La Siembra es una agrupación cucuteña conformada por tres mujeres de una misma familia que utilizan la música protesta para abordar temas como la migración, el desplazamiento forzado y la violencia intrafamiliar. Quieren que el país conozca cómo diferentes generaciones perciben estas mismas problemáticas.
Hace cinco años, las hermanas Estefanía Orozco y Sara Orozco se sentaron con su madre Adriana Domínguez a tararear por primera vez las melodías que marcarían el inicio formal de La Siembra, un proyecto musical que le canta a la memoria del país y las difíciles situaciones que deben atravesar las mujeres en las diferentes etapas de la vida.
La visión de esta agrupación, oriunda de Cúcuta, se centra en lograr transmitir la mirada de generaciones distintas sobre temas como migración, desaparición forzada, vida campesina y violencia intrafamiliar. Eso, más allá de plantearles un desafío a la hora de componer -por el estilo que maneja cada una-, les ha permitido darse cuenta que, pese a pertenecer a la misma familia y a convivir en el mismo lugar, han experimentado lo que es vivir de Cúcuta y ser mujer de maneras diferentes.
Estefanía Orozco menciona que “Colombia debe aprender a escuchar las voces de mujeres y niñas desde sus diferentes contextos”, haciendo referencia a que muchas veces se cae en el error de generalizar lo que las mujeres tienen para decir pues, aunque las luchas y banderas son las mismas, cada experiencia despierta una sensibilidad diferente.
Para ella, no es igual la manera como Sara, su hermana de 15 años, ha percibido la migración venezolana que como lo ha hecho su madre Adriana, de 53, quien, además, les heredó el amor por la música.
“Nos llamamos la siembra porque, así como mi madre nos sembró la música, nosotras también queremos sembrar ese amor por la música en otras mujeres a través de mensajes de resiliencia y fuerza”, menciona Estefanía, reconocida en su comunidad por sus trabajos como gestora cultural y por ser socia fundadora de la Fundación Mujeres Organizadas Incidentes, Resistiendo desde el Amor y la Sororidad (Moiras), con enfoque feminista.
En algunas canciones, Sara y Estefanía le apuestan al rap como género ideal para lanzar críticas sociales que suenen más fuertes o con mayor carga de protesta. Su madre, en cambio, suele mantener un estilo más ligado a las baladas o los boleros.
Su primer álbum se titula ‘Hojas al viento’ y está compuesto por diez canciones que mezclan ritmos urbanos y tradicionales tanto de Colombia como de Venezuela. Ellas lo catalogan dentro del género protesta, pues desean visibilizar lo que ocurre en las periferias y crear un sentimiento de unidad entre naciones, que además de compartir problemáticas, también comparten valores y culturas.
En ese álbum, además, explican que hay muchos elementos que aparecen anunciados en el informe de la Comisión de la Verdad. Le dedican varias canciones a la migración y a la desaparición forzada. «Escribimos el álbum sin la intención de abarcar lo que reveló el informe de la Comisión de la verdad. En realidad nos basamos en experiencias personales», comenta la joven.
Un amigo de la familia Orozco, por ejemplo, se encuentra desaparecido, y el hecho de poder experimentar lo que se atraviesa en esa situación hace que las letras se sientan más auténticas y que el resto de colombianos se identifiquen con las mismas.
Por otro lado, Estefanía recuerda que su primera presentación en conjunto se dio un día que ella tenía una presentación con un compañero de la Fundación 5ta con 5ta crew en el Malecón de Cúcuta, pero este no pudo llegar a tiempo. Ante el nerviosismo de cantar sola, optó por invitar a su madre y a su hermana a subir al escenario. “Cuando el público nos vio cantar se emocionó mucho, de inmediato se sintió un poder sororo muy fuerte”, explica. Desde entonces, la familia encontró en la música un espacio para drenar sus emociones.
La agrupación se ha presentado en escenarios como el Venus Fest (Pasto), el Festival Nosotras Estamos en la Calle (Perú) y el Festival Siempre Estuvimos Aquí (Santander). Actualmente adelantan una gira por diferentes ciudades de Colombia y se dedican, además, a participar en tomas culturales y manifestaciones conmemorativas como las del 8 de marzo, Día de la Mujer, y el 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
“La música permite llegar a escenarios donde las palabras no son escuchadas. Los discursos, sobre todo cuando abordan problemas sociales y conflictos armados, muchas veces son difíciles de digerir, pero la música permite una escucha más consciente”, menciona Estefanía.
Como dice el primer verso de su canción ‘Tejiendo’, esta agrupación familiar, en cada acorde que tocan, dejan plasmado su corazón. Estas son tres canciones de denuncia sobre la realidad del país que vale la pena escuchar de su álbum ‘Hojas al Viento’.