La Agencia Pública de Empleo de Cundinamarca conecta a aspirantes de Cundinamarca con vacantes. Yurany Osorio, una joven de Soacha, es testigo de ello.
En Cundinamarca, la Gobernación le ha apostado a apoyar la búsqueda de empleo de los jóvenes del departamento. Para ello, crearon la Agencia de Empleo de Cundinamarca, que busca reducir la tasa de desempleo en el territorio, que se encuentra en 14.1 % a corte de este año.
Este es un servicio que, además de ayudar en la búsqueda de oportunidades laborales, ofrece cursos para realizar hojas de vida, comunicarse efectivamente en una entrevista y desarrollar habilidades blandas que son útiles a la hora de buscar una oportunidad laboral.
Además, con las Ferias de Empleo, la Gobernación ha llegado a miles de personas interesadas en conseguir trabajo y conectándolas con empresas que tienen vacantes disponibles. En la segunda edición de este evento, 12.800 asistentes tuvieron la oportunidad de conocer más de 10.400 vacantes disponibles en 72 empresas expositoras.
Actualmente, la entidad ha logrado ubicar al menos a unos 13.000 cundinamarqueses y continúa trabajando para llegar a la meta de 20.000 empleos en todo el departamento.
Esta es la historia de Yurany Osorio, una joven de 28 años que, siguiendo el proceso de la Agencia departamental, logró encontrar un trabajo en el que se siente a gusto y que mejoró sustancialmente sus condiciones de vida.
Yurany Osorio y un trabajo al servicio de los demás
De pequeña, Yurany decía que quería trabajar en algo que ayudara a otras personas. Le apasionaban la medicina y la enfermería, pues eran profesiones en las que podría cuidar la vida de otras personas. Hoy, puede decir que logró esa meta, aunque, al igual que muchas personas en Cundinamarca, ha tenido que superar varios retos para encontrar el trabajo que ejerce.
Nació en Soacha, Cundinamarca, al igual que sus padres. Su papá trabajó como soldador y su mamá es ama de casa. Fue al colegio en el municipio y, al graduarse, decidió estudiar un tecnólogo en seguridad y salud en el trabajo en la Institución Universitaria Uninpahu.
Luego de graduarse, a sus 21 años, empezó su primer trabajo en una obra en Bogotá, en el barrio Las Ferias.
“Como siempre, comenzar a trabajar es complicado pero gratificante. El gremio de la construcción es muy difícil y ellos estaban muy cerrados a los comentarios que yo les hacía: que se pusieran el arnés, los elementos de protección o que utilizaran las herramientas de una forma específica. Les costaba aceptar todos esos consejos porque son personas que suelen trabajar en condiciones no muy óptimas”, cuenta Yurany.
Y aunque le fue difícil hacer su trabajo, perseveró. Cuenta que buscó generar confianza con los trabajadores y al final de su contrato terminó con resultados muy favorables, por ejemplo, con una tasa de cero accidentes durante los cuatro años que estuvo en ese proyecto.
Luego de ese empleo, consiguió otras oportunidades trabajando en plantas de producción de marcas reconocidas, lo que la hizo feliz, aunque siempre fue contratada a través de la figura de prestación de servicios, inclusive cumpliendo con horarios establecidos y trabajando largas jornadas. Esto hasta que llegó la pandemia del Covid-19.
Buscar empleo y comenzar de nuevo
Cuando la pandemia comenzó, las tasas altas de contagio hicieron que Yurany decidiera quedarse en su casa y dejara de trabajar: “preferí cuidarme a mí y a mi papá de 66 años y a mi mamá de 56”, cuenta.
Con ahorros que había hecho a lo largo de su carrera, la joven pudo sostenerse durante ocho meses a pesar de no tener ingresos.
“Cuando uno no tiene un peso en el bolsillo, entiende el valor de ser productivo. En ese momento pensé que no podía ser un peso más para mis padres y que debía ayudar en la casa como pudiera, así que comencé a buscar trabajo a principios de 2021”, cuenta Yurany.
Comenzó a la búsqueda mandando hojas de vida, pero mientras encontraba un trabajo, decidió emprender con $500.000 que su papá le prestó. Compró productos de maquillaje y empezó a venderlos por redes sociales. Le iba bien, asegura.
Sin embargo, luego de dos meses de búsqueda el panorama empezó a cambiar. A través de Facebook y un correo electrónico de su antigua caja de compensación, Yurany encontró que existía la Agencia de Empleo de Cundinamarca.
Ingresó sus datos en la plataforma y comenzó el proceso. “En la Agencia se pueden hacer cursos y actividades relacionadas con la búsqueda de trabajo. Aprendí qué debe ir y qué no en una hoja de vida, a redactar estratégicamente según lo que le guste a los empresarios, entre otras cosas”, cuenta la joven.
De todos los cursos que hizo, el que más disfrutó fue sobre la comunicación asertiva: “tuve la oportunidad de ver clases virtuales en vivo con expertos que explicaban para qué sirve comunicar ideas”, algo que para ella es fundamental en su línea de trabajo.
A las pocas semanas de ingresar sus datos y hacer algunos cursos, Yurany recibió una llamada de los funcionarios de la Gobernación del departamento. Le dijeron que tenía una entrevista para trabajar como Inspectora de Seguridad en el Patio Portal El Vínculo en Soacha, donde trabaja desde el 22 de junio de 2021.
Dice que siente emoción de ver el avance en la construcción de este patio portal en el que los buses de Transmilenio reciben mantenimiento sobre todo porque, además, será un portal que conectará el sur de Soacha con el resto del sistema de transporte.
Además, Yurany ahora tiene un contrato laboral, lo que ha dignificado su labor. “Con la prima lo primero que hice fue pagar deudas que tenía desde la pandemia y fue un alivio”, cuenta la joven.
“Me siento muy agradecida de que exista la Agencia de Empleo de Cundinamarca y que a través de la Gobernación se haya podido gestionar este proyecto. A mí me ayudó muchísimo y me siento feliz de trabajar en Soacha, el municipio en el que crecí y al que quiero tanto”, concluye.
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