En Timbío, Cauca, están las pioneras de las artesanías de la seda colombiana

A través de Colteseda, las mujeres de Timbío se dedican a desarrollar la cadena serícola y a convertir la seda en productos tejidos.

Toda su vida, Amparo Navarro ha sido artesana. En los años 80, cuando la roya llegó a los cultivos de café del Cauca y se convirtió en un problema para la economía de los campesinos, la comunidad decidió diversificar la producción. Así llegó la sericultura a Timbío.

“Vinieron los chinos y nos compartieron su arte milenario, cuando montaron la planta comenzaron a sobrar capullos que, por su tamaño, su forma o color, no eran devanables dentro de la industria, entonces nos llamaron, a las hijas de los productores campesinos, a tratar de transformar esos capullos. Así nació la artesanía de la seda en Colombia, nosotras somos las maestras pioneras de este oficio”, cuenta Amparo.

En este municipio, ubicado a 13 kilómetros de Popayán, las actividades agropecuarias son la principal forma de producción del territorio.

Amparo hace parte de la Asociación de Tejedores de Seda (Colteseda), una organización que se dedica a la producción de la cadena serícola: el cultivo de la morera, la cría del gusano de seda, la transformación de los capullos en hilos de seda, la tintura, el tejido y la venta.

La seda es una fibra natural producida por orugas que tejen sus capullos para su metamorfosis. En Timbío se aprovecha este proceso para convertir ese capullo en hilos con los que posteriormente crearán productos artesanales.

“Tenemos el criadero de los insectos, este es un ser vivo y requiere de ventilación, asepsia, buena temperatura y comida suficiente para atenderlos durante 27 días. Nosotros los cuidamos hasta que maduran y comienzan a hacer su capullo que consiste en una fibra larga y continúa que se demora entre 24 y 48 horas para crearse. Luego, nosotras con nuestras manos y conocimiento empezamos a transformarla artesanalmente”, explica Amparo.

La asociación cuenta con una finca dedicada exclusivamente a la cadena serícola. En total tienen 15 mil plantas de morera y dos casetas de crías en las que se producen tres cajas de seda por cría. 

Además, allí también aprendieron a teñir la seda en talleres artesanales, de acuerdo con Amparo, utilizan tintes naturales como hojas de los árboles que están en el territorio, cortezas, semillas de café, entre otros implementos que les da la naturaleza.

Colteseda
El proceso de tejido lo hacen a través de telares manuales horizontales de cuatro marcos. / FOTO: Colteseda

La historia y tradición serícola en Colombia

Con casi 40 años de historia, Colteseda se mantiene con su producción. Actualmente la asociación vende telas planas, chales, bufandas, ponchos, ruanas, cinturones y confecciones para diseñadores, todas creadas, tejidas y transformadas por las mujeres del Cauca.

“Somos 10 mujeres convencidas de que este oficio es muy bonito, que nos gusta, nos ha ayudado a mejorar nuestras condiciones de vida, con este oficio le dimos conocimiento académico a nuestros hijos”, recuerda Navarro.

Además, las artesanas también pudieron viajar a varios países a contar su experiencia y demostrar lo que hacen con la seda. Hasta el momento, las mujeres de Colteseda visitaron Chile, Venezuela, Bolivia, Italia, Estados Unidos, Argentina, Ecuador y Perú, pero el sueño es seguir mostrando en el mundo entero lo que Timbío tiene para ofrecer.

“En cada uno de los viajes compartimos con otros artesanos, mostramos nuestros productos y conocimiento. Este oficio es mi vida, mi esencia. Aunque en Cauca no hay mucha industria, ni empresa, tuvimos esta opción y pudimos aprovecharla”

Amparo describe a su grupo de artesanas como mujeres empoderadas, independientes y que tienen claro lo que quieren hacer y cómo, tanto que ya son una empresa legalmente constituida.

El sueño está definido: tener un taller de producción en el que todas las mujeres puedan trabajar con su maquinaria, continuar creciendo y afianzar la ruta de la seda como una actividad conocida para todo el país.

Esta ruta nació como una forma de mostrarle a estudiantes universitarios y turistas cómo se logra la producción de seda en el territorio y desde su creación ha sido exitosa.

“Es una ruta de mucho aprendizaje porque todos los visitantes aprenden sobre los cultivos, las crías y los talleres de transformación en los que se explica cómo se hacen los hilos de seda, cómo se tintura y se teje. Queremos contarle al mundo entero que en este pueblo tan pequeño, hay mujeres convencidas que este es su futuro”.

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