienes hoy se encuentran en proceso de reincorporación y, de esa manera acercarlos, cada vez más, a la sociedad civil y a quienes la componen.
Pero es también una contribución a la construcción de paz y a la reconciliación con la naturaleza y el territorio, que durante la guerra fue también víctima.
Según Martín, «la paz se pactó también con la naturaleza, porque los actores armados también acabamos territorios, haciendo campamentos o helipuertos, y era horrible la situación. Entonces es también un mensaje de reconciliación que se extiende a la naturaleza, a los ríos, valles, montañas y trochas».
Puede consultar el libro completo aquí.
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