Conozca la historia de esta barranquillera que, con el apoyo de su familia y su comunidad, luego de ser diagnosticada con una enfermedad degenerativa, que le impide la movilidad completa de sus manos, se dedica a hacer artesanías.
Graciela Guzmán nunca imaginó que a sus 28 años le diagnosticarían artritis reumatoide, una enfermedad que le comenzó a generar dolores en todo el cuerpo y a alterar, lentamente, varias de sus articulaciones. Recuerda que se sentaba todas las tardes en una mecedora mirando hacia la calle mientras se “hundía en sus pensamientos” y veía alejarse, bajo el sol, la vida que tenía planeada hasta entonces.
Sin embargo, una tarde escuchó cómo se rompían las cuencas de un collar de su madre y, para ocuparse en algo, se ofreció a arreglarlo. Pese a la poca agilidad que podía tener en sus manos debido a la enfermedad, lo hizo tan rápido y tan bien que, con el tiempo, en su familia le propuso crear su propio emprendimiento para que generara ingresos vendiendo accesorios.
Hoy, tras 20 años de aquel episodio, Graciela es reconocida en su comunidad por la cantidad de objetos que puede elaborar (las tradicionales muñecas de trapo, aretes, collares, sombreros, entre otros) con cualquier material, desde tela hasta totumo. Dice que, con el tiempo, ha aprendido a pegar, también, las cuencas que por un momento se soltaron de su proyecto de vida.
“Soy una persona muy recursiva. Compré unas tijeras ergonómicas donde me caben todos los dedos y así puedo trabajar más cómoda. En mi casa me colaboran, pero cuando estoy sola debo buscar la manera de manipular una aguja o de alcanzar ciertos materiales”, comenta la mujer de 56 años que actualmente reside en el barrio La Sierrita, en Barranquilla.
Los ingresos que comenzó a generar con la venta de accesorios les servían para costear sus pasajes a sus citas médicas. También para asistir, a los talleres de Empodérate Mujer, un programa de la gobernación del Atlántico en el que participó por un año y aprendió cómo manejar las finanzas e inversión que hacía en su negocio.
Las muñecas que fabrica en tela, por ejemplo, las cose y rellena a mano, y puede tardarse dos días en terminarlas. Graciela se considera una mujer que constantemente está buscando aprender y retarse a sí misma para demostrarle a otros que «algunas discapacidades son más fuertes a nivel interno», es decir, cuando la enfermedad domina la actitud de la persona frente a la vida. Por eso dice que una de sus mejores terapias es programar su mente con pensamientos positivos cada mañana.
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