A través de recetas cotidianas y mensajes sobre salud mental, el cocinero y creador de contenido Nicolás Vanegas, @nicocina.cooks, ha encontrado en las redes sociales un espacio para enseñar, conectar y sanar.
Detrás de una cámara y con ingredientes cotidianos, ‘Nico’, como le gusta que le digan, ha logrado construir una comunidad digital que lo sigue tanto por sus recetas fáciles y sabrosas, como por su capacidad de hablar sin filtros sobre la vulnerabilidad. Su historia comenzó en casa, aprendiendo a cocinar con su mamá y su abuela, donde entendió que el alimento es también una forma de amor. «Mi mamá me decía que tenía que aprender a subsistir. Así empezó todo: con arroz, pasta, ensalada y luego me enamoré de cocinar», cuenta.
Aunque estudió cocina y administración, se decantó por lo segundo hasta que llegó la pandemia del Covid-19. «Mucha gente no sabía ni hacer un arroz. Yo vi ahí una oportunidad para enseñar«, recuerda. Así nacieron sus primeras recetas en video, donde su voz y sus manos eran protagonistas. Para él, continúa, exponer su imagen fue un reto. «No quería mostrarme por miedo al hate. Y cuando lo hice, fue muy duro: hubo un año entero en el que dejé de grabar».
El odio que recibió en redes, a causa de su físico, impactó directamente en su salud mental y su relación con la comida. «Tengo un trastorno de conducta alimentaria, y leer comentarios como ‘estás gordo’, ‘así no se cocina’… eso me dolía profundamente». Fue precisamente eso lo que lo motivó a crear contenido sobre salud mental, especialmente dirigido a hombres, con la esperanza de normalizar la vulnerabilidad masculina. «No quería romantizarla, solo mostrar que se puede hablar de esto desde lo cotidiano, desde lo real».
Con el tiempo, Nico encontró un equilibrio entre su vida y su presencia digital. En sus redes enseña a cocinar desde cero, propone recetas «fabulosas, básicas e increíbles» como las de la sección FBI; y le habla a una audiencia que guarda sus videos por miles, aunque él mismo sabe que pocas veces se animan a replicarlos. «Me encanta cuando me mandan una foto diciendo que hicieron la receta, o cuando un niño en Barranquilla usó una de mis galletas para vender en el colegio. Eso es lo más bonito de todo».

Hoy, Nico sueña con abrir un espacio físico donde pueda dictar clases de cocina presenciales. También ha considerado volver a tener un restaurante después de una experiencia fallida hace una década, esta vez con un equipo fuerte y con experiencia. «Montar un restaurante es exponerse de otra forma: que prueben tu comida y digan lo que piensan. Pero vale la pena intentarlo».
Desde su experiencia, la cocina puede ser una herramienta transformadora, pero también reconoce los riesgos que existen en redes sociales: los comentarios hirientes, el regionalismo exagerado, las críticas constantes. Aun así, no pierde el foco: cocinar bien, compartir recetas útiles y hacer que las personas se sientan acompañadas.
«No quiero ser ese tipo que motiva a todos diciendo ‘tú puedes’. Solo quiero que si ves uno de mis videos y te saca una sonrisa o te enseña a hacer algo rico, ya valió la pena».
Sus recetas y reflexiones en @nicocina.cooks en Instagram y TikTok. Acá, la entrevista completa: