Anyelin Pérez y Sofía Vargas son las creadoras de la que llaman la primera cerveza LGBTIQ+ de Colombia. Su propósito: visibilizar y celebrar la diversidad de orientaciones e identidades.
Anyelin conoció el mundo de las cervezas artesanales mientras trabajaba en la tienda de un amigo suyo que vendía productos hechos por excombatientes, colectivos de mujeres, asociaciones campesinas y demás.
Claro, había probado marcas ya reconocidas como Bogotá Beer Company y Tres Cordilleras, pero en esa tienda se encontró con cervezas como La Trocha y La Roja, producidas por excombatientes, así como con otras hechas por mujeres o por campesinos.
“Eran cervezas con un concepto”, dice Anyelin.
Y es que La Trocha y La Roja, por ejemplo, además de cerveza, hablan acerca de la paz y de lo que significa que estas personas no estén ya en la selva enfrentándose a muerte con el Estado, sino que tienen un proyecto productivo con el que le apuestan a la reconciliación y al fin de la guerra.
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“Entonces yo sentí que nosotros, LGBT, también merecíamos un espacio para poner sobre la mesa la conversación de todo lo que podemos hacer, porque más allá de ser personas con identidades sexuales diversas, pues somos personas. Somos un montón de cosas más allá de ser gay, lesbiana, trans o algo”.
Y fue así que nació Epifanía.
Una cerveza disruptiva
Epifanía es una cerveza rubia hecha con trigo, tipo witbier, con cinco grados de alcohol y adición de nuez moscada y cardamomo. Una cerveza diferente y disruptiva, dice Anyelin, como debe ser para generar las conversaciones que pretende.
Recibió su nombre por dos razones: porque a Anyelin se le ocurrió sin pensarlo, mientras hacía números para una cotización que necesitaba, y porque para ella el proceso de entender y aceptar una identidad de género diversa, es como una epifanía, no porque llegue de manera instantánea, pues, al contrario, es un trasegar, pero sí por lo que significa.
“Pasamos por varias etapas y llegamos a un punto en el que entendemos lo que somos y lo que queremos para nosotros. Sabemos cómo nos identificamos, así lo hagamos público o no, y esa identificación es maravillosa: es una sensación de tranquilidad y de felicidad infinita”.
Los primeros lotes de cerveza los produjo Anyelin en su casa, luego de aprender cómo hacerlo de una familia que conoció trabajando con su amigo y que tenía una pequeña planta en su cocina.
Entre prueba y error dio con la fórmula ganadora y comenzó a maquilarla en una planta donde hoy la produce junto a su socia Sofía Vanegas, a quien conoció tras recibir su llamada luego de que El Espectador publicara una nota acerca de Epifanía.
Desde el primer momento, Sofía, psicóloga y trabajadora social, fue complemento perfecto a la experiencia empresarial con la que contaba Ana, ingeniera de profesión. Y aunque el proyecto con el que comenzaron, en el que Sofía quería vender la cerveza en Sincelejo para financiar la creación de proyectos dirigidos a la población LGBTIQ+ de ese municipio y de Sucre en general, no prosperó, han articulado una relación laboral tan efectiva que les permitió consolidar su empresa y abrir su propio local.
Sin embargo, no es una cervecería o un bar, sino una cafetería, pues, aunque el proyecto nació con la cerveza, Anyelin y Sofía también trabajan con caficultores LGBTIQ+ de los municipios de Viotá y Sasaima en la producción de café de origen que comercializan en Bogotá.
“La bandera que nosotros llevamos es la de hacernos visibles”
En últimas, cuenta Anyelin, Epifanía quiere continuar visibilizando a una población que si bien ha logrado grandes victorias a través de los años, sigue estando en la oscuridad: “Más allá de los derechos y garantías que existen en el papel, es generar las conversaciones necesarias para visibilizarnos, para que deje de ser un tabú, que deje de ser algo que está encerrado en un bar oscuro”.
Desde el reconocimiento y el amor, la cerveza busca generar confianza entre una población que ha sido perseguida y violenta por quien es. Confianza que Anyelin vio en los ojos de una adolescente que fue a visitar el puesto de venta que habían montado en el marco de una feria en el barrio San Felipe.
No sabe bien describir la expresión que ella puso cuando vio que había cerveza y café producidos por personas LGBTIQ+, pero conmovida asegura que fue “muy bonito”.
“Ver que lo que estás haciendo ayuda o hace feliz a alguien porque se identifica y eso le da felicidad y tranquilidad y sabe que no está solo, es muy bonito. Hay mucha belleza en la diversidad y en el hecho de ser LGBTIQ+. En el solo hecho de ser personas, en realidad” concluye.
Si quiere comprar Epifanía puede hacerlo a través de su página web, su página de Instagram o puede visitar su local, que inaugurarán formalmente el sábado tres de diciembre, pero que ya atiende a clientes con regularidad. Está ubicado en la Carrera 14 #58-74 de Bogotá.