A través de su programa bandera, la Empresa de Vivienda e Infraestructura de Antioquia busca entregar 75.000 viviendas para disminuir del déficit de vivienda del departamento y, así, aportar a la reducción de la pobreza y la inequidad.
Juan Manuel Mazo es oriundo del municipio de Rionegro, en el oriente del departamento de Antioquia. Cuando todavía era pequeño salió de allí con sus padres, campesinos, quienes iban “de finca en finca” buscando oportunidades laborales.
“Yo viví, por lo menos, como en seis municipios del departamento: Guarne, Angosturas, Donmatías… Mejor dicho, estuve de arriba pa’ abajo, fue mucho trajín”, cuenta Antonio con marcado acento paisa.
Ese ir y venir, recuerda Juan Manuel, “fue muy duro: me tocó vivir muchos conflictos armados, encontrarme con grupos al margen de la ley, conocer gente peligrosa, de malvivir, y uno no estaba nunca tranquilo”.
Recuerda, además, que nunca tuvo una vivienda estable, un lugar al que llamar hogar. Le tocaba, cuenta, llegar a casas donde no era bienvenido, donde se encontraba con miradas que le reiteraban que ese no era su lugar.
Sus padres se separaron y él se fue con su mamá para el norte de Antioquia, al municipio de Carolina del Príncipe, a la casa de un familiar. Fue estando allá que un día, de manera imprevista, tocaron a su puerta y le informaron que había sido seleccionado para ser beneficiario de una de las nuevas viviendas que entrega la Empresa de Vivienda e Infraestructura de Antioquia (Viva), en trabajo conjunto con la Fundación Compasión.
La vivienda, un componente fundamental para la equidad en Antioquia
El programa bandera de la Empresa de Vivienda de Antioquia tiene como propósito fundamental reducir y, eventualmente, acabar con el déficit de vivienda que existe en el departamento a causa de distintos factores: migración interna y externa, desplazamiento y violencia, entre otras cosas.
Funciona a partir de un modelo en el que la Gobernación envía representantes a los territorios a realizar una serie de jornadas de acuerdos municipales en los que se reúnen con los alcaldes y escuchan sus necesidades en términos de vivienda.
Así, los municipios postulan el número de viviendas que tienen planteadas para construir en sus planes de desarrollo y, con base en eso, la Gobernación establece una serie de montos de inversión para el proyecto. Estos se corroboran visitando el territorio y determinando si el suelo está disponible, si el terreno cuenta con todas las normativas vigentes y si no tiene ningún problema legal. A partir de allí, se comienzan a desarrollar las viviendas.
Los componentes bajo los que opera el programa constan de tres modalidades de intervención de vivienda: mejoramientos de edificaciones existentes, construcción de nuevas viviendas y legalización o titulación. Todos en un ámbito tanto rural, como urbano.
A la fecha se han entregado 6.000 viviendas en las tres modalidades, pero tienen un total de 36.000 firmadas que se encuentran en distintas fases: unas están en ejecución, otras en formulación y estructuración, y otras en legalización.
En total esperan poder entregar 25.000 casas nuevas, 30.000 mejoradas y 20.000 titulaciones y legalizaciones, para un total de 75.000 viviendas.
Y es que, desde la Gobernación de Antioquia tienen la convicción de la vivienda es uno de los componentes clave para generar equidad en el departamento. Con esta, dice Luis Roberto Durán, gerente de Viva, “las familias aseguran, por un lado, un techo que les da protección de fenómenos naturales; pero también comienzan a dar un salto significativo para salir de la pobreza al comenzar a crear un patrimonio propio”.
Y agrega: “Dentro del capítulo de reducción de la pobreza de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, la vivienda es uno de los elementos más preponderantes. Entonces entre más viviendas logremos hacer, más personas vamos a sacar de la pobreza”.
“Tener casa propia es tener un futuro”
Juan Manuel fue uno de los beneficiarios del componente de vivienda nueva. La construyeron, con su participación, en un lote que heredó su mamá, lo cual aceleró y facilitó el proceso, pues contaba con todos los requisitos legales.
Fue un proceso articulado entre Viva, la Alcaldía municipal de Carolina del Príncipe y la Fundación Compasión, que se especializa, particularmente, en la construcción de viviendas para población vulnerable en el departamento de Antioquia y en algunos lugares de Sucre.
“Cuando empezamos a trabajar fue difícil, caían unos aguaceros terribles y el terreno no estaba nivelado, entonces tocó arreglarlo. Era un proceso difícil, con muchos percances, pero cuando recordaba que esa casita era pa’ mí, para mi vejez, ese era el impulso”, dice Juan Manuel.
Incluso recuerda que, cuando se acababan las jornadas de trabajo, permanecía en la construcción, en obra gris, y le parecía estar trabajando para otra persona, construyendo la casa de alguien más, “uno no creía que era la casa propia, de uno”.
Por eso, dice, en el instante en el que abrió la puerta de su casa el día de la entrega oficial, no pudo contener las lágrimas y la única palabra que salía de su boca era ‘gracias’: “Vivir en casas ajenas, como de arrimado, es muy duro”. Dice que no hay tranquilidad, incluso cuando la casa en la que se vive es de un familiar.
En cambio, cuenta, “tener la casa propia es tener un futuro, es saber que uno va a llegar una vejez, tener un pensamiento hacia un hogar, decir ‘esta es mi casa, ya tengo lo mío, puedo llegar tranquilo y nadie me va a molestar’. Uno se siente demasiadamente contento”, concluye Juan Manuel, que vive con su mamá en el municipio de Carolina del Príncipe.
Un pilar para la Antioquia del futuro
En el marco de la Agenda Antioquia 2040, que Durán califica como “uno de los ejercicios más relevantes que ha hecho la Gobernación en su historia”, la vivienda es un tema fundamental.
Y es que, agrega el gerente, “la vivienda toca pensarla con urgencia porque el déficit es vivo y se modifica constantemente, tanto por los movimientos naturales en el territorio, como por factores como la violencia. Eso significa que hay que tener una visión amplia de la vivienda”.
En ese sentido, pensar en cómo van a ser los mecanismos futuros para poder acceder, de manera más efectiva, a la vivienda y en cómo reducir de manera más expedita el déficit, son temas de absoluta importancia para el futuro del departamento.
Así, entonces, entre otras cosas, dice Durán, es muy importante la creación de un observatorio, que produzca información mucho más estructurada acerca de las necesidades de vivienda del departamento como, por ejemplo, un repositorio de predios y qué se necesita para la habilitación de esos terrenos.
“Eso nos daría un inventario más claro de qué es lo que tenemos y, de esa manera, tener más claras las posibilidades de ampliación del parque de vivienda, cuáles son los territorios que van a necesitar una mayor ampliación, así como poder tener una inversión más estructurada”, indica Durán.
Todo eso permite ‘refinar’ la vivienda, tanto en términos de accesibilidad como de calidad. En ese sentido, y en el marco de Mayo por la vida, Viva hará un evento llamado el ‘Protectorado por la vivienda’ en el que, cuenta el gerente, habrá invitados que reflexionaran alrededor de la vivienda “en distintas dimensiones: sus sostenibilidad, accesibilidad, ubicación, el derecho a la tenencia y demás. Eso lo recogemos y lo aplicamos en los planes de vivienda del departamento”.