El fotógrafo y motociclista aficionado Daniel Álvarez recomienda diferentes destinos del país, ideales para recorrer sobre dos ruedas
Daniel Álvarez, fotógrafo de profesión, compró su moto en 2019: una Royal Enfield Himalayan. Con la llegada de la pandemia se quedó sin trabajo y, cuando se flexibilizaron las restricciones de movilidad, optó por darle una vuelta a su carrera. Decidió salir a viajar con en motocicleta, motivado también por la ansiedad y el estrés que el encierro de las cuarentenas estrictas generaron en las personas.
Y en sus viajes se encontró con el paisaje, y en él, a su vez, la posibilidad de estar tranquilo: “Aprendí a esperar, porque tomar fotos de paisaje obliga a eso: el clima puede que no sea el mejor, la luz tampoco. Toca aprender a madrugar, a mojarse, a aguantar el sol”, explica.
“Lo chévere de viajar en moto es descubrir qué hay en cada región. En la moto usted puede orillarse y hablar con las personas y ellas le cuentan historias. Uno se demora mucho más, pero vale la pena”, dice.
Estas son cinco rutas que Daniel ha hecho y que recomienda a los lectores de Colombia Visible:
Murillo, Tolima – Manizales, Caldas
Esta ruta tiene 85 kilómetros sin hacer paradas, se puede hacer en alrededor de tres horas y media. Cruza el municipio de Villamaría en Caldas, para luego recorrer buena parte de la zona rural de Murillo, que colinda con el departamento cafetero.
“Uno va hasta Murillo, en Tolima, y luego sale para Manizales. De los 85 kilómetros, 43 son destapados por toda la falda del Nevado del Ruiz. La ruta es de complejidad media-baja, tiene algunos tramos de off road complicados, pero en general es una ruta que todo el mundo podría hacer. Técnicamente no es difícil, ni demasiado exigente físicamente», cuenta el fotógrafo.
Belén, Boyacá – Charalá, Santander
De Belén a Charalá hay 82.2 km que se recorren, sin paradas, en cerca de tres horas y media. Dado que es el último municipio de Boyacá hacia el occidente por esa ruta, solo se atraviesan algunos lugares de su zona rural. Al cruzar a Santander, por su parte, se pasa por el municipio de Encino, para luego entrar a Charalá.
“Es la ruta hacia San Gil. Uno pasa Boyacá y comienza a bajar hacia los santanderes en medio de páramos. Yo soy muy fanático de los páramos y de los frailejones, me gustaría recorrer todos los páramos de Colombia. Esa ruta la hice en mayo del 2021, en ese momento estaba lloviendo mucho entonces se volvía más complicada, ya que había tramos en que la moto se enterraba por la cantidad de barro”.
Un recorrido por Sumapaz (Distrito Capital)
Esta ruta, saliendo desde la alcaldía de Usme y entrando después por Soacha, tiene 263 kilómetros y una duración, sin paradas, de alrededor de nueve horas.
Y es que cuando las personas piensan en Bogotá, se imaginan la enorme ciudad capital llena de edificios y pavimento. Sin embargo, lo cierto es que el Distrito Capital, del cual la ciudad es solo una pequeña parte, es mayoritariamente rural.
Tanto así, que la localidad número 20, Sumapaz, que es la de mayor extensión, es 100 % rural y en su límite más al sur colinda con el extremo norte del departamento del Huila.
Daniel explica que se sale de Bogotá, por Usme, y se llega a San Juan de Sumapaz. «Baja a Cabrera, Venecia, Pandi y sale a un lugar que se llama el Boquerón. Después se devuelve hacia Bogotá por la vía que pasa por Fusagasugá. Es una ruta también off road» sostiene.
Este camino, dice Daniel, tiene una particularidad que es el cambio de ecosistemas, el cual es posible evidenciar a lo largo del trayecto al pasar de páramo a bosque andino. De la misma manera, la espectacularidad de los paisajes, de los que no solo hacen parte los páramos y bosques andinos, sino quebradas y una cascada que sale de la montaña, hacen de la ruta una gran opción para recorrer en motocicleta.
Bogotá – Florián, Santander
Entre Bogotá y Florián hay 195 kilómetros y, sin parar, quien quiera hacer la ruta gasta poco menos de seis horas. Para llegar hay que pasar por tres departamentos: Cundinamarca, Boyacá y, finalmente, Santander. En el trayecto se atraviesan municipios como Sutatausa y Ubaté, en Cundinamarca; Chiquinquirá y Saboyá, en Boyacá, para luego entrar a Florián, que tiene frontera con ese último departamento.
“La ruta es un poco ruda, es exigente físicamente y a veces la carretera no es la mejor. Lo chévere es el destapado, porque es con piedra grande y suelta, entonces exige un poco más de fuercita”, comenta Daniel.
Embalse del Guavio, Cundinamarca
Para llegar al Embalse del Guavio hay distintas vías. Esta en particular, que es la vía Gachetá – San Rafael, tiene una longitud de 140 kilómetros en los que las personas gastan poco menos de cuatro horas y recorren municipios como Guasca, Gachetá y Ubalá.
“Esa es cerquita a Bogotá y la vía tiene un túnel en piedra, es larguito, no está pavimentado, no tiene recebo, no tiene nada, es muy bonito», dice Daniel.
Asimismo, según cuenta, durante la mayoría del trayecto se ve el embalse, por lo que es una ruta particularmente atractiva. Además, comenta, otro destacado es el Alto de la Cuchilla, un páramo al que hay que subir después de pasar por Guasca y que, en sus palabras, es «espectacular».
Bonus: Puerto Colombia, Atlántico – Galerazamba, Bolívar
Son poco menos de 57 kilómetros entre ambos lugares, por una carretera que en algunos puntos bordea el mar Caribe y atraviesa los municipios de Tubará, Juan de Acosta y una pequeña parte de Piojó, en Atlántico para luego pasar al departamento de Bolívar, específicamente a Santa Catalina, municipio del que Galerazamba es corregimiento.
De acuerdo con el fotógrafo, es una ruta corta pero entretenida y atractiva a la vista.
«Uno llega ahí a Galerazamba, que es donde están las salinas rosadas y ese es también un paisaje lindísimo«.