Como recién electo Consejero de Juventud en Girardot, Ricardo Lozano Hernández le apuesta a conectar las políticas públicas territoriales con la ciudadanía para mejorar sus oportunidades de acceso a iniciativas locales y departamentales.
A sus 20 años, en el inicio de una carrera en política, Ricardo Lozano Hernández se convirtió en uno de los primeros consejeros de juventud de Colombia.
Nació en Ibagué, Tolima, pero ha vivido la mayor parte de su vida en Girardot, Cundinamarca. Aunque su madre es enfermera y su padre médico, él decidió estudiar Ingeniería Ambiental en la Universidad de Cundinamarca, en donde actualmente cursa cuarto semestre.
El joven cuenta que tuvo que madurar desde pequeño, impulsado por la muerte de un familiar suyo. Y aunque fue activo políticamente desde su adolescencia, su primer cargo en el Estado lo ganó en agosto de 2021, pues con el aval del Movimiento Independiente Juvenil de Oportunidades (Mijo) fue electo como uno de los Consejeros de Juventud a nivel municipal en Girardot, para luego convertirse en uno de los consejeros a nivel provincial y departamental.
El camino a la política
A los 16 años, Ricardo impulsó proyectos de energía solar en Girardot, en conjunto con la Corporación Regional Autónoma de Cundinamarca. A sus 17, siendo estudiante del Sena, fue electo como representante estudiantil de la institución, convirtiéndose en el más joven en haber llegado al cargo.
“A muchos jóvenes no les interesa la política. Yo no estaba particularmente interesado en ella, pero dos sucesos me marcaron y me impulsaron a participar de forma más activa. El primero fue el Plebiscito por la Paz, que era nuestra oportunidad del millón, y cuando ganó el ‘No’ fue quizás mi primera decepción electoral grande”, cuenta Ricardo.
Tampoco fue la última vez que se sintió decepcionado: “cuando llegó la Consulta Anticorrupción, la votación ni siquiera superó el umbral. Yo era muy joven y no podía votar, así que viendo los pocos votos que faltaban para que los resultados fueran vinculantes me sentí impotente”.
Para él, el descontento social que estalló en el Paro Nacional de 2021 se veía venir desde entonces, “incluso desde la campaña de las elecciones presidenciales de 2018”, continúa.
Y, a pesar de las decepciones que sintió antes de obtener su cédula, Ricardo decidió transformar su frustración en propuestas a través de los Consejos de Juventud, que precisamente fueron creados como una consecuencia de las negociaciones entre jóvenes y el Gobierno Nacional después del Paro Nacional del año pasado.
En Girardot, Ricardo se unió con otros de sus compañeros para recoger firmas y consolidar el Movimiento Independiente Juvenil de Oportunidades. “Mijo es el nombre que le pusimos porque tiene un doble sentido. Por un lado, es la abreviación del nombre oficial del movimiento, pero también es la forma en la que los adultos suelen referirse a las personas jóvenes”, señala Ricardo.
Para todo Cundinamarca
La idea que impulsó a Ricardo a lanzarse a los Consejos de Juventud era clara: “En Cundinamarca hay muchos programas de Gobierno que sirven a la comunidad, pero la mayoría se pierden porque la gente no los conoce”, dice el joven.
Según él, en las comunas y barrios las administraciones municipales no son eficientes al momento de difundir convocatorias, por lo que ve su tarea como un canal de comunicación entre la Gobernación y las comunidades de Girardot, el municipio del que él se encarga.
Con el tiempo, otros consejeros se apropiaron de esta idea. Ricardo cuenta que “hoy, en todo Cundinamarca, estamos trabajando como una red. La idea es llegar a los territorios rurales y urbanos, y difundir de forma eficiente las políticas. Hoy muchos jóvenes no saben de las distintas becas a las que podemos acceder para estudiar en la universidad o de los subsidios de transporte que facilitan los costos para esto. Ocurre lo mismo con campesinos y otros sectores del departamento”.
En cuanto a Girardot específicamente, Ricardo se propuso trabajar por el turismo. “Acá, el turismo se ha reducido a las fiestas y el alcohol. Esto ha tenido impactos directos en la seguridad de Girardot, pues se vuelve un círculo vicioso que vuelve más probables los atracos, las peleas y la violencia. Tenemos que diversificar y desarrollar el turismo cada vez más”, señala el joven.
Ricardo sueña con que “en Cundinamarca los jóvenes no tengan que abandonar sus municipios para buscar oportunidades en municipios más grandes. Hoy, Girardot, Chía y Soacha se están convirtiendo en lugares a los que llegan los jóvenes a estudiar o trabajar, pasando por necesidades. Las oportunidades deben llegar a todos los municipios de Cundinamarca”.