Punta Soldado: la isla que se adapta al cambio climático y se convierte en un oasis de esperanza

Los habitantes de este corregimiento de Buenaventura, decidieron adaptarse y crecer con el mismísimo océano. A pesar de la erosión costera, esta población de pescadores se reinventó y se convirtió en un modelo de turismo sostenible.

Punta Soldado es una isla del Pacífico colombiano que hace parte de la Reserva Forestal Nacional Anchicayá. Este territorio es víctima de la erosión costera producto del cambio climático, que de acuerdo con Ballantyne Puin Castaño, «ha llegado a consumir hasta 500 metros de la playa en los últimos 30 años, razón por la cual el casco urbano ha sufrido 3 desplazamientos a lo largo de su historia, siendo el último en 1998″.

Puin, que es ingeniera ambiental de la Universidad Nacional de Colombia, es la investigadora líder del proyecto Centro Territorial para la Conservación, una iniciativa del Programa de Soluciones Costeras de la Universidad de Cornell, con apoyo de la Universidad Nacional y el CEMarin, que promueve el turismo comunitario-científico basado en la bioeconomía como una opción viable para el desarrollo de comunidades como Punta Soldado.

El primer desplazamiento a causa de erosión costera en Punta Soldado se dio en 1964 | Foto: Cortesía - Dina Estupiñán

La isla es un corregimiento rural del distrito de Buenaventura; está poblada por el Consejo de Comunidad Negra de Punta Soldado, quienes tienen la categoría de territorio colectivo, que según la ley 70 de 1973, les permite tener autonomía sobre las decisiones que afectan a su territorio. 

Michell Sinisterra, joven líder de la isla y representante de la agencia turística comunitaria Playa Viva, cuenta que el primer habitante de Punta Soldado se estableció allí en 1915, proveniente del municipio de Guapi. “Con el tiempo fueron llegando personas de diferentes pueblos del Pacífico colombiano, debido a que la isla era lugar de paso para los comerciantes que se dirigían al puerto de Buenaventura”.

Históricamente han subsistido a base de la pesca artesanal y la labor de pianguar, que es la recolección de moluscos en los manglares hecha, principalmente, por las mujeres. Aunque en el pasado tuvieron turismo, esto se acabó con la última creciente, donde “el mar destrozó lo que era el casco urbano, el auténtico Punta Soldado, obligándonos a reubicarnos en el centro de la isla”, recuerda Breynner Obregón, oriundo de la misma y líder de Playa Viva.

A pesar de esas adversidades, los habitantes de Punta Soldado se han negado a abandonar su territorio. En el e-book Historia y Decisiones doña Gladys Romero, representante legal de la junta del Consejo Comunitario expresa que “el mar es un ser que nos ha dado y nos ha quitado y siempre va a ser así. Pero yo lo amo así, porque es mi pueblo. Vamos a superarnos y a trabajar más; aquí estamos. Nosotros no deseamos irnos a otro lugar, sino quedarnos aquí. Amar a nuestra comunidad. Mi playa bella, que es Punta Soldado”.

En 2016, USAID y Celsia cofinanciaron la implementación de un sistema híbrido de energía solar-diésel-batería en la isla. | Foto: Cortesía Sebastián Calle

En ese contexto, en 2019, llega un grupo de investigadores a la isla motivados por estudiar la erosión costera que estaba destruyendo los ecosistemas de manglar y playa, ya que esta «es un punto de referencia para las aves playeras, que migran desde Estados Unidos hasta la Patagonia”, explica Puin.

La primera fase de la investigación se dedicó a analizar el oleaje que golpea la isla, que puede llegar a tener una marea de 5 metros de altura. Fue allí donde se sentaron los lineamientos técnicos que llevaron a las posibles soluciones para hacer frente al problema de la erosión costera

Según lo contenido en el e-book Mar y Playala condición natural del territorio como isla barrera, lleva al aumento del nivel del mar, que se proyecta entre 45 y 60 cm para 2100, además de la influencia del fenómeno del Niño, que eleva la marea y aumenta la energía de las olas.

Ante la información obtenida, se implementaron estrategias para mitigar la problemática, como la planificación de medidas de gestión de riesgos y la participación activa de la comunidad en la adaptación y el monitoreo constante de la costa, con el objetivo de salvaguardar el entorno natural y la seguridad y bienestar de los habitantes de la isla.

En el 2022 el programa de Soluciones Costeras y el CEMarin, en conjunto con la comunidad, realizaron la primera prueba piloto de la barrera permeable en el sur de la isla. | Foto: Cortesía - Natalia Zapata

Adicionalmente, se instaló una barrera permeable que permite el paso del agua e impide que el oleaje se lleve los sedimentos que componen la playa. De esta manera se frena la erosión y se recupera parte de la costa, protegiendo, además, los manglares que “son parte esencial del ecosistema y fuente de alimento y recursos”, comenta Breynner.

Con la costa recuperada, la comunidad inició un proceso para volver a recibir visitantes, obteniendo la declaración de playa turística por parte de la Secretaría de Turismo de Buenaventura en 2021; y dando paso a su reapertura al mundo en 2022, con un enfoque comunitario y sostenible, pues se niegan al flujo masivo que no respeta su territorio y tradiciones

Para garantizar que ello se de como lo desean, y como resultado de los años de estudio y trabajo de la mano de los investigadores del CEMarin y otras organizaciones, ese mismo año surge la agencia de viajes Playa Viva, que se encarga de ofrecer y administrar los servicios turísticos en el territorio a través de tres paquetes enfocados en turismo culturalcientífico y de naturaleza.

Breiner cuenta que un porcentaje de las ganancias generadas por la misma se reinvierte en iniciativas locales, como la construcción de la escuela y el fortalecimiento del proyecto de recuperación del manglar.

Puin, por su parte, reconoce cómo “Playa Viva se destacó entre las 22 iniciativas seleccionadas por ONU Turismo de un total de 570 organizaciones, logrando ser finalista en la categoría de comunidades étnicas. Su propuesta fue reconocida por su viabilidadpotencial de crecimientoimpacto social y ambiental, así como por su contribución a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, consolidándose como un ejemplo de innovación comunitaria en Colombia”.

Conozca a continuación los paquetes que ofrece Playa Viva:

La Playa Ancestral

Es una experiencia inmersiva en la comunidad que invita a explorar saberes y tradiciones locales, como la pesca artesanal y la partería. En el proceso también hay degustaciones de alimentos y bebidas autóctonas de la región, como «el Tullú de la tía Gertrudis, que es una bebida a base de caña de azúcar, plantas medicinales, canela y el toque secreto», explica Michelle.

La Playa que Camina

Esta inmersión está dirigida a académicos, investigadores y cualquier persona interesado en profundizar sus conocimientos sobre los procesos de adaptación al cambio climático en ecosistemas costeros. A través de actividades prácticas y talleres teóricos, los participantes podrán explorar los desafíos y oportunidades que presenta la erosión costera en Punta Soldado.

La Playa que Vuela

La isla es un importante lugar de paso de aves migratorias, como el zarapito trinador y el playerito occidental, además de muchos los animales que la habitan temporal y permanentemente. Esta expedición está enfocada en la observación de la fauna que hace parte de los diferentes ecosistemas de la región. También es una oportunidad para conocer los diferentes proyectos de conservación de aves que hay en el territorio.

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