En este corregimiento vallecaucano, la comunidad creó un medio de transporte único para cruzar la selva sobre rieles. Quienes lo emplean descubren un paraíso de ríos cristalinos y enorme riqueza natural.
San Cipriano, un pequeño paraíso en la selva del Valle del Cauca, a dos horas y media de Cali, bien podría ser uno de los destinos más peculiares de Colombia. Este corregimiento de la zona rural de Buenaventura es hogar de la Reserva Forestal Protectora de los Ríos San Cipriano y Escalerete una zona de ríos cristalinos y vegetación típica del pacífico, que ofrece una experiencia única para los amantes de la naturaleza.
Sin embargo, lo que más llama la atención de los visitantes no es la biodiversidad, sino la particular manera de llegar a ella: las “brujitas”, plataformas de madera montadas sobre rieles y propulsadas por motocicletas que pueden transportar hasta a ocho personas y recorrer un tramo de aproximadamente siete kilómetros. Un medio de transporte que le ha permitido a la comunidad vencer el aislamiento, demostrar su ingenio y adaptabilidad e impulsar el turismo local.
En 2019, San Cipriano recibió aproximadamente 12.000 turistas, según información del portal Todo es Ciencia, del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación.
En la actualidad, según Andrés Venté, director ejecutivo de la Asociación Turística y Ambiental de San Cipriano, «la actividad turística en la Reserva Forestal sigue un modelo tradicional y recibe, aproximadamente, 150.000 turistas al año» lo que evidencia su creciente popularidad como destino ecoturístico.
Este flujo de visitantes ha impulsado la economía local y fomentado la conservación de su entorno natural. Además, de acuerdo con el gobierno del Valle del Cauca, la capacitación de 168 habitantes en turismo científico y de naturaleza fortalece las competencias locales para ofrecer servicios de calidad.
San Cipriano, un tesoro natural
La Reserva Forestal de San Cipriano, se ha consolidado como un ejemplo de conservación ambiental y desarrollo comunitario. Este espacio de 8.564 hectáreas, destinó 1.200 de ellas para el aprovechamiento turístico, albergando los ríos Escalerete y San Cipriano, fundamentales para la región. En particular, el primero, pues es tan puro que provee agua potable a Buenaventura.
Según Venté, «la declaratoria como reserva nacional fue posible gracias al trabajo conjunto con la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC) y el Ministerio de Ambiente». Esta categoría refuerza la protección de su biodiversidad y permite implementar un plan de manejo ambiental que incluye vigilancia constante, liderada por los habitantes locales.
San Cipriano, más allá de ser un destino turístico, es un ejemplo vivo de cómo tradición, creatividad y respeto por el entorno natural pueden coexistir en armonía. Con una riqueza en flora de 115 especies y una fauna que incluye alrededor de 235, datos de la CVC, la reserva es un santuario de biodiversidad que refleja la importancia de conservar los ecosistemas.
Se trata de una oportunidad para conectarse con una comunidad que ha sabido aprovechar sus recursos naturales de manera sostenible.
Un viaje seguro y organizado
Aunque el concepto de las «brujitas» pueda parecer improvisado, el sistema, que originalmente servía para transportar productos agrícolas, está bien organizado. Los conductores, conocidos como «brujiteros», están capacitados para garantizar la seguridad de los pasajeros, por ejemplo.
De ello se encargan cooperativas de transporte, como Coomutranstur y Transturfores, que administran esta actividad, garantizando la seguridad y organización del servicio. Venté destaca que «cerca de 200 transportadores están asociados a esta actividad, beneficiando a unas 2.000 personas de las comunidades de Córdoba, San Cipriano y Zaragoza».
Además, cada trayecto se realiza bajo normas específicas que aseguran que los rieles estén despejados. Regulaciones, como la prohibición del consumo de alcohol durante el trayecto y el control de maniobras durante el viaje también buscan evitar que se presente cualquier tipo de riesgo.
Una comunidad en desarrollo
Desde 1979, cuando San Cipriano fue declarado zona de reserva, el turismo se ha convertido en la principal actividad económica de la comunidad. Los habitantes han encontrado en las “brujitas”, los recorridos guiados y la gastronomía típica una forma de mejorar su calidad de vida. Por eso mismo, el corregimiento es reconocido a nivel nacional por su capacidad para integrar conocimiento ancestral e innovación.
En 2020, la comunidad fue una de las 30 ganadoras del concurso ‘A Ciencia Cierta’ del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, con un proyecto que promueve el turismo científico de naturaleza mediante la recuperación de conocimientos ancestrales sobre plantas medicinales, aromáticas y condimentarias.
Paralelamente, Clara Inés Riascos, socióloga de la Fundación San Cipriano y habitante de la zona, explica que «el 95% de los residentes ha dejado atrás actividades como la pesca y la minería para enfocarse en el turismo». Este cambio ha mejorado la infraestructura local, llevando a que las viviendas se adapten para ofrecer servicios de hospedaje y alimentación a los visitantes.
El impacto económico también ha favorecido la generación de una cadena de valor. Cindy Caicedo, guía turística profesional, menciona que, además de los hoteles y las agencias de viajes, «se benefician pequeños negocios locales como los de artesanías, productos gastronómicos tradicionales y transporte».
En palabras de Andrés Venté, «el turismo ha impulsado a los habitantes a prepararse en áreas como guianza y administración hotelera, contribuyendo a una mejor calidad de vida».
Cómo llegar y qué esperar
Si viaja desde Cali, tome un bus intermunicipal desde la terminal de transporte con destino a Buenaventura. El trayecto dura aproximadamente 2 horas y media hasta el municipio de Córdoba. Al llegar, diríjase a la estación de “brujitas”, donde comienza la aventura. El viaje tarda entre 20 y 25 minutos. Si sale desde Buenaventura, puede tomar un transporte terrestre hasta Córdoba, que toma solo 30 minutos.
La hospitalidad de la comunidad afrodescendiente local hace que la experiencia sea aún más enriquecedora; y las normas de conservación aseguran que pueda disfrutar de este paraíso natural de manera responsable.
Consejos para los viajeros
Para disfrutar plenamente su visita en la reserva natural de San Cipriano es esencial estar bien preparado. Se recomienda llevar ropa cómoda, zapatos adecuados para caminatas y un impermeable en caso de visitar durante la temporada de lluvias.
Una cámara, ya que los paisajes de la reserva son impresionantes y vale la pena inmortalizarlos. Además, es fundamental respetar las normas de conservación del lugar: no se debe dejar basura, ni causar daños a la fauna y flora locales.
Para organizar el viaje de manera segura, se sugiere contactar a entidades como la Asociación Turística y Ambiental de San Cipriano o la Fundación San Cipriano, que cuentan con experiencia en el manejo de actividades turísticas responsables. Entre las actividades que se ofrecen están el senderismo, el avistamiento de aves, las caminatas ecológicas, las charlas ambientales, los recorridos nocturnos, los servicios gastronómicos y de hospedaje.
Para quienes buscan un toque de adrenalina, el río Córdoba permite practicar deportes como rafting o ‘tubing’ una actividad que invita a deslizarse por el agua a bordo de llantas.
Desde la tranquilidad de los recorridos naturales hasta las experiencias cargadas de aventura, San Cipriano tiene algo para todos los gustos.