Nueve mujeres de la agrupación Reencarnación del Pacífico aprendieron a tocar instrumentos de la música tradicional de marimba para desmitificar la narrativa que las encasillaba a ser solo cantadoras. Ahora también son percusionistas.
La tradición oral del Pacífico está cargada de mitos. Algunos de ellos sirven para mantener el misticismo de la música tradicional, como es el caso del supuesto duende que enseña a las personas a tocar marimba en la selva. Otros, en cambio, son más reduccionistas. Por ejemplo, hay uno muy común en el que se dice que las mujeres no pueden aprender a tocar marimba porque eso provocaría, supuestamente, que el instrumento quede mudo.
En el municipio de Guapi (Cauca) esta idea es bien conocida. Sin embargo, actualmente existen muchos semilleros y colectivos dedicados a formar a niños, niñas y jóvenes en las tradiciones musicales del Pacífico sur colombiano sin tener en cuenta esas distinciones entre géneros.
Uno de ellos es Reencarnación del Pacífico, una agrupación conformada por 12 jóvenes que, en 2019, decidieron agruparse para poder presentarse en escenarios locales y darle a las mujeres un espacio donde explorar sus talentos artísticos.
La agrupación está conformada por nueve mujeres, todas cantadoras, marimberas y percusionistas. Claudia Vanessa Bazán, de 26 años es una de ellas. Para ella, a través de los instrumentos ha encontrado una nueva forma de vivir la música: “Lo que ha hecho ese mito es ponerme nuevos retos para demostrar que como mujeres podemos hacer todo lo que nos propongamos. Nuestro rol no se encierra a papeles o lugares pequeños. Podemos hacer todo lo que queramos independientemente de la complejidad”, comenta Claudia, música y trabajadora social.
Claudia recuerda que esta necesidad de apropiarse de los instrumentos comenzó cuando un día, a punto de iniciar una presentación, algunos de los hombres no se presentaron a tiempo y retrasaron el evento. Decidieron que la situación no podía volver a repetirse, y a partir de ese momento cada una escogió el instrumento que más le llamaba la atención para comenzar a estudiarlo.
Algunas iban a ensayar con los marimberos más conocidos de Guapi. Otras optaron por sacar un espacio en los ensayos de la agrupación y aprender los ritmos base de la marimba, el guasá, los cununos y los bombos.
“Al principio no teníamos instrumentos. Hablamos con doña Teofila Betancurt [la directora de la Fundación Chiyangua] para que nos prestara unos que ella tenía y así arrancamos. Luego hicimos una Vaki en redes sociales pidiendo apoyo para comprar instrumentos y cámara fotográfica”, explica Claudia.
En el sur del Pacífico existen un par de metodologías dinámicas para que a los aprendices les sea más fácil interiorizar las melodías. Una de ellas es relacionar cada silaba de una frase con una de las notas de la escala musical de la marimba temperada. Para el bambuco, se utiliza ‘La araña baja y sube’, por ejemplo, que corresponde al ‘Do Do Do Sol Si Re Sol’, que se tocan en el bordón, la parte que se interpreta en el registro grave de la Marimba.
Así, mientras con los tacos se golpean los tablones de palma chonta, en la cabeza se va repitiendo una y otra vez la contagiosa frase ‘la araña baja y sube’ para coordinar los sonidos.
Esos conocimientos que ellas obtuvieron ahora los replican a través de semilleros musicales con niños, niñas y jóvenes del casco urbano de Guapi y veredas aledañas. “Anteriormente era una mujer cantadora, ahora soy cantadora y percusionista. Ya puedo participar, aprender y enseñar sobre todos los instrumentos del Pacífico Sur colombiano”, comenta Claudia.
Reencarnación del Pacífico se encuentra próxima a lanzar su primer álbum titulado ‘Un sueño’, que contó con el apoyo de varios sabedores del territorio con el fin de tener mayor claridad sobre cómo sus canciones podían llegar a más personas y hacer que otros se sintieran identificados con las letras.
Dentro del álbum hay una canción llamada ‘Mujer’ en la que resaltan, según cuenta Claudia, cómo siguen trabajando las mujeres para ganar abrirse campo a nivel social, político y económico. Lo que ellas hicieron es, también, un ejemplo del empoderamiento femenino a través de la música.
Vanessa resalta el trabajo que ahora adelantan a través de los semilleros. Estos espacios son una oportunidad para garantizar que el nuevo relevo generacional sea más equitativo, y que tanto hombres como mujeres encuentren en estos místicos ritmos las mismas oportunidades.
Las mujeres de Reencarnación del Pacífico quieren demostrar que cada vez importa menos el género a la hora de hacer música, y más cuando se trata es de este ritmo en particular, que históricamente se ha caracterizado por congregar a toda la comunidad, sin distinción, a bailar y cantar sus tradiciones.