Fritangas y sopas, almojábanas y garullas, croqueticas y requesón. En estos cinco restaurantes tradicionales podrá conocer la diversidad culinaria que alberga el municipio de Soacha, Cundinamarca.
Almojábanas y garullas del Parque principal y la Calle 13
La entrada del cultivo del trigo al territorio soachuno durante la Colonia permitió la creación de nuevos productos locales que combinaban ingredientes tradicionales con algunos importados desde España. Posteriormente, durante el siglo XX y con la construcción del Ferrocarril del Sur, que tenía como estación el Salto del Tequendama, se dio un gran flujo de turistas hacia el Salto y, con él, la creación de nuevas dinámicas de comercialización ambulante de recetas de amasijos y preparaciones tradicionales.
Hoy, los descendientes de esos primeros comerciantes ambulantes se encuentran ubicados a lo largo de la Calle 13, entre las carreras 8a y 9a, así como en el costado occidental del Parque Principal en casetas donde elaboran y comercializan almojábanas y garullas, una especie de pan hecho a base de cuajada.
En Soacha se encuentran estos amasijos con sus recetas originales, conservadas desde principios del siglo XX.
Piquete Llanero
Con la Conquista española también llegó al territorio la ganadería, cosa que, a su vez, trajo consigo la tauromaquia. En la actualidad, uno de los lugares que más recuerda esa tradición en el municipio, donde se hacían corralejas en pleno parque principal, es el restaurante Piquete Llanero. Cuentan, incluso, que es quizás el último testimonio de esa práctica.
En sus paredes están colgadas fotos, anuncios y afiches, entre otras cosas, que recuerdan aquella tradición taurina. El restaurante, como indica su nombre, sirve tradicionales picadas y fritangas muy características del municipio, y además es visitado como un museo de la historia de la tauromaquia en Soacha.
El restaurante se encuentra en la Calle 10 # 11A-12
‘La mona’
Las sopas son una de las muestras más dicientes de la variedad cultural del municipio de Soacha. Ellas dan cuenta de prácticas agrícolas tradicionales, mezclas de productos locales con varios traídos en diversos momentos de la historia y que son, también, producto de la riqueza cultural que se ha producido con la llegada de diversas personas desde todo el país al municipio.
‘La Mona’ es uno de los restaurantes más representativos de este tipo de platos en Soacha. Allí se sirve una gran variedad de sopas, entre otros platos, que van desde las más tradicionales, como el ajiaco y el mondongo, hasta algunas más locales, como la sopa de arroz soachuna.
Está ubicado en la Carrera 12 # 9-41
Carnes Prieto
Es reconocido como uno de los mejores restaurantes de Soacha por su exigencia en la selección, cortes y preparación de la carne de res.
Está en el centro del municipio, específicamente en la Calle 8 # 6-33, desde 1957, y ha sido muestra importante de la larga tradición que ha tenido Soacha con las zonas ganaderas del occidente de Colombia.
Sirve principalmente fritanga y diversos cortes de carne de res, y solo abre los viernes entre las 11 y las cuatro de la tarde.
Es para muchos una joya de la gastronomía tradicional del municipio.
La Gata Golosa
Está ubicado en la Calle 12A # 19-15. Lleva el nombre de la más famosa composición del músico tolimense Fulgencio García, como homenaje a la estrecha relación que existió entre este y el municipio. Tanto así que el nombre original de esa, su más famosa canción, era ‘Soacha’. Más tarde, sin embargo, el mismo compositor tomó la decisión de cambiarle el nombre a ‘La Gata Golosa’.
Este es el lugar predilecto para comprar postres y amasijos tradicionales del municipio, particularmente aquellos elaborados a base de leche, entre ellos el requesón, el arroz con leche, el postre de natas y las croqueticas (almojábanas en almíbar hechas a base de cuajada), entre otros.
Estas preparaciones son expresión de la tradición gastronómica de Soacha y permiten adentrarse en su historia culinaria, pues hablan acerca, por ejemplo, de las dinámicas de las haciendas lecheras del municipio, así como de las conexiones entre las prácticas productivas rurales y urbanas, que se intensificaron con la llegada del Ferrocarril del Sur durante el gobierno de Pedro Nel Ospina.