El proyecto Mochilas Viajeras presta libros a las familias campesinas de las zonas norte y sur de El Retiro para promover el amor por la lectura en los territorios veredales y llevar la cultura a las viviendas.
«¿Qué te gustaría que lleváramos en la próxima entrega?», es la pregunta que se le hace a cada una de las familias que hacen parte del proyecto Mochilas Viajeras, una iniciativa con la que se prestan mochilas, que contienen tres libros y una bitácora, a familias campesinas con el fin de fomentar la lectura y la escritura creativa en las veredas de El Retiro, en el oriente de Antioquia.
Este hace parte de Laboratorio del Espíritu, una organización sin ánimo de lucro que se enfoca en la construcción de una ruralidad sostenible a través del fortalecimiento de la educación por medio de programas culturales, promoción de la lectura y la escritura creativa.
“Este proyecto surgió en el año 2020 en medio de la pandemia y todavía sigue vigente; arrancamos con 70 mochilas y en este momento tenemos 170 viajando por todo el territorio de la zona rural del municipio de El Retiro”, cuenta Mirella Bedoya, directora del Laboratorio del Espíritu.
Debido al crecimiento acelerado de su mercado inmobiliario, en El Retiro se generó un incremento considerable en el costo de vida del territorio; factores como la cercanía con el Valle de Aburrá y amplitud en las zonas verdes, hicieron que el municipio se convirtiera en un lugar apetecido para compra de vivienda y desplazamiento desde la ciudad hacia el campo, de acuerdo con el análisis hecho por la Lonja Propiedad Raíz.
Por ello, se observa un contraste entre las nuevas urbanizaciones de propiedades costosas y la vivienda campesina habitual de las veredas del pueblo, las dos caras de un solo territorio.
El Laboratorio se creó hace 14 años, la idea surgió de Gloria Bermúdez, una mujer amante de los libros y las bibliotecas. Bermúdez vive en El Retiro y luego de pensionarse, en 2009, decidió crear una biblioteca para que cualquier niña, niño, joven o adulto del territorio hiciera uso de la misma.
La fundadora encontró en la vereda Pantanillo una escuela abandonada, luego de hacer la solicitud del espacio, y mediante la figura de comodato, la alcaldía se lo entregó con el fin de crear un lugar que fuera apto para toda la comunidad.
“Ella cree mucho en la ruralidad, en la transformación social a través del arte y la educación. En 2009 abrimos las puertas y desde ese momento el Laboratorio tiene un propósito: construir una ruralidad sostenible con mejores oportunidades”, asegura Mirella.
El Laboratorio trabaja con dos líneas estratégicas: la primera se llama educación complementaria y en esta se busca que las niñas, niños, adolescentes, jóvenes y adultos, encuentren en la lectura, escritura y arte, formas de expresión.
“Vemos la lectura y la escritura como base fundamental para impactar positivamente las vidas. Nuestras Mochilas Viajeras hacen parte de esta línea, también tenemos un laboratorio de creación radial en el que hacemos lecturas en voz alta para acercar el arte, la cultura y la educación, a las familias; contamos con la Red de Bibliotecas Escolares Rurales, con esto buscamos mejorar las bibliotecas de las escuelas veredales, brindamos capacitación técnica a profesores y estudiantes para que aprendan a mantener su centro de lectura”, dice.
La segunda es la de fomento artístico con enfoque en desarrollo rural sostenible y busca reforzar las habilidades artísticas, eliminar el límite del conocimiento y aprovechar la historia, la música y los saberes ancestrales como una forma de fortalecimiento de la vida rural.
“Tenemos el programa de escuela de música en el que contamos con un ciclo de formación en iniciación de guitarra, piano, bandola, tiple, saxofón y coros, y está orientada a la recuperación de la tradición musical campesina; también están los talleres de dibujo y pintura; así como la biblioteca pública, con la que ofrecemos el préstamo, la consulta y los servicios en general de una biblioteca, pero la nuestra es netamente rural”, explica Mirella.
Además, cuentan con una activación comunitaria con encuentros ciudadanos y un bazar anual para que la población campesina muestre su talento. Para Mirella es importante llevar el arte, la lectura, la escritura y la cultura al campo porque se debe dignificar la vida rural y darle la importancia que se merece.
“Históricamente encontramos que a la ruralidad siempre la ven como un espacio alejado, dicen que los campesinos son ignorantes y no acceden a la educación o cultura porque se dedican a cultivar. Le damos un valor agregado al mundo rural, el territorio que es de los más afectados por el conflicto armado”.
En la actualidad, el Laboratorio del Espíritu cuenta con al menos cuatro mil libros en su biblioteca pública, distribuidos en cuatro categorías: infantil, juvenil, la Sala Colombia y la de literatura universal. La organización trabaja con 11 veredas ubicadas en la zona norte y sur del municipio, las más agropecuarias y a las que llegan a través de las Juntas de Acción Comunal.
“Queremos que los libros sean cercanos al territorio y a las personas que quieren llegar a ellos, llevamos la biblioteca a las veredas”.