Chocomueic, el emprendimiento que transforma vidas en Guapi a través del cacao

Desde el corazón del Pacífico colombiano, en Cauca, un departamento históricamente marcado por el olvido estatal y las dificultades económicas, nace una iniciativa que ha logrado posicionar al territorio en el mapa del cacao fino y de aroma. Una historia de esperanza, liderazgo y transformación comunitaria.

Se trata de Chocomueic, una apuesta liderada por mujeres y jóvenes afrodescendientes, que desde 2018 promueve el desarrollo sostenible a través del cacao, la cultura y el trabajo colectivo, desde Guapi, en el Cauca.

Detrás del proyecto está Carmen Ilse Loango, madre, docente y hoy empresaria de 30 años que, en busca de crear una fuente de empleo fija y con impacto en su municipio, encontró en ese fruto una propuesta que poco a poco ha ido evolucionando de una iniciativa casera, basada en el acervo ancestral del territorio, en una organización estructurada, con planta de transformación propia, articulación con redes solidarias y proyección nacional e internacional, sin perder en el proceso sus raíces ni su compromiso con el territorio.

Su historia comienza con otro nombre, “Amor Dulce”, y se moldea desde las raíces, la identidad y la memoria. Ilse recuerda cómo una conversación con un amigo les llevó a ella y sus socias a cuestionar el nombre inicial del proyecto. De ese intercambio, en una reunión entre amistades en casa de un compañero, surgió el nuevo nombre: Chocomueic, acrónimo de «Chocolate elaborado por Mujeres Emprendedoras con Identidad Cultural».

En Guapi, el cacao no es solo un producto agrícola, es parte de la vida cotidiana, de las tradiciones orales, de las recetas ancestrales. «Nuestras abuelas se reunían a preparar chocolate y en esas reuniones tejían comunidad, compartían historias, enseñanzas y valores», relata Ilse. Esa misma esencia es la que hoy Chocomueic rescata para fortalecer la identidad, el tejido social y la economía local.

La organización va más allá del simple procesamiento de cacao. Actualmente, más de 40 familias están vinculadas a la cadena de valor: siembra, cosecha, postcosecha y transformación. De ellas, unas 20 mujeres trabajan directamente en la planta de transformación, ubicada en el municipio, donde además se acompaña a los productores con prácticas agrícolas sostenibles.

“Cuando va tomando fuerza este trabajo entendimos que aquí no solo se transformaba cacao en chocolate, sino que se transformaban vidas”, afirma la fundadora de la iniciativa. “Nos empoderábamos como mujeres, como madres, como lideresas, y también abríamos el camino para que nuestros hijos e hijas vieran en el cacao una oportunidad real de futuro”.

"Nuestro cacao tiene muchos nombres antes de ser chocolate. Se llama río, marea, canoa, canalete, quebrada, estero, selva", asegura Ilse Loango. | Foto: Cortesía - Chocomueic

Guapi, como muchos municipios del litoral Pacífico, enfrenta brechas históricas en infraestructura, acceso a educación, salud y empleo. Durante años, los jóvenes del municipio tuvieron pocas alternativas para soñar con un futuro distinto al que ofrecen actividades como la pesca, la agricultura de subsistencia o, en el peor de los casos, los grupos armados.

Chocomueic se propuso cambiar esa narrativa, mostrando que en el territorio hay riqueza, oportunidades y capacidad. “Queremos que nuestros jóvenes piensen en grande, que se vean estudiando, emprendiendo, transformando su realidad desde lo que somos, desde lo que tenemos. Y el cacao es una excusa maravillosa para eso”, explica.

La organización ha logrado consolidar su presencia en diferentes ciudades del país: Buenaventura, Cali, Popayán, Bogotá, Cartagena, y recientemente en el Huila, a través de redes de distribución solidarias como Vitrina Pacífica, Kumé (Fundación Acua) y el mercado de la tierra de Slow Food.

Además, la planta de transformación de Chocomueic compra todo el cacao que se produce en Guapi, generando ingresos estables y justos para los agricultores locales.

“Nuestro compromiso era comprar toda la materia prima del municipio. El gran reto fue conseguir los recursos para cumplir esa palabra. Hoy lo logramos gracias a las ventas y a alianzas estratégicas que nos han apoyado”.

Uno de los mayores desafíos, añade Ilse, fue compatibilizar la tradición artesanal del chocolate con las exigencias técnicas y sanitarias del mercado actual. Gracias al apoyo del SENA, las mujeres de Chocomueic se formaron como técnicas en chocolatería, obtuvieron su registro INVIMA, el registro de marca y la certificación como negocio verde por la Corporación Autónoma Regional del Cauca (CRC).

“No hemos dejado de ser artesanales, pero ahora cumplimos todas las normas. Aprendimos que en el conocimiento está el poder. Hoy seguimos haciendo chocolate como nuestras abuelas, pero con herramientas que nos permiten llegar a más mercados sin perder nuestra esencia”, dice Ilse con orgullo.

Según las mujeres de Chocomueic, no faltó quien les dijera que su idea no era posible. Hoy, aseguran, el cacao se ha convertido en una fuente de esperanza en el territorio, una oportunidad para que productores, mujeres y jóvenes logren mejorar su calidad y condiciones de vida. | Foto: Cortesía - Chocomueic

El impacto no se limita al ámbito económico. En Guapi, la organización lidera la primera biblioteca comunitaria y centro cultural del municipio, un espacio desde el cual se fomenta la lectura, la comunicación, la música, el arte y el liderazgo. Este centro, articulado con la Junta de Acción Comunal del municipio y la Plataforma Municipal de Juventudes, ha sido clave para alejar a niños y adolescentes de dinámicas violentas.

“El cacao y el chocolate son una excusa. Lo que realmente nos mueve es la posibilidad de impactar vidas, de darle herramientas a nuestras mujeres para tomar decisiones, de que los jóvenes sueñen con ir a la universidad, con transformar Guapi desde el conocimiento”, enfatiza la gerente.

También hacen parte de la marca región “Origen Cauca es Cacao”, una estrategia de visibilización del departamento que ha logrado ubicar a Guapi como un referente de producción de cacao de calidad. Desde allí, se proyecta la internacionalización de sus productos, llevando el sabor y la resistencia del Pacífico a otros rincones del mundo.

A futuro, Chocomueic busca consolidar un modelo de turismo regenerativo, que permita a visitantes nacionales e internacionales conocer la cultura del cacao, vivir experiencias inmersivas con las comunidades y apoyar la economía local de forma respetuosa y sostenible.

“Queremos seguir creciendo, pero sin perder la conexión con lo que somos. Este proyecto es la suma de muchas manos, muchos corazones y mucha lucha. En cada barra de chocolate que vendemos va una historia, una vida transformada, un territorio que resiste y que sueña”, concluye Ilse Loango.

Chocomueic, añade la emprendedora, es más que chocolate: es una propuesta de vida que demuestra que, desde la ruralidad, se puede construir paz, economía solidaria, y dignidad.

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