Tenemos la posibilidad de una nueva mirada a lo que por años ha sido la disposición de residuos, ahora podemos pensar en que esta tenga un impacto positivo en la comunidad.
Han pasado 40 años desde que apareció en la literatura lo que hoy conocemos como economía circular. El concepto de Cradle to cradle, de la cuna a la cuna, del químico alemán Michael Braungart y del arquitecto estadounidense Bill McDonough, en el que compararon los procesos industriales y comerciales con el metabolismo biológico.
Sin duda, han sido 4 décadas de aprendizajes, de estudio de los fenómenos de la naturaleza y concientización del cuidado del planeta. Hoy la mayoría convivimos con los principios de la economía circular: recuperar, reducir, reutilizar, reparar, renovar, reciclar y rediseñar.
La apuesta por aprovechar los residuos es mayor en algunas zonas del país. Por ejemplo, en Antioquia se tiene proyectado un distrito de Economía Circular en los municipios del norte del Valle de Aburrá y hasta Donmatías.
La necesidad de transitar a procesos más limpios y circulares está mediada por la cantidad de basura que se necesita gestionar. El 71 % de las basuras de Antioquia es producida por el Valle de Aburrá y el 80 % de la basura del departamento es depositada en La Pradera.
A La Pradera, relleno sanitario en jurisdicción de Donmatías, llegan cerca de 3.100 toneladas de residuos cada día. Su vaso (porción de terreno donde se depositan las basuras) se estima que tenga capacidad por año y medio más. Lo que se agrava si tenemos en cuenta que un segundo vaso aún no tiene licencia.
Pero a la par de esas necesidades de gestión se encuentran municipios como La Ceja y Urrao. Estos con el mejor índice de circularidad del departamento, según un diagnóstico realizado por Socya y la Gobernación de Antioquia.
En Urrao, por ejemplo, las Empresas Públicas tienen una planta de compostaje. Según datos del 2020 allí llegaban el 55 % de los residuos, entre 78 y 80 toneladas mensuales. La empresa también realiza campañas de recolección de colchones, llantas y capacitaciones con la comunidad.
Este municipio del suroccidente de Antioquia también cuenta con Campo Limpio, un espacio adecuado por los empresarios agrícolas para procesar los envases de los productos químicos que utilizan en sus producciones.
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Por otro lado, en La Ceja, en 2018, según un informe de Cornare se producían por año 14.830 toneladas de residuos. De esos, 8.316, es decir el 56 %, era dispuesto en el relleno sanitario, el 34 % eran residuos orgánicos recuperados y el 10 % restante inorgánicos recuperados.
Las Empresas Públicas de La Ceja fueron elegidas por el Gobierno de Francia para acceder a una cofinanciación de un proyecto de generación de energía con residuos sólidos. Valbiores – Valoración de Residuos generará compostajes para devolverlos al sector agrícola o convertirlos en combustibles para ser utilizados en industrias de la región.
De las 1.400 toneladas mensuales de residuos en La Ceja, 689 irán a Valbiores, 110 a las asociaciones de reciclaje y 622 son residuos inservibles. Gracias a la buena separación desde la fuente y al compostaje que se realiza, el municipio puede completar el círculo entregando abono gratis a sus ciudadanos.
Son entonces esas necesidades ambientales actuales las que requieren soluciones a largo plazo. Esas que como en La Ceja o en Urrao se obtienen luego de años de educación y de decisiones valientes.
Tenemos la posibilidad de una nueva mirada a lo que por años ha sido la disposición de residuos, ahora podemos pensar en que esta tenga un impacto positivo en la comunidad y que permita la coexistencia del crecimiento urbanístico, poblacional y de una ciudadanía consciente de la necesidad de la economía circular.