Black Boys Chocó, un colectivo de baile creado en Quibdó hace nueve años, le muestra a los jóvenes del territorio alternativas de vida resguardadas por el arte y la cultura.
Para Luis Saucedo, Black Boys pasó de ser solo un grupo de baile a una familia que se apoya y se cuida. El colectivo inició con cinco jóvenes del barrio El Reposo de Quibdó, Chocó, y actualmente cuenta con 270 bailarines.
“Yo los vi ensayando en la calle y pensé que tenían mucho talento. Ahí estaba Jonathan Martínez, el fundador de Black Boys, me acerqué y le dije que pensáramos en una estrategia para darnos a conocer en la región y el país”, recuerda Saucedo, coordinador de la corporación.
Al grupo le sobraba talento, pero no tenían espacio propio para ensayar, ni implementos o un buen equipo de sonido para poner la música en los ensayos. Ahí entró Luis, conocido por su liderazgo en los procesos comunitarios, y pensó en un plan para que los comerciantes y entidades gubernamentales les dieran recursos para empezar a crecer.
Y lo lograron.
“Compramos una bocina para que pusieran la música, además conseguimos pintura y luz para adecuar un salón de una casa que estaba abandonada; así ya teníamos donde ensayar. Yo tenía varias ideas y con Black Boys quería hacerlas realidad”, cuenta Saucedo.
Jóvenes hacia un futuro, los inicios de Luis Saucedo
Black Boys no es el primer grupo juvenil en el que Luis Saucedo participa. Él llegó a El Reposo a los 9 años, como muchas de las personas que habitan el sector: por el desplazamiento forzado o por culpa de la violencia del departamento.
A los 15 años creó un grupo llamado Jóvenes hacia un Futuro, en el que trabajaba con adolescentes de su barrio y hacían actividades culturales y comunitarias. Era un espacio seguro dentro de la incertidumbre del momento.
“La violencia y la guerra llegaron y perdí a la mayoría de mis amigos. Me sentí atrapado por las situaciones que pasaron a mi alrededor, pero decidí continuar y dos años después conocí a Black Boys”, comenta.
Black Boys es referente artístico y social
El grupo cuenta con cuatro categorías: de 7 a 12 años, de 12 a 14 y de 14 a 17, la de los bailarines más experimentados, los referentes para los más pequeños.
Sus coreografías son reconocidas por su creatividad y movimientos. El exótico es su fuerte, este tipo de música combina sonidos, canciones y géneros musicales como la champeta, el vallenato y el reguetón, y es lo que los caracteriza, pero no dejan atrás la champeta africana y urbana o la salsa choque, entre otros géneros.
Black Boys es referente por su arte, pero también por lo que logran con la juventud. De acuerdo con Saucedo, “somos una familia porque sentimos como propio lo que le pasa al otro y brindamos un apoyo a los jóvenes para que se empoderen”.
Gracias a su trabajo duro, y a que no se quedan quietos sino que constantemente buscan espacios para darse a conocer como artistas, han participado en festivales de Bogotá, Medellín, Santa Marta, Cartagena, Apartadó, Turbo y Pereira, pero uno de los sueños es viajar al exterior y representar a Colombia en eventos internacionales.
Además, el grupo también participó en un documental, conocido como Unless We Dance, A menos que bailemos, en el que hablan de cómo usan la danza para enfrentar los hechos de violencia que viven en Quibdó, algo que les ha dado reconocimiento por fuera del territorio. Para Saucedo, “en el documental contamos las historias de superación que se lograron a través del baile”.
La galería de los sueños apagados
Aunque los caracteriza el baile, a Black Boys también los mueven las problemáticas sociales y, por eso, junto a otros grupos artísticos de la zona, crearon la galería de los sueños apagados compuesta por fotos de jóvenes asesinados en el departamento para, colectivamente, recordarlos y honrarlos.
“Buscamos las historias de 250 jóvenes asesinados en Chocó en los últimos años. Le pedimos a las familias que nos dieran una foto de ellos y nos contaran cuáles eran sus sueños. Después cerramos el malecón de Quibdó e hicimos varios performances con 200 artistas, cada uno de ellos representaban a esas víctimas y hacían escenas de lo que la familia había dicho que era su sueño, esa fue la forma que encontramos para pedir que miraran nuestro territorio”, explica Saucedo.
Más que la fama y el dinero, el sueño para Black Boys es el de crecer como familia en un territorio tranquilo y en paz, para que todos los jóvenes de Chocó puedan disfrutar, expresarse y crear.