El segundo Carnaval más grande de Latinoamérica tiene un repertorio musical de melodías alegres, bailes tradicionales y letras llenas de carga simbólica. Estas son las historias detrás de cinco de ellas.
Muchas de las canciones que más suenan durante el Carnaval de Barranquilla conservan en sus letras la importancia de elementos tradicionales de la cultura caribeña como el río Magdalena, la pesca, la cumbia y hasta el descontrol de estas festividades.
Las composiciones son emblemáticas en la región por su pegajosa melodía y por la voz de quienes las interpretan, pero también por las historias curiosas que los cantautores lograron extraer de la cotidianidad y plasmar en las letras.
1) El Coroncoro – La niña Emilia
Juana Emilia Herrera, más conocida como La Niña Emilia, fue una cantautora nacida en el corregimiento de Mahates, en Bolívar, a quien la fama le llegó a los 50 años.
En los pueblos del Caribe es común que los habitantes se pongan apodos entre ellos, ya sea realizando una comparación entre algún animal u objeto y la apariencia física de la persona o por algo característico en su comportamiento. Es tan común que a veces a las personas ni siquiera se les conoce por su nombre, sino por su apodo. Eso pasó en Mahates.
Como explicó la propia Emilia para una investigación del Banco de la República, la canción El Coroncoro la compuso inspirada en un señor de su pueblo que se la pasaba tomando licor y que, a palabras suyas, era “negro y feo”.
Sus características físicas hicieron que los demás habitantes, en tono jocoso, lo apodaran ‘Coroncoro’, que es el nombre de un pez también conocido como ‘pez diablo’.
El apodado Coroncoro se encontraba en una de sus parrandas el día que su madre murió. Lo curioso de la historia es que cuando corrieron a avisarle, él, en su borrachera, sin ningún tipo de lamentación se limitó a responder “déjala morir”.
A la fecha de composición de la canción, el hijo de Emilia vivía en Brasil. La historia la impactó tanto que ella adaptó la situación al género bullerengue para que así, cuando su hijo la escuchase, recordara a su madre y quizá regresara luego de los siete años que llevaba sin verla.
Y aunque la creadora de El Coroncoro ya falleció, en época de Carnaval la canción de La Niña Emilia aún anda por las calles de Curramba como un pez en el agua, o mejor, como Coroncoro por el río.
2) La Guacherna – Esther Forero
Esther Forero Celis, conocida como la novia de Barranquilla, le escribió más de 500 canciones a la ciudad. Una de las más emblemáticas es La Guacherna, compuesta en 1981.
Esta composición, además de despertar en el pueblo barranquillero las ganas de desordenarse con bailes y maicena, es una de las piezas musicales que más impacto tuvo en la historia del Carnaval de Barranquilla.
El guache es un instrumento de origen indígena, utilizado durante el Carnaval, que produce un sonido similar al de la maraca, y cuyo nombre proviene de la palabra quechua ’huaccha’, que significa pobre.
Fue a finales del siglo XX en Barrio Abajo (el popular sector de Barranquilla que el año pasado fue declarado bien de interés cultural de Barranquilla), donde se dieron las primeras congregaciones en las calles. La actividad era sencilla: los vecinos salían y armaban grupos que al son de los ritmos típicos de la región iban recorriendo las calles de la ciudad con mechones, tamboras y flautas de millos. La tradición, sin embargo, desapareció.
Era necesario que Esthercita Forero viajara a Cuba en 1960 para notar que allá, a kilómetros de distancia, también salían pequeños grupos con congas, música y desorden.
Desde entonces comenzó su obsesión por replicarlo en Barranquilla hasta que 14 años después, en 1974, Esther convenció a la junta organizadora del Carnaval de Barranquilla de lo necesario que era la creación de La Guacherna, nombre con el que bautizó el famoso desfile nocturno.
En este estribillo de la canción, por ejemplo, se reúnen varios elementos emblemáticos de la ciudad de Barranquilla:
Faroles de luceros, girando entre la noche (Hace referencia a los mechones de vela que sostienen las bailarinas al dar vueltas en la tradicional Cumbia)
La brisa es un derroche, de sones cumbiamberos (Barranquilla se caracteriza por sus fuertes brisas y la cumbia es su baile típico)
Reina de los barrios, reina del Carnaval (Hace referencia a las más de 100 reinas de los barrios populares como Barrio Abajo que salieron el primer día de La Guacherna demostrando la gran acogida de su desfile nocturno),
Comparsas y mochilas y abarcas tres puntas (Las mochilas y las abarcas son dos prendas tradicionales de la cultura caribeña)
3) Joselito, el Borrachón – Pedro “Ramayá” Beltrán
Pedro Agustín Beltrán Castro, a sus 92 años, es una leyenda viva del folclore colombiano. Rey Momo del Carnaval en 2002, flautista, creador de la Cumbia de Soledad e hijo del cantautor de Bolívar Miguel Beltrán, su canción es un clásico que inmortalizó la figura de Joselito Carnaval, uno de los personajes más simbólicos del evento.
Según cuenta la leyenda urbana, este personaje se trataría en realidad Nicolás Ariza, un cochero que vivió a principios del siglo XX y gozó unos carnavales de principio a fin de tal manera, que el martes lo encontraron inconsciente y lo dieron por muerto.
Comenzaron a pasearlo en un ataúd por las calles de la ciudad, pero de un momento a otro se despertó gritando: “¡No estaba muerto, solo andaba de parranda!”.
Desde ese entonces la figura de Joselito se utiliza para representar esa actitud frente a la vida que se apodera del barranquillero todos los años en épocas de Carnaval. Es una representación del inicio del desorden, goce y descontrol, para luego, con su muerte y el cierre de la festividad, poder regresar a la vida ordinaria.
4) En Barranquilla me quedo – El Joe Arroyo
Álvaro José Arroyo González nació en 1955 en Cartagena, pero Barranquilla adquirió un gran significado para él luego de haber sido la tierra que le permitió crecer artísticamente.
Esta canción fue grabada en 1988 en Medellín con su primera orquesta La Verdad y retrata todo el cariño que el Joe sentía hacia esa “patria chica que lo acogió”. La canción llevaba gestándose noches antes a su grabación en el patio de la casa del Joe, donde los 12 músicos de la orquesta se daban cita.
Cuenta Chelo De Castro, quien era su arreglista en ese entonces, que la canción fue el resultado de las habilidades artísticas del Joe para armar las canciones en un “dos por tres”. Al parecer, hizo un par de sonidos con sus manos y su boca, y de ahí nació el coro. Y que con el inicio: “Del Caribe aflora, bella encantadora…”, inmortalizó en el imaginario colectivo la imagen de una Barranquilla que ha llegado, incluso, hasta la película de Disney Encanto.