Jóvenes Campeones por la Vida es el nombre del programa por el que han pasado 4.320 jóvenes de esa región, y con el que se han desarticulado pandillas enteras, eliminando fronteras invisibles y mejorado la calidad de vida de la comunidad.
En el Carmen de Bolívar, el corazón de los Montes de María y la tierra del maestro Lucho Bermúdez, nació Edilberto Narváez, líder social, comunitario y responsable del programa Jóvenes Campeones por la Vida.
Desde muy joven, cursando apenas sus últimos años de bachillerato, Edilberto era ya un consolidado referente comunitario, particularmente entre la población con discapacidad física, pues él mismo sufre de una: el pie equino, una condición en el que uno de los pies está fuera de posición desde nacimiento.
Siendo personero del colegio, con 16 años, logró consolidar la primera ‘brigada de personas con discapacidad en el Carmen de Bolívar’, en la que, con ayuda de la Fundación Cirec, especializada en rehabilitación integral de personas con discapacidad física, se realizó un diagnóstico acerca del estado de prótesis, muletas, sillas de ruedas y otros elementos entre la población, que luego la Fundación suministró en una segunda brigada.
Asimismo, formó parte del Colectivo de Comunicaciones de Montes de María Línea 21, donde aprendió acerca de la Comunicación para el Cambio Social, una corriente de pensamiento latinoamericana que ve la comunicación como un proceso en el que las voces de las personas y de las comunidades de las que se hablan deben ser protagonistas y no quien cuenta la historia.
“Es una comunicación que se hace con el territorio y para el territorio”.
Allí, además, participó en proyectos e iniciativas que llevaron a que el colectivo ganara, en el 2003, el Premio Nacional de Paz.
Más tarde, en el 2015, habiéndose graduado de abogado y luego de presentar su parcial final vestido de una tradicional guayabera en vez de saco y corbata y de haber recibido las mejores calificaciones, creó: Jóvenes Campeones por la Vida.
‘Hacerle el quite’ a la violencia a través del fútbol
El proyecto, dice Edilberto, “es una apuesta por la vida misma y nace como una necesidad apremiante de los jóvenes del territorio que están en situación de vulnerabilidad frente a las drogas y el pandillismo”.
Siendo presidente de la Junta de Acción Comunal del barrio Juan Federico Hollman, Edilberto formó una estrecha relación con los jóvenes, con quienes solía sentarse en las esquinas a charlar. Abordaban las historias de cada uno, sus expectativas y sus miedos, y les preguntaba cómo veían ellos el barrio y cómo les gustaría que fuera.
“A eso de las 5 de la tarde siempre estaban con una pelota de fútbol esperando a jugar en la calle”, por lo que concluyó que la mejor manera de crear un espacio atractivo para la juventud era a través de ese deporte.
Así surgió Jóvenes Campeones por la Vida, un torneo de fútbol en el que participan equipos de todos los barrios del Carmen de Bolívar y que este año realizó su cuarta versión.
No solo es un espacio en el que se combate la violencia, por ejemplo, a través de la creación de escenarios deportivos para tramitar viejas rencillas interbarriales, así como de la oferta de nuevos espacios para pasar el tiempo libre, sino que también es un momento de reconocimiento del otro y de su historia, así como de creación de memoria, no solo acerca de lo que ha acontecido en el municipio, sino de las experiencias de cada uno de los jóvenes.
Así, espacios como las Tertulias por la vida, donde el fútbol se usa como pretexto para reunirse, reconocerse y narrar la historia de vida de cada uno de los jóvenes, junto con los diversos talleres que ofrecen más allá del torneo en temas de ciudadanía, participación y control social y político, han convencido a los jóvenes de que la vida está compuesta de una infinidad de posibilidades más allá del consumo y las bandas criminales.
Además, Jóvenes Campeones por la Vida ha realizado alianzas con instituciones educativas y municipales con el objetivo de proveer oportunidades de estudio y trabajo a los jóvenes. “Ahora el 3 de diciembre se gradúa uno de auxiliar administrativo, otro de seguridad ocupacional y hay otro que entró a trabajar con el Junior de Barranquilla, en el equipo de prensa”
De esa manera, agrega, “le hemos hecho el quite a la guerra: escuchando el territorio y dialogando con las comunidades”.
Deporte y cultura, dos aliados de la paz
Pero además del deporte, Campeones por la vida tiene una apuesta cultural muy articulada al fútbol: “Al deporte toca sumarle siempre la cultura”, dice Edilberto.
De esa manera, por ejemplo, realizan ‘La noche del gol y la vida’, una noche en la que se presentan grupos folclóricos de todos los barrios y los equipos participantes del torneo, pues una de las reglas para entrar, es que cada equipo debe montar también un grupo folclórico que realice muestras que hablen de las tradiciones de El Carmen y de cada uno de los barrios.
Eso ha generado un proceso de encuentro y diálogo entre los jóvenes y los mayores, a quienes acuden para informarse acerca de las tradiciones municipales y barriales.
Además, y a partir de las diversas alianzas que han realizado con colegios, también han fomentado que en esos espacios se enseñe más acerca de la cultura y la historia local: “Nos dimos cuenta de que los jóvenes no saben ni cuándo se fundó El Carmen, entonces con los profes hemos hecho esas articulaciones, donde han participado los mayores sabedores, para dar a conocer nuestra cultura y nuestra historia”.
Todo eso con el objetivo de contribuir a la paz, fortalecer el tejido social y hacer que los jóvenes se reconozcan como sujetos políticos, de derechos y de transformación.
Eso al punto de que en los últimos meses han logrado arrebatarle 17 jóvenes al Clan del Golfo y, ya desde antes, desarticular todas las pandillas de El Carmen: “Hoy en día El Carmen no tiene pandillas, yo puedo dar fe de eso” concluye Edilberto.