El colectivo No Museo se unió a cuatro amantes del arte para inaugurar en Manizales la Casa 45-51, un espacio para el arte contemporáneo de la ciudad y la región.
Una bandera amarilla con el enunciado «Esto no es un museo» es la única señal que indica que algo inusual ocurre en la casa 45-51 del barrio Lleras, uno de los más tradicionales de Manizales, que alberga la iglesia de Cristo Rey y el cementerio San Esteban.
No obstante, desde hace poco llegó a la zona un atípico vecino: un museo de arte contemporáneo que busca brindar un espacio para la experimentación.
La iniciativa, creada por el colectivo de artistas anónimos No Museo y por Alejandro Valencia, Carolina Castaño, Santiago Dusán y Laura Puertas, pretende “movilizar la escena artística y descentralizarla un poco de los lugares de la ciudad donde típicamente se encuentran los artistas”, aclara Puertas.
Según lo explica Puertas, la idea surgió porque los escenarios para las artes plásticas que existen en Manizales no están enfocados en el arte contemporáneo y son espacios más formales, como salas de exposiciones.
En cambio, para ella, las propuestas que llegan a la Casa 45-51 permiten que el artista salga de su zona de confort y experimente con su obra.
“Las obras pueden ser procesales, preformáticas, talleres o activaciones. No necesariamente tienen que estar completas. Puede ser que estén en proceso de producción. Los parámetros que manejamos desde el punto de vista curatorial son: que sean artistas emergentes, de la región centro occidental (Risaralda, Caldas, Quindío y Antioquia) y que sean obas experimentales”, aclara Valencia, co-curador del espacio junto con Puertas.
De igual forma, se espera que las obras que lleguen interactúen con el espacio de la Casa 45-51, la cual se dio en comodato a la familia de Santiago Dusán y tiene áreas con cierto deterioro, una característica del espacio que se decidió conservar, para hacer una contra propuesta a los lugares tradicionales de exhibición.
Por eso, la exposición actual de la Casa 45-51, llamada Tomo 1 (porque es la primera que realizan), tiene una relación tangible con la casa, con el entorno. Aquí, Juliana Clavijo hizo un proyecto llamado Homemade, que se enfoca en las dinámicas de protección en los barrios.
Alejandra García tiene una obra textil que trata con la idea de tender espacios física y metafóricamente titulada Tejiendo Lugar. Y Estefanía Ayala hizo Entre, pero sin zapatos, una instalación realizada con varios de los materiales que eran de su casa, e invita al espectador a hacer parte de la obra sentándose en unos muebles cubiertos con una gran mortaja blanca, con imágenes de álbumes familiares.
Las obras de la exposición, que cerrará esta semana, pertenecen a tres mujeres son estudiantes de la Universidad de Caldas.
Una vez clausurada esta exhibición se empezará con el proceso de desmontaje y curaduría para la siguiente muestra, que tentativamente se esperan tener lista para la última semana de septiembre
“Estamos planeando que las siguientes obras giren en torno de la temática del deterioro y cómo este concepto puede ser interpretado por diferentes artistas”, comenta Puertas.
También cabe resaltar al público que la Casa 45-51 no está abierta únicamente a exposiciones de arte. En ella se realizan otro tipo de actividades como charlas, talleres, conversatorios temáticos, donde se invitan a personas de la escena artística para que compartan sus inquietudes e intereses a cerca del arte contemporáneo.
“El arte es algo para disfrutar, para cuestionarse. Es un espacio que permite que toda persona que le guste el arte pueda ir, apreciarlo y resolver sus inquietudes al respecto”, opina Puertas.
De igual manera, Puertas recalca que la Casa 45-51 no es un museo tradicional, al que se pueda ir cualquier día a cualquier hora.
El ingreso es con cita previa, ya que el proyecto es liderado por un colectivo, que carece de los miembros necesarios para tener siempre a alguien en la casa. Por eso, se programan citas de recorrido.
El único momento en el que la Casa está abierta a todo público es en la inauguración de una exposición. Por ejemplo, en la inauguración pasada asistieron alrededor de 250 personas y el lugar siguió recibiendo visitas durante todo el mes, de grupos pequeños con cita previa.
Casa 45-51, un espacio por amor al arte
Así luce la fachada de la Casa 45-51, espacio que posee un patio trasero y un antejardín que también se pondrán a disposición del público para realizar muestras artísticas. / FOTO: cortesía de la Casa 45-51
Aunque Santiago Dusán presta la Casa 45-51 para las exhibiciones, el dinero para la manutención y para realizar las exposiciones usualmente sale del bolsillo de Valencia, Castaño, Puertas y del colectivo No Museo, o de alguna recolecta que realicen.
“Somos unas personas que nos gusta el arte, somos artistas y gestores culturales que realizamos este proyecto por el interés en la cultura. Pero mantener este tipo de espacios financieramente es complejo”, explica Puertas.
Por ahora en la Casa 45-51 se encuentran ajustando iniciativas, como el Muro de lujo, un muro de la casa destinado a intervenciones de grafitti.
También están pensando en convocatoria para que un artista local o regional proponga un diseño para la bandera externa de la casa y que esta sea presentada durante el tiempo que dure una exhibición
Por último, uno de los proyectos nuevos que surgieron y que esperan implementar en octubre, es la sala comercial. Puertas aclara que lo que se presentará en este lugar no tendrá necesariamente que ver con la exhibición del momento, sino que estará abierta para la venta de obras, activaciones de marca o showrooms.
“Esperamos que sea un espacio vinculante, para que otros proyectos o empresas sean conscientes de que el arte y la cultura son motores de desarrollo para la ciudad y la región. Acá podrían encontrar al público de la escena artística y abrirse un lugar entre quienes habitan estos espacios”, concluye.