La Fundación KIO ha transformado la realidad de comunidades vulnerables en Antioquia a través del deporte, la disciplina y la autogestión como herramientas de superación.
KIO Guerreros de vida fue creada por Juan Carlos Muñoz, ex selección Colombia de taekwondo, con el objetivo de transformar la vida de los niños en Medellín. Desde su retiro en el año 2000, vio una oportunidad de devolver lo aprendido durante su carrera deportiva y comenzó a entrenar estudiantes en el colegio Inem.
Su experiencia en diversas universidades de Colombia le permitió desarrollar un enfoque integral, en el cual el deporte no solo es una práctica física, sino también un vehículo de superación personal. La fundación lleva más de nueve años trabajando en diferentes barrios de la ciudad, impactando a más de 350 jóvenes.
“El taekwondo nos permitió alejarnos de la violencia, nos mostró un camino diferente”, asegura Kleyder Ramírez, líder de comunicaciones de la organización, quien comenzó como estudiante y ahora es un testimonio de lo que la disciplina puede generar.
Empoderamiento y prevención social

Uno de los programas más destacados en los que trabajan es Guerreras de Vida, que se enfoca en la prevención del feminicidio y el empoderamiento femenino. A través de actividades como la defensa personal y el liderazgo, esta propuesta pedagógica busca concientizar a las mujeres sobre la violencia de género y darles herramientas para enfrentarla. Su impacto es tan notorio, que incluso ha sido reconocido con el premio Jóvenes Talento otorgado por la Alcaldía de Medellín.
KIO organiza, además, eventos como Uniendo Barrios, para fortalecer los lazos entre diferentes comunidades de la ciudad. Estas actividades permiten que distintos sectores, y ciudadanos de distintas edades, participen en dinámicas asociadas al deporte que promuevan la convivencia y la cooperación. “Hemos logrado romper las barreras invisibles en las comunas, creando un sentido de unidad entre los niños y sus familias”, comenta Muñoz, subrayando el poder transformador del taekwondo en contextos sociales complejos.
Taekwondo, raíz de la sostenibilidad del proyecto

El camino recorrido no ha sido fácil. La falta de recursos es uno de sus principales retos. A pesar de los esfuerzos por acceder a fondos gubernamentales, el apoyo financiero ha sido limitado. Aun así, el compromiso del equipo de KIO ha permitido que el proyecto siga adelante, gracias a la autogestión y el voluntariado. “Nos ha costado tener apoyo del Estado, pero no dejamos de insistir. Sabemos que lo que hacemos es valioso para estas comunidades”, afirma el director.
La organización creó el programa Escuela de Profes, con el fin de garantizar su continuidad y formar nuevos líderes. La línea de trabajo ofrece formación en educación física y deporte a los voluntarios, brindándoles herramientas necesarias para convertirse en entrenadores.
Hasta el momento, 57 estudiantes han completado el curso y algunos de ellos ya están generan ingresos a través de clases personalizadas. “Nos sentimos orgullosos de ver cómo estos jóvenes no solo mejoran su calidad de vida, sino que también contribuyen a la sostenibilidad de la fundación”, señala Muñoz.
Entorno Familiar y Comunitario
El impacto del taekwondo no se limita solo a los niños o adolescentes, también se extiende a sus familias. Muchos padres han comenzado a entrenar junto a sus hijos, creando una inercia de crecimiento conjunto. Este proceso es clave para fortalecer los lazos familiares y transformar las relaciones en el hogar. “Ver cómo un niño que comenzó siendo inseguro ahora tiene confianza en sí mismo es lo más gratificante”, añade Kleyder.
“Tenemos familias que tienen historias hermosas, como la de una madre que logró sacar adelante a sus cinco hijos y que ha visto cómo todos han crecido en la disciplina y han alcanzado metas que antes parecían imposibles”, relata Juan Carlos.
El éxito del proyecto radica en su capacidad de crear un ambiente propicio para la unión familiar y el desarrollo individual, lo que crea un alto sentido de pertenencia que se refleja en su permanencia en el tiempo.
La fundación KIO seguirá creando guerreros de vida demostrando así el poder transformador del deporte, más alla de la actividad física, como una herramienta de cambio social que impacta a nivel personal, familiar y comunitario.