La Granja del Borrego, una iniciativa de los hermanos Carlos y Juan Díaz que enseña en redes sobre actividades típicas del campo, propone siete consejos para reducir el impacto ambiental en la cotidianidad.
La Granja del Borrego es una cuenta de Instagram en la que Carlos Díaz, un joven de 14 años mejor conocido como ‘El borrego’, enseña sobre temas del campo. La cuenta es administrada por su hermano Juan, de 31, a quien ahora se le conoce como ‘el Hermanager’, precisamente por su labor en el proyecto.
La idea nació durante la pandemia: “Yo en ese momento estaba viviendo en Bogotá y el resto de mi familia en La Vega, Cundinamarca. Nosotros hemos tenido desde siempre una granja en San Francisco, que era de mi abuelo. Decidimos pasar la cuarentena ahí y luego mudarnos del todo”, cuenta Juan Díaz.
Desde entonces, la familia se ha acercado más al campo y a raíz de ello nació la iniciativa de mostrarle a la gente su proceso de transición de la ciudad al campo y los aprendizajes de este. Hoy, El borrego publica frecuente contenido en el que enseña cómo funciona el campo, sobre los animales de la granja y da consejos sobre cómo vivir una vida más sostenible.
Carlos y Juan dan siete recomendaciones para que este 2022 las personas tengan hábitos más sostenibles que permitan luchar contra la crisis climática desde la vida cotidiana.
1. Hacer compostas
Una composta es un método en el que se crean abonos a partir de los residuos orgánicos que produce una persona. “Estos residuos ocupan mucho espacio en los basureros y generan gas metano, que termina contaminando el resto de residuos que están cerca, haciendo que muchos de los que eran reutilizables o reciclables ya no se puedan tratar”, explica El borrego.
Aunque es mucho más fácil hacerlo en el campo, hay soluciones y formas de hacer compostaje si se vive en un apartamento de ciudad: “En Bogotá, por ejemplo, hay empresas a las que uno puede contratar para recoger residuos orgánicos y hacer compostaje. Además, hay otras empresas que venden kits con todos los implementos necesarios para la actividad”, cuenta Juan.
2. Apostarle a una huerta en casa
Uno de los principales factores que aumentan la huella de carbono que tiene una persona son sus hábitos de consumo en cuanto a los alimentos. Las huertas propias hacen que el consumo de la gente disminuya el carbono que viene del transporte de los alimentos.
“Por ejemplo, si yo siembro mis lechugas, al usarlas no generé CO2 porque crecieron en mi propia casa”, dice El borrego.
3. Cambiar la forma de transportarse
“No se trata solo de utilizar más la bicicleta. Eso sirve para las personas que viven cerca al trabajo. Pero si uno tiene carro, lo que puede hacer es compartir los viajes con otras personas para reducir la huella de carbono. Si el carro ni la bicicleta son una opción, usar el transporte público es bueno porque ahí se mueve más gente”, aconseja el joven.
4. Apoyar a productores locales
Comprar alimentos a pequeños productores locales reduce significativamente la huella de carbono de una persona: “En el caso de las personas que tienen la posibilidad, uno le puede comprar a los vecinos. Por ejemplo, nosotros que vivíamos en La Vega le comprábamos directamente a la gente que está trabajando la tierra en la plaza de mercado«.
En el caso de las ciudades, hay emprendimientos campesinos que le apuestan a eliminar intermediarios, lo que además de permitirles mayores ingresos a los campesinos, también reduce la huella de carbono que tienen los productos.
Le puede interesar: Mercados campesinos en Medellín: ¿dónde y cuándo encontrarlos?
5. Reciclar y reutilizar
“Utilizar bien el sistema de bolsas es fundamental: las bolsas blancas, en las que van los residuos reciclables como el cartón, vidrio y plástico, las verdes para los residuos orgánicos como restos de comida, y la bolsa negra para los residuos que no son aprovechables como las servilletas y los tapabocas. Pero también podemos hacer otras cosas como darles a los recicladores directamente la chatarra, el cartón, y en general los residuos que sirven para reciclar”, asegura Carlos.
Es importante darles a los residuos una vida productiva más larga. “Por ejemplo, muchas de las cosas que compramos en el mercado vienen en botellas, que son muy fáciles de reciclar. Se lavan como un vaso más en la casa. Luego eso puede ir a la bolsa blanca, o por ejemplo nosotros en el campo hacemos materas con las mismas botellas y así las reutilizamos”.
6. Comprar menos ropa
Según El borrego, es importante que se pregunte antes de comprar ropa si realmente la necesita. Cuando es absolutamente necesaria, está bien comprar, aunque es preferible que sea de segunda mano, de lo contrario aumentamos la basura en el planeta.
Es posible vender o donar ropa usada a tiendas de segunda mano, e incluso en los últimos años han cobrado fuerza movimientos de trueque de ropa. Por ejemplo, en Bogotá, la ONG Clothe – Moda Sostenible, organiza eventos de libre acceso en las que personas intercambian de una a cinco prendas.
7. Reducir el consumo de carne
En el caso de Carlos, él solo consume pescado entre todas las proteínas animales. Juan sí come carne, aunque lo hace máximo tres veces a la semana. Los hermanos cuentan que, en su familia, aunque tradicionalmente se criaron comiendo carne han reducido su consumo paulatinamente.
“Lo que aconsejamos es experimentar con la comida y reducir el consumo a lo largo del tiempo. Durante un mes no comer un día carne, luego el siguiente subirlo a dos, y así sucesivamente. Algo que es diferente en nuestro caso es que sabemos de dónde viene la carne que consumimos porque la compramos a los locales”, cuenta Juan.
La industria cárnica es responsable de casi el 60 por ciento de la emisión de gases de efecto invernadero, según un estudio publicado en la revista Nature. En dicho contexto, consumir menos carne ayuda a minimizar la huella de carbono de cada individuo.