A solo 30 minutos de Barranquilla, este municipio destaca tanto por sus altos niveles de seguridad, orden y limpieza como por su apuesta por el turismo responsable.
Con cerca de 10.000 habitantes y a sólo 60 kilómetros de Barranquilla, Usiacurí, en el Atlántico, se perfila como un destino ideal para quienes buscan un entorno tranquilo, lleno de historia, cultura y respeto por la naturaleza.
El turismo sostenible en el pueblo se refleja en la protección de su entorno natural. Sus reservas y senderos ecológicos permiten a los visitantes disfrutar de la biodiversidad local sin dañar el ecosistema, promoviendo una actividad responsable y respetuosa con el medio ambiente.
Se trata, desde marzo de 2019, del único municipio del departamento certificado como destino turístico sostenible, distinción que fue refrendada en 2023 por el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, la autoridad que entrega este tipo de reconocimientos, gracias al apoyo y compromiso local. Eduardo José Amaranto padilla, ingeniero industrial y músico de la comunidad, fue el encargado de dicho proceso:
“Usiacurí es certificado bajo la norma sectorial NTS-TS 001-1 que lo que busca es promover el turismo respetuoso con el medio ambiente, con los aspectos socioculturales, con la comunidad, con la gente y que esto represente un factor económico beneficioso para todos”.
Para lograrlo, el municipio debió cumplir 123 requisitos, entre los que se destacan:
– El mantenimiento o mejora de los impactos positivos en términos ambientales, socioculturales y económicos.
– El manejo, minimización o eliminación de aquellos impactos negativos generados o relacionados con el desarrollo de la actividad.
– Respetar las rondas hídricas de los cuerpos de agua, humedales, lagos, lagunas, ciénagas y manglares, reservas de flora y fauna y áreas de alta amenaza y riesgo no mitigable, de acuerdo con la legislación vigente aplicable.
Con esto en mente, en los dos años previos a la certificación, se trabajó para que más de mil habitantes recibieran formación de parte del SENA en programas como Guianza Turística, Tejeduría en Telar para Productos Artesanales y Conservación de Recursos Naturales.
También, aseguran desde la Alcaldía local, se implementaron límites de capacidad en atractivos turísticos, se gestionó el manejo de residuos sólidos y aguas residuales; se emitió regulación para actividades ruidosas y se realizaron campañas de sensibilización sobre sostenibilidad para la comunidad.
Todo ello, acompañado por acciones de monitoreo de indicadores ambientales, como la calidad del agua y el acceso del 100% de la población al servicio de acueducto y alcantarillado; y por la creación de un comité comunitario para gestionar posibles problemas derivados del turismo.
Además, las autoridades locales adelantaron acciones en pro de la seguridad de locales y turistas. De hecho, actualmente Usiacurí es uno de los municipios más seguros del país, sin muertes violentas durante al menos 20 años, de 1996 a 2016; y con apenas 4 casos desde 2022 a la fecha.
Los frutos del trabajo por un turismo sostenible.
La certificación de sostenibilidad de Usiacurí no solo atrae a turistas conscientes, sino que también inspira a otras comunidades a seguir un modelo similar. El municipio ha demostrado cómo es posible equilibrar el desarrollo turístico con la conservación del entorno.
Los resultados de los esfuerzos conjuntos de los usiacureños se ven reflejados en un notable aumento en el número de visitantes, pasando de recibir aproximadamente 400 turistas mensuales en 2021 a alrededor de 24.000 en 2023, según datos de FONTUR.
En materia de cultura y economía, la alfarería es una de las principales atracciones culturales de Usiacurí. Los talleres de cerámica y tejido, heredados de generación en generación, son clave para la identidad local y permiten a los turistas adquirir piezas únicas, apoyando así la economía del municipio.
La palma de iraca es el principal insumo de los artesanos del “pesebre del Atlántico”. Con ella se pueden fabricar sombreros, canastos, bolsos y una gran variedad de accesorios como collares, aretes e incluso anillos.
Según Sindy Martinez, artesana y guia turistica, en los talleres sobre recolección y tratamiento de la fibra, técnicas de tejido y elaboración de piezas finales “los aprendices pueden conocer a fondo la forma en que se trabaja y cómo todas las mujeres de esta tierra sacan adelante a sus familias, enseñando, tejiendo y trabajando”. Además, aclara que “cualquier persona que vaya al pueblo puede aprender y llevarse su propia pieza, hecha con sus propias manos”.
Con todo, los turistas que visitan esta apuesta por una actividad más consciente, no solo disfrutan de un destino auténtico y seguro, sino que también contribuyen al bienestar y futuro de la comunidad.