Así protegen a los monos zocay en la Orinoquía colombiana

En el Meta, la Fundación Manos Blancas por los Monos defiende esta especie de primates en riesgo a través de acciones de rescate, reforestación y programas educativos sobre su importancia ambiental.

La historia de Manos Blancas por los Monos comenzó en Villavicencio en 2020, cuando un grupo de habitantes, preocupados por el bienestar de los mono zocay y el de su hábitat, los humedales del departamento, decidió actuar frente a la caza ilegal y la deforestación que los amenazaba. 

Integrado por biólogos, estudiantes y voluntarios locales, la organización se ha convertido en una red clave para la protección de varias especies en la región. «Nuestro objetivo es salvar a los monos y crear conciencia sobre su cuidado y el de su entorno», comenta Sebastián Arias, representante legal de la misma. 

La iniciativa surgió al ver que la biodiversidad de este sector de la Orinoquia, una de las más ricas de Colombia, estaba en grave peligro debido a la actividad humana. Según datos del IDEAM, en el primer trimestre de 2024 la deforestación en “la puerta del llano” incrementó en 12.598 hectáreas respecto del mismo periodo en 2023, a causa de la tala y la expansión de la frontera agrícola.  

Por favor, no alimente a los monos

Monos Zocay
En la naturaleza, los monos zocay suelen vivir hasta 12 años, pero en cautiverio pueden alcanzar los 20 años debido a los cuidados y la ausencia de depredadores. | Foto Cortesía: Fundación Manos Blancas por los Monos

El zocay (Plecturocebus ornatus), es un primate endémico del Meta, de pelaje rojizo y hábitos arbóreos, clave para el ecosistema de los Llanos Orientales. Su dieta frugívora lo convierte en un importante dispersor de semillas, promoviendo la regeneración y diversidad de los bosques tropicales. Además, su presencia refleja la salud del entorno, ya que depende de hábitats bien conservados para sobrevivir, contribuyendo al equilibrio ecológico regional.

Por eso, la intención de Manos Blancas es colaborar estrechamente con comunidades locales, enseñando a niños, jóvenes y adultos la importancia de conservar la vida silvestre. Desde su sede en Villavicencio, el grupo de voluntarios realiza talleres sobre conservación, avistamiento de fauna y concientización del cuidado de la naturaleza con enfoques en reciclaje y aprovechamiento de residuos, acciones que llevan también a los colegios de la ciudad y regiones cercanas. 

En el centro está el concepto de prevención: aunque parece una acción cotidiana y sin graves repercusiones, por ejemplo, el alimentar y/o jugar con los ejemplares que se acercan a los habitantes de estas regiones, tiene un impacto enorme en su conducta. 

“En los colegios con los que trabajamos generamos actividades didácticas como excursiones controladas o jornadas de avistamientos para que las personas, con el apoyo de los niños, entiendan que interactuar con los monitos, darles de comer o jugar con ellos modifica su comportamiento y a largo plazo les dificulta mantener una vida silvestre sana”, puntualiza Alejandra Torres, ingeniera ambiental. 

«La educación es clave para que las personas comprendan la importancia de los primates en los ecosistemas», añade Millie Suarez, una de las voluntarias que se unió al proyecto con miras a realizar un aporte real a Villavicencio. 

Los esfuerzos continúan

Manos Blancas por los Monos.
Manos Blancas por los Monos ha reunido a lo largo de cuatro años a un equipo multidisciplinario que incluye ingenieros ambientales, biólogos y expertos en agricultura, con el objetivo de abordar la solución a distintas problemáticas de forma integral. | Foto Cortesía: Fundación Manos Blancas por los Mono

Uno de los logros más importantes de la fundación ha sido el rescate y rehabilitación de más de 50 individuos que han sido capturados para el comercio ilegal o por pobladores que los toman como mascotas. 

Muchos de estos animales, aseguran, llegan en condiciones críticas, y su recuperación toma meses o incluso años. Sin embargo, gracias al esfuerzo del equipo, ha sido posible reintroducidos a su hábitat natural. «Ver a un animalito que estaba al borde de la muerte volver a la selva es lo más gratificante de lo que hacemos», comenta Torres. 

La organización también fomenta la restauración de ecosistemas. La experta y otros profesionales aseguran que su misión es unir esfuerzos con las comunidades para preservar los humedales de la región, generando conciencia de su importancia y del impacto que sus acciones tienen en estos espacios.

La tala indiscriminada ha dejado sin hogar a muchos primates y otros animales, por lo que también han impulsado campañas de reforestación en áreas estratégicas del departamento, como los humedales Caracolí, Coroncoro y Kirpas Pinilla la Curera. Estas actividades benefician además a toda la flora y fauna regional que dependen de los bosques.

Fundación Manos Blancas por los Monos
Los talleres de avistamiento son fundamentales, en sectores como "El Amarillo", la comunidad trabaja por enseñar a la población sobre la forma correcta de ver estos primates, enfocándose en reforzar el no alimentarlos. I Foto Cortesía: Fundación Manos Blancas por los Monos

El camino no ha sido fácil. Manos Blancas por los Monos ha enfrentado dificultades financieras, ya que dependen principalmente de donaciones y voluntariado. En la actualidad, buscan nuevas formas de sostenerse a largo plazo. Han comenzado a explorar alianzas con empresas locales y organizaciones internacionales interesadas en la conservación.

«Necesitamos que más personas se sumen a esta causa y desde sus acciones diarias protejan el entorno y a los seres que habitan en él», concluye Sebastián. 

Si quiere apoyar a Manos Blancas, puede contactarse con el equipo enviando un correo a manosblancasporlosmonos@gmail.com o a través de su Instagram @ongmanosblancas

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