En el municipio de Choachí, Cundinamarca, se encuentra la cascada La Chorrera, que con 590 metros es la más alta del país, la sexta en Suramérica y la número 60 del mundo.
A sus alrededores habitaba en tiempos precolombinos el pueblo indígena muisca, que usaba la cascada y las formaciones rocosas que la rodean como escenario para ritos y como ‘cuca’, el lugar donde se transmitía el conocimiento.
Allí la Asociación de Turismo del Municipio de Choachí – Parque Aventura La Chorrera, creó una serie de recorridos para vistar la cascada, así como otros atractivos que tiene la zona.
“Realizamos caminatas ecológicas que duran alrededor de tres horas, ida y regreso. Antes de llegar a La Chorrera, pasamos por otros lugares como la cascada El Chiflón, que mide 55 metros y visitamos la Cueva de los Monos, entre otras actividades”, comenta Alfonso Parrado, integrante de la asociación.
Durante los recorridos se realizan paradas en diversas estaciones, donde los turistas reciben “charlas temáticas” acerca de elementos del territorio: el legado cultural e histórico de Choachí, su riqueza ambiental, las especies que componen su bosque nativo, sus fuentes hídricas y cómo conservarlas, y su tradición indígena.
En la última parada, se llega a la base de la cascada “y el objetivo es dejar toda la energía negativa e irse recargado. Entonces hay gente que arroja piedras y otras personas que solo piensan ahí y salen con energía”.
Turismo comunitario
La asociación se conformó en el 2007, a raíz de un curso del Sena que tomaron alrededor de 50 familias del municipio en turismo comunitario.
Cuenta Alfonso que antes de realizarlo, nadie en el municipio tenía presente la cascada. Muchos no sabían de su existencia ni del potencial turístico y económico que tenía: “Nadie la tenía en el radar”.
Terminaron el curso y pensaron que la gente llegaría a visitarla de un momento para otro, pero “pasó 2008, 2009, 2010 y no llegaba nadie”. Y, aunque algunas personas desistieron del proyecto, en la actualidad son 17 familias las que componen la asociación.
En 2012, un periodista de El Tiempo fue al lugar y escribió una crónica. “Póngale que eso lo publicaron un viernes y ya el sábado teníamos 20 carros parqueados. No sabíamos ni qué hacer con esa gente”, recuerda Alfonso entre risas.
Así, comenzó a darse a conocer la cascada, sobre todo en Bogotá y la Sabana. Sin embargo, Alfonso explica que la iniciativa despegó de un proyecto del Ministerio de Cultura en el que desarrollaron la página web del proyecto.
Y si bien hoy son 17 familias las asociadas, la ola turística generada por el proyecto ha beneficiado a muchos más habitantes del municipio. La razón es que atrae a aproximadamente 1.500 personas cada mes, según cálculos de la asociación.
“Hay 50 personas que trabajan los fines de semana llevando y trayendo a la gente que viene en transporte público. También empleamos a muchachos mayores de 15 años durante esos días, con el respectivo permiso de la Comisaría de Familia. Eso ha sido una buena oportunidad para los muchachos en su experiencia de primer empleo”.
Adicionalmente, cuenta Alfonso, a partir del proyecto han surgido nuevas iniciativas turísticas como el Parque Tres Cerritos, el Parque Alto Grande y la Finca de Racamandraca, por donde también se realizan recorridos.
Paquetes para visitar La Chorrera
La asociación ofrece dos paquetes para visitar la cascada, uno que cuesta $35.000 y otro $50.000. Ambos incluyen la visita a La Chorrera, así como a la cascada El Chiflón y la Cueva de los Monos.
Además, incluyen una póliza médica, el costo de los guías, un refrigerio con productos hechos en el municipio, un kit de bioseguridad y una tula para depositar la basura pues, al ser un parque ecológico, no se puede dejar ningún tipo de residuo.
Igualmente, los visitantes se encuentran con una oferta de deportes extremos, así como hospedaje y zona de camping.
En la página web de la asociación puede encontrar toda la información necesaria para planear su visita.
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