La ilustración digital es la herramienta principal de CapiArt, un colectivo juvenil que se niega a olvidar las tradiciones y costumbres que definen al llano.
Cuando un llanero arrea su ganado, lo hace cantando. Entonando melodías le dice hacia dónde debe ir y dónde debe permanecer. Le canta para indicarle el lugar donde pasarán la noche y el camino por donde debe transitar. Cantando llama a los recién nacidos becerros para marcarlos y calma a sus madres mientras las ordeña.
En el llano, por ejemplo, ‘las alpargatas no son zapatos aunque le pongan tacón’ y las herraduras en las puertas de las casas son símbolo de buena suerte. El llanero se entretiene con la Saranda, la Huesa y las Mararabes, y mientras ve caer el sol, entona algún joropo acompañado de su siempre fiel cuatro.
El llano es un universo de prácticas, costumbres y saberes tradicionales con un largo legado que ha permanecido gracias a la tradición oral de aquella región. Pero es un universo que, de a poco, va desapareciendo.
Entre los llaneros criollos y los ‘guates’, jóvenes nacidos en el territorio, pero lejos de la sábana, lo rural y la tradición, ha ido creciendo con el tiempo una gran brecha que ha desligado a estos últimos de esas viejas prácticas que definen al llanero como tal.
“Los llaneros natos no vienen mucho a la ciudad, rara vez se ve uno acá en la capital porque ellos mantienen es en la sábana, entonces la información que hay acerca de la cultura está en libros, videos viejos y formatos que no resultan atractivos para nosotros los jóvenes”, cuenta Carol Begambre, abogada araucana recién graduada.
Rescatar el pasado con las herramientas del presente
Carol siempre quiso estudiar diseño gráfico o cinematografía, pues desde pequeña le ha gustado mucho el arte y sobre todo la ilustración, gusto que heredó de su madre y de sus tías, todas muy involucradas en el tema desde la pedagogía.
Sin embargo, a causa de una limitada oferta educativa en el territorio, terminó estudiando derecho.
Aun así, jamás abandonó su pasión y luego de un curso de ilustración digital en el marco del proyecto Animatech del programa Alianzas para la Reconciliación de Usaid y Acdi/Voca, fundó junto a su hermana Laura y otros tres compañeros del curso, el Colectivo CapiArt.
“Le pusimos así por el Capibara o Chigüiro, animal característico de Arauca y de los llanos en general y porque lo que nosotros hacemos es arte” cuenta Carol.
CapiArt, que hoy cuenta con un equipo de 11 personas, surgió con la intención de crear una estrategia comunicativa atractiva y eficiente para lograr interesar a la juventud araucana en la cultura y las costumbres tradicionales del llano y así conservarla y exaltarla.
En ese sentido, realizan piezas comunicativas a partir de ilustraciones y fotografías en las que cuentan, por ejemplo, acerca de los juegos tradicionales del llano, como los bolos criollos, los trompos, la saranda y la huesa; leyendas como la de ‘Florentino y el Diablo’; tradiciones como los cantos de trabajo y vaquería, declarados patrimonio inmaterial de la humanidad, así como datos de los ecosistemas que componen las sabanas llaneras y de las especies de fauna y flora que los habitan.
“Nos dimos cuenta de que todos en el colectivo teníamos a alguien que estaba empapado de la cultura llanera y que conocía todas estas tradiciones: mi abuelo era llanero criollo y mi mamá se crio en la sabana, pero ella nunca nos contó nada sino hasta que le preguntamos”.
De esa manera comenzaron a recorrer las fincas y haciendas de abuelos, tíos y otros familiares y amigos, así como las de desconocidos, quienes, amables y emocionados por la inusual visita, les fueron contando todo lo que sabían acerca de su querida tierra: la vaquería, el coleo, el joropo, los mitos y las leyenas, los amaneceres, el arreo y una infinidad de cosas que Carol y su equipo jamás se imaginaron encontrar.
“A veces una ni hace preguntas y ellos hablan solitos” comenta Carol riendo luego de mencionar la familiaridad que hay entre los llaneros.
“Tenemos el reto de crear contenido que guste y enseñe de la cultura llanera”
Inicialmente, y dado que CapiArt nació en medio de la pandemia por Covid-19, el trabajo que realizaban lo difundían a través de redes sociales. Y aunque en su primer año de vida tuvieron gran acogida, Carol confiesa que no deja de ser un reto pues el desinterés de la juventud es generalizando y profundo, en parte porque los espacios en los que tradicionalmente se habla acerca de la cultura, “son charlas en las que ponen a un historiador a dar una cátedra muy aburrida, no hay espacios de participación ni de interacción, entonces con los jóvenes no resuenan”.
De ahí, entonces, que, además de las piezas que difunden en redes, CapiArt también haya buscado crear espacios de discusión y divulgación en parques y plazas públicas, así como en escuelas veredales y sedes de Juntas de Acción Comunal, donde realizan, por ejemplo, jornadas de pintura y dibujo alrededor de un tema del llano y su cultura para de esa manera enseñar y reflexionar acerca de la importancia de su preservación.
“Es la identidad del territorio” sostiene Carol, “si nosotros como habitantes de este territorio desconocemos lo que nos legaron nuestros ancestros, nos vamos a quedar sin identidad y ahí sí que vamos a ser el departamento del conflicto armado y ya”.
Y es que, dice ella, los araucanos están cansados de escuchar noticias que solo hablan acerca del conflicto armado en su departamento y nunca nada de los procesos comunitarios, la cultura o «las cosas buenas que existen en la región».
“Para los medios y las personas del país, Arauca solo es conflicto, ELN y guerrilla”, sentencia.
En ese sentido, dice que su trabajo ha tenido un impacto significativo en la medida en que ha llegado no solo a los jóvenes de la ciudad y el departamento, sino a personas a nivel nacional y aunque confiesa que no se lo esperaban, ha sido emocionante porque, precisamente, les ha permitido hablar de Arauca desde otra perspectiva.
Y aunque el colectivo tiene menos de dos años de existir, ha logrado establecer alianzas con escuelas de algunas veredas aledañas, así como con Juntas de Acción Comunal para coordinar trabajos y evitar que se pierda, todavía más, la cultura llanera.
“Estamos en un momento en que muchos llaneros criollos dicen que ya muchas prácticas se perdieron. Es nuestra tarea y nuestra responsabilidad evitar que eso siga pasando y construir memoria de esas prácticas que ya no existen, pero que sí existieron y que son parte de lo que somos como llaneros” concluye Carol.