Santiago Márquez ha recorrido 80 de los 125 municipios antioqueños buscando resaltar su cultura, costumbres y patrimonio arquitectónico.
Empezó como un hobbie. Cuando su trabajo se lo permitía, Santiago Márquez salía de su casa en Rionegro, Antioquia y se iba rumbo a alguno de los 125 municipios que conforman el departamento. Lo hacía con su cámara, fiel compañera de viajes, en la maleta y una idea clara: retratar la historia de Antioquia, con un interés particular en la arquitectura de las iglesias de cada pueblo y sus casas campesinas.
Con el pasar del tiempo, el kilometraje, ese hobbie –que se mantiene como tal– se profesionalizó. Hoy, Santiago, quien tiene varias cuentas en Instagram que suman más de 50 mil seguidores, se dedica de lleno a la fotografía. Sigue andando en su moto, recorriendo el departamento, del que ya van alrededor de 80 municipios, tomando fotos. Pero ahora no es solo para él. Es para miles de personas interesadas en conocer esa riqueza del país.
“Siempre fui dado a lo de antaño”, dice. Por eso, cuando vio que ese pasado estaba siendo derrumbado con la excusa del progreso, “me di a la tarea de ir a los pueblos para mantener esa partecita de la historia. Siempre quiero mostrar el patrimonio, las tradiciones, la cultura, las raíces de Antioquia”
Una mirada a las casas campesinas
Cuando llega a un pueblo, dice Santiago, lo que busca es mostrar la tradición o algo representativo alrededor de ese lugar. Algo así como “al personaje típico, al personaje del pueblo, a la chiva paisa. Los colores me encantan, entonces mis fotografías siempre buscan el color de cada pueblo. Y que así la gente valore la historia, sembrar esa semilla”. Una semilla que ha empezado a dar frutos.
Cuenta que hace poco llegó un mensaje a una de sus cuentas en Instagram de una persona de Boyacá que le contaba que, después de seguir su perfil de Casas Campesinas, había tomado una decisión: en vez de tumbar una casa en el campo que tenía, la remodelaría. “Eso me parece muy bonito, porque mi trabajo sirve para mantener ese legado de nuestros antepasados”, reflexiona.
Pero esa tradición también la preserva a través de encuentros accidentales. Cuenta que hace poco, durante el fin de semana del 2 de julio, estaba en Fredonia –en el Suroeste antioqueño–y llegó a una casa campesina. Quería fotografiarla así que pidió el favor al mayordomo de que lo dejara entrar. “Siempre resulto con sus propietarios tomando tinto, el algo, almorzando”, asegura. Al interior de esa casa en particular encontró una colección de casitas campesinas en miniatura que eran parte de la decoración.
Conversando con Mauricio, el mayordomo, supo que esas decoraciones no habían sido compradas en otra parte, sino que él mismo las hacía. “Él trabaja con la madera, es muy detallista”, asegura Santiago. Y agrega, con su marcado acento paisa: “Entonces mirá lo que uno se encuentra. Son cosas que valoro demasiado porque muchas veces esas cosas nunca se conocen. Y yo estoy resaltando una casa campesina donde hacen casas campesinas. En cada pueblo siempre encuentro algo”.
El encanto de las tradiciones antioqueñas
Sin embargo, el que está en el top de sus municipios preferidos es Concepción, en la subregión del Oriente. Cuenta que recién había comprado su moto y un amigo lo invitó a que fueran. “Como yo estaba encarretado con lo del patrimonio y la arquitectura, arranqué. Desde Rionegro hasta allá no es tan lejos, pero desde el municipio de San Vicente era solo trochas en las que solo podían pasar chivas, buses, carros grandes. Sin embargo llegué y quedé enamorado”, recuerda.
Una de las cosas que más le atrajo del municipio es que, aunque otros como Sonsón y Abejorral son considerados como la cuna de la colonización antioqueña, Concepción aún conserva su casco histórico. Fue así que empezó a viajar continuamente y a tomar fotos. Y así nació Concepción Antioquia, un perfil de Instagram dedicado a este municipio.
En agosto, Santiago planea realizar un recorrido que le permita conocer la mayor cantidad de municipios que aún no ha visitado. Muchas veces por temas como las largas distancias o inclusive problemas de orden público.
Y también porque fotografiar Antioquia se convirtió en un hobbie del que ahora vive, planea seguir realizando salidas fotográficas con otras personas a través de su agencia de viaje ‘De Pueblo en Pueblo con Santiago Márquez’, con la que organiza paquetes de viajes para apasionados por la fotografía. No importa si viajan con cámaras profesionales, semiprofesionales o incluso, con el celular.
Al final, dice, se trata de revivir ese amor por la historia y las tradiciones antioqueñas. Y aunque asegura que ha dejado atrás mucho del regionalismo con el que crían los paisas al conocer otras regiones como el Caribe a través de la fotografía, si está convencido de que “en Antioquia yo encuentro algo y es la calidad que tiene la gente de los pueblos. Para mí Antioquia es también una cuna de tradición y de cultura y puedo capturar esos momentos de antaño y transmitir por medio de mis fotos todo eso que enamora”.