La Ruca, la cantadora que ha escrito más de mil canciones

La pasión por la música, los saberes ancestrales del Pacífico y por Barbacoas, su hogar, son elementos que impulsan a Ruth Elena Cabezas, conocida como La Maestra Ruca, cantaora tradicional de Nariño.

Ruth nació en Barbacoas, Nariño. Su madre, Casilda Castillo, se dedicaba a la minera artesanal en el municipio y su padre, Eugenio Cabezas, era una “incansable jornalero”. De ellos heredó parte de su talento y pasión por los ritmos del Pacífico, pues ambos eran músicos del saber tradicional. 

La Maestra Ruca, antes de ser una reconocida cantaora de Barbacoas, trabajaba como gestora cultural de su municipio, el escenario que fue impulsando su carrera paulatinamente. “Lo que más disfruto al cantar son los divertidos aires y las voces del saber tradicional que entretejen ese sinnúmero de historias lindas, la imagen de los pueblos que, a través de la música, salen de ese mundo resistente que ha sido golpeado y tocado por la violencia producto de la crisis que atraviesa nuestro país”, cuenta. 

Hoy, su carrera musical, además de haber pasado por tarimas como la del Festival Petronio Álvarez, llega a nuevos escenarios con su propuesta La Ruca y el Quinde de Barbacoas, que lanzó su segundo sencillo ‘Indirita’, a principios de julio. La canción, que emplea sonidos de marimba de chonta y tambores, fue posible gracias al apoyo de Discos Pacífico y USAID (La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo).

Le puede interesar: Este es el laboratorio creativo que impulsa a los músicos del Pacífico

¿Quién es La Ruca?

FOTO: Discos Pacífico
La Ruca y el Quinde de Barbacoas es la más reciente apuesta musical de esta artista. / FOTO: Discos Pacífico

De niña, La Ruca soñaba con ser médica. Sin embargo, la situación financiera de su familia no le permitió seguir ese camino y se dedicó, “con mucho orgullo” como ella señala, a la docencia.  

De su abuela aprendió una buena parte de los saberes del Pacífico que conoce. En el que más se destaca es la “narrativa ancestral”: de la tradición oral que han practicado por siglos las comunidades afrodescendientes de Colombia. 

“He compuesto cuentos, coplas y versos que me han servido como herramienta pedagógica para fortalecer las habilidades comunicativas de mis estudiantes, especialmente en la escritura y la lectura”, señala la maestra. 

Para ella, la inspiración es cada acontecimiento que vive, pues en las pequeñas cosas que comparte con la gente de su pueblo encuentra algo que narrar a través de sus letras y su música. El camino también ha sido maestro de La Ruca, pues luego de varios años escribiendo y cantando ha encontrado su propia forma de apropiarse de los saberes tradicionales del Pacífico. 

Hoy, sigue enseñando en Barbacoas y en las tardes, después de las clases en la institución donde es maestra, se reúne en su casa con los miembros de la agrupación El Quindé, sus compañeros artistas y quienes la han acompañado creando música desde hace varios años ya. 

Lo hago porque me gusta la música, me divierte, me entretiene y me lleva a un mundo más más seguro, a un mundo más propicio donde siento paz y tranquilidad”, dice.

La música transformadora

«Componer y cantar canciones folclóricas y religiosas ha sido la motivación más grande que he tenido en mi vida. Recuerdo mucho, en especial, cuando hice mi primera composición. Estaba en sexto de bachillerato. Desde ahí, seguí creando música, algo que me llevó al Festival Petronio Álvarez”, cuenta la cantaora.

De hecho, la maestra Ruca cuenta que el Petronio de 2004 fue un momento de ruptura para ella. La felicidad que desbordaba de sus ojos al saber que había ganado, junto con la agrupación Los Alegres del Telembí, el concurso más importante de música afro pacífica, transformó su vida. 

“La primera vez que participamos en el Petronio ocupamos el tercer puesto. Fue lo que me impulsó para seguir participando y ahí dije ‘voy a organizar una propuesta buena’. Entonces, llegamos de nuevo a esa competencia, participamos al lado de grupos muy buenos y ganamos. Ahí, escuchar el veredicto final cuando nos nombró solo me hacía pensar ‘me gané el Petronio’. Quedé eléctrica. ‘Me volví Shakira’, sentí esa gran satisfacción de haber logrado un sueño y fue un punto de partida para mí”, cuenta. 

Para ella, preservar los ritmos autóctonos de su región y de su territorio es una labor que realiza con orgullo, porque es uno de los elementos que hace único al pueblo afrodescendiente del Pacífico.

La maestra concluye que “en un país como Colombia y siendo parte de un pueblo bastante golpeado, que ha vivido crisis por situaciones diferentes, es muy importante transmitir estos conocimientos a otras personas. Principalmente porque, de una u otra forma, son un referente que va a permitir que otros conozcan lo que realmente nos identifica: con ellos podemos notar que, a pesar de las situaciones difíciles, a pesar de los problemas, a pesar de la de angustia y el dolor, gozamos con el alma y la vida nuestro folclore»

Siga leyendo: