En Barranquilla un emprendimiento digital gratuito fortalece las economías y los emprendimientos barriales permitiéndoles llegar más allá de sus comunidades.
Mientras Mercedes Bidart, argentina de 29 años a quien siempre interesó el tema de las economías informales, cursaba su maestría en Planificación Urbana en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), conoció a José Francisco Aguirre, director ejecutivo de la Fundación Santo Domingo.
Se encontraron para almorzar y Mercedes le presentó una idea de emprendimiento que había venido desarrollando con Juan Cristobal Constaín y Viviana Siless, dos compañeros de la maestría, y por la cual había ganado un premio de 40 mil dólares de parte de la Iniciativa de Innovación del MIT.
“Con mis compañeros habíamos identificado que en nuestros países (Argentina, Colombia y Puerto Rico) había problemáticas similares con respecto a las economías informales de los barrios”, cuenta Mercedes. Con eso en mente, se pusieron en la tarea de desarrollar una herramienta digital que ayudara a los vendedores informales a escalar sus negocios y de esa manera fortalecer las economías barriales.
Inicialmente la idea era desarrollar una plataforma digital de compra y venta que permitiera a los vendedores estar en un market place virtual en donde fuera posible poner el logo y el nombre del emprendimiento, crear un catálogo de sus productos y servicios con precios y descripciones, y de esa manera dar visibilidad a su negocio para fortalecer el comercio local.
A Aguirre le gustó la idea e invitó a Mercedes a desarrollarla en Barranquilla, garantizándole que tendrían el espacio, las conexiones y el apoyo para hacerlo.
Mercedes aceptó y en junio de 2018 estuvo dos meses en Barranquilla, donde construyó e implementó, en conjunto con un grupo de 30 mujeres emprendedoras del barrio Villas de San Pablo, un proyecto de vivienda de interés social en el suroccidente de la ciudad, una encuesta para identificar y caracterizar a los emprendedores del barrio y sus necesidades.
Con la información recolectada desarrollaron y lanzaron en Villas de San Pablo una primera versión de Quipu Market, en julio de 2020, en medio de la pandemia.
“Antes de la pandemia, yo le vendía solamente a los conductores. Después cuando vino la pandemia ellos ya no vinieron más y yo no tenía clientes. Después me inscribí en la plataforma de Quipu, donde pude registrar mi negocio, subir mis productos y los clientes me solicitan por ahí y yo vendo por la plataforma”, cuenta Mónica Rangel, dueña de Frutos del Campo, un restaurante de platos típicos.
Con esa primera versión, Quipu fue seleccionado para participar en Probeta, un programa diseñado por la alcaldía de Barranquilla y MacondoLab, un centro de crecimiento empresarial e innovación de la Universidad Simón Bolívar especializado en generar capacidades para el crecimiento empresarial, específicamente a través de la tecnología y la innovación.
Quipu 2.0
Mercedes renunció a su trabajo en la Secretaría de Desarrollo Económico de la Alcaldía de Nueva York y se mudó del todo a Barranquilla con sus socios, donde recibieron gran apoyo de MacondoLab. Igualmente, obtuvieron financiación del Laboratorio de Innovación del Banco Interamericano de Desarrollo para lanzar una segunda versión de Quipu.
Entre varias pruebas y errores, retroalimentación y consejos de la comunidad y los usuarios mismos, se dieron cuenta de que, a pesar de que los negocios en Villas de San Pablo eran informales, tenían cierto nivel de ventas. El verdadero dolor de los vendedores era el acceso a crédito.
“Los usuarios de Quipu son personas sin cuentas de banco que, aunque están activos comercialmente, no pueden acceder a un crédito formal para hacer crecer su negocio por un reporte en Data Crédito de hace 10 años o por no tener historial crediticio.”
Es el caso, por ejemplo, de Edison Flores, dueño de Comidas Rápidas el Chino. Durante la pandemia se enfermó y todo el capital que tenía de su negocio debió invertirlo en tratamientos para su enfermedad. “Estuve solicitando capital, pero no me lo daban porque estoy en Datacrédito”, cuenta.
Con eso claro, Quipu dejó de ser únicamente una plataforma para la compra y venta digital de productos y servicios de emprendimientos barriales, y comenzó a ofrecer, también, servicios financieros.
“Por medio de Quipu me registraron las ventas y gracias a ellos me ayudaron para que me consiguieran el crédito, que me va a servir para ampliar el negocio más”, agrega Edison.
Un espejo de las dinámicas económicas barriales
La plataforma adquirió también otros elementos que también responden a las particularidades de las economías informales y las necesidades de dichos vendedores.
Según Mercedes, a diferencia de otros market places el de Quipu es especial porque, entre otras cosas, el vendedor puede ocultar su dirección si quiere, por el hecho de ser informal, o pueden tener más de un negocio, pues hay muchos que, por ejemplo, cuidan niños y en el mismo lugar venden zapatos. “Fuimos adaptando la aplicación a cómo funciona la economía en la informalidad y la aplicación se transformó en un espejo de esas dinámicas tradicionales.”
Con esa nueva versión se expandieron por toda Barranquilla y hoy cuentan con 2000 usuarios en la ciudad, han contratado personal local para el equipo y crearon también la figura del Difusor Quipu: personas locales de cada barrio que contratan y trabajan de cerca con los emprendedores resolviendo dudas de la plataforma.
Ahora, Quipu se encuentra en un proceso de expansión por el territorio nacional que comenzó con una incursión en Antioquia. En Medellín fueron premiados por los Centros del Valle del Software de Ruta N, que son espacios para la aceleración y el fomento de emprendimientos de base tecnológica. Además, y en alianza con la caja de compensación Confama, comenzaron a implementar su aplicación en sus conjuntos habitacionales en Rionegro y en Apartadó, y pronto esperan hacerlo en Medellín.