No humanizarlas, garantizar su atención veterinaria y ofrecer espacios para que manifiesten sus conductas naturales, son algunas de las recomendaciones de los especialistas del Área Metropolitana del Valle de Aburrá.
Tener mascota es, sobre todo, un acto de responsabilidad y amor, y el cuidado de un animal doméstico demanda que el tenedor garantice un contexto adecuado para su calidad de vida. Así lo señala la ley 1774 de 2016 con la que el país tipificó los delitos por maltrato a animales.
En su primer artículo señala: “Los animales como seres sintientes no son cosas, recibirán especial protección contra el sufrimiento y el dolor, en especial, el causado directa o indirectamente por los humanos”.
Andrés Gómez, profesional ambiental del equipo de Fauna del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, explica que una de las principales recomendaciones que él, desde su experiencia, puede hacer, es “no tener animales a los que no les podamos garantizar que no sufran”. Igualmente, desglosa varios temas que todo dueño de una mascota debe considerar.
Las recomendaciones de un experto
Respetar las cinco libertades de los animales
Gómez explica que la ley 1774 de 2016 se creó con base en cinco pilares del bienestar animal. Tras su conformación hace cerca de un siglo, en 1924, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE, por sus siglas en inglés) definió cuáles son estos principios: que los animales estén libres de hambre, sed y desnutrición; de temor y de angustia; de molestias físicas y térmicas; de dolor, de lesión y de enfermedad, y que puedan manifestar un comportamiento natural.
“Podemos tener nuestros animales de compañía, pero de forma adecuada, responsable y con todas las libertades”, asegura el experto del Área Metropolitana del Valle de Aburrá. A partir de ahí, se originan los demás cuidados.
No a la humanización
“Es un tema muy controversial”, dice Gómez para referirse a la humanización de los animales, que es reflejar en las mascotas comportamientos que son propios de los humanos y que pueden surgir como una forma de “afecto que una persona tiene hacia los animales”.
No obstante, insiste en que esta humanización (que se puede traducir en vestir con zapatos, camisetas y otras prendas de ropa a un animal) pueden evitar que “la mascota exprese su comportamiento natural”. Frenar esa manifestación de las conductas normales de las mascotas, señala, lleva a condiciones de estrés.
Por ejemplo, tanto perros como gatos usan la sensibilidad de las almohadillas de sus patas para relacionarse con el ambiente. Ponerles zapatos impide esa sensación y puede ocasionar que se resbalen, porque no pueden utilizar su capacidad de agarre innata.
Y Gómez también toca un tema complejo de tratar: el del duelo a una mascota. “A veces la mejor decisión que hay es aplicar la eutanasia para evitar que sufran cuando están enfermas”, ya que esas enfermedades, y sus respectivos tratamientos, las llevan a tener más dolor.
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La salud, una prioridad
Tener mascotas también significa cuidar su salud, insiste Gómez. Por eso, es necesario que se garantice una atención veterinaria de calidad. En este punto, señala que el Área Metropolitana del Valle de Aburrá tiene programas de atención básica veterinaria, en los que equipos médicos, veterinarios y auxiliares se desplazan a los 10 municipios para realizar una valoración clínica en donde puede haber mayor vulnerabilidad.
Pero no es solo un asunto relacionado con las mascotas, sino también con la salud de las personas. Esto por la posible transmisión de enfermedades animales a humanos, como la rabia, el parvovirus y el moquillo.
Por eso, dice Gómez, se debe verificar que los animales tengan completo su plan de vacunación, así como la desparasitación interna y externa de los animales.
El respeto a la fauna silvestre
Otra de las grandes advertencias que hace Gómez es que las personas no deben (ni pueden) tener como mascota a un animal silvestre. Relata que hay casos en las que han encontrado a animales “en condiciones que son paupérrimas: loras con las alas cortadas, primates sin sus colas”, por dar dos ejemplos.
También hay una responsabilidad respecto a quienes tienen animales domésticos y es evitar que estos interactúen inadecuadamente con la fauna silvestre. Gómez pone el ejemplo de los gatos.
“Es muy importante que las casas con felinos tengan mallas para evitar que se desplacen. Su instinto hace que cacen individuos como aves y mamíferos pequeños (zarigüeyas y ardillas, por ejemplo)”, señala. Además, la malla evita que se presenten accidentes cuando se vive en pisos altos.
Comida adecuada para animales
Para terminar, Gómez da lo que él llama “las recomendaciones más básicas”: no darle comida de humanos a las mascotas para no afectar su funcionamiento gastrointestinal. No dejarlos a la intemperie y garantizar que tengan espacios para moverse con tranquilidad y para descansar.
Ejercicio y lugares de esparcimiento
También, sobre todo con los perros, dejar que se ejerciten. Y no olvidar la convivencia en lo que se refiere a las relaciones con vecinos para evitar problemas por una tenencia no adecuada de mascotas.
De acuerdo con Gómez, “si yo voy a tener a un animal, tengo que ser consciente de que debo tenerlo responsablemente sin causar perjuicios”.