Esta iniciativa de resocialización trabaja con internos de la cárcel El Pedregal, en Medellín, a través de un modelo que combina trabajo, educación y espiritualidad. Fundada por el ingeniero Alex Mejía, busca transformar sus vidas mediante la confección textil y la economía circular.
En 2017, el ingeniero de producción Alex Mejía, fundador de una empresa de dotaciones y seguridad industrial con más de 19 años de trayectoria, llegó a la cárcel El Pedregal, en Medellín, con el fin de auditar una panadería al interior del penal. «Ahí vi la necesidad de que los ciudadanos privados de la libertad tuvieran una oportunidad de empleo», recuerda. Fue así como nació el proyecto textil Piso 9.
Con la autorización en mano, en febrero del 2022 comienza la construcción de la planta de producción textil, precisamente, en el piso 9 del penal. De la mano de Createx, su empresa, y con un presupuesto de 700 millones, gracias a un crédito bancario, financió el proyecto productivo que inicia con 75 internos en 2023.
Alex reconoce que la depresión de su hijo a raíz de la separación de sus padres fue un motor de impulso para sacar el proyecto adelante. «En un trabajo espiritual, logró recuperar la vida de mi hijo y así le ofrezco en gratitud a esa vida un servicio a Dios, y ahí empieza el proyecto».

En Piso 9, las personas privadas de la libertad reciben dos horas diarias de educación formal y seis horas de trabajo. Allí, no solo cortan telas y cosen zapatos, además participan en jornadas educativas de calidad, gracias a alianzas con instituciones como el SENA, la Universidad de Antioquia, EAFIT, el ITM, la Universidad Pontificia Bolivariana y Libertex de Argentina. Reciben formación en economía circular, productividad, derechos humanos y proyectos productivos.

Actualmente se producen más de 300 jeans para dotaciones al día, labor por la cual los internos reciben un salario, pero además «ganan libertad porque por cada 30 días de formación y trabajo, reciben 15 días de reducción de pena».
Según la Gobernación de Antioquia, actualmente el departamento cuenta con 20 centros de reclusión, siendo el que más tiene en todo el país. «Estos tienen una capacidad para 7.592 reclusos, pero actualmente albergan a 13.836 personas privadas de la libertad», señala la entidad.
De acuerdo con un informe del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (INPEC) con corte al 2022, en Colombia se destinan anualmente más de 3 billones de pesos para solventar los gastos de las personas privadas de la libertad, lo que se traduce en 2,5 millones de pesos al mes por cada recluso.
Alex, consciente del panorama penitenciario en Colombia, afirma que «la idea es que se corte eso y no vuelvan a reincidir porque tienen una oportunidad, así le ahorramos dinero a los mismos ciudadanos que son los que pagan los gastos del sistema con sus impuestos».
Piso 9 no se ha limitado únicamente a la producción de elementos de dotación; además, «aprovecha el plástico del textil, que es el segundo contaminante del planeta y con eso logramos que ellos saquen productos de moda; los pendones se están utilizando para hacer tenis, bolsos, riñoneras; de las camisas usadas se están haciendo zapatos», agrega Mejía.

La meta no es únicamente «darle una segunda vida a la prenda, sino también a la persona que la hace», dice. «Aquí no se trata solo de llevar trabajo. Se trata de llevar propósito, educación y sobre todo espiritualidad; sin eso, no hay resocialización real».
Con este proceso de reciclaje se trabaja en una colección que estará presente en Colombiamoda 2025, donde harán su lanzamiento oficial. Quienes quieran apoyar esta iniciativa podrán adquirir los productos.
El impacto ha sido palpable, comenta Alex: «César, uno de los participantes del proyecto, soñaba con tener una empresa, un taller de confección y ahora en libertad tiene una línea de confección de pijamas».
Además de César, en este espacio conviven internos de distintos grupos, como exguerrilleros, exparamilitares y miembros de bandas criminales. Allí «todos se forman juntos, todos están en el mismo espacio, es un taller donde hay objetos como tijeras, agujas y destornilladores, y realmente no pasa nada; esto es un ejemplo de que el guerrillero trabaja con el paramilitar o el de la oficina, todos comparten y son productivos».

El impacto no termina en la cárcel, pues el proposito de Alex es “llevarlo a las esposas de los privados de la libertad para que también tengan oportunidades laborales, y que ellos, cuando salgan y se presenten a una entrevista de trabajo la gente pueda confiar en ellos. Queremos entregarlos a una sociedad tranquila que pueda brindar esas oportunidades de empleo que tanto necesitamos los empresarios de Colombia”.
Hoy 75 internos hacen parte de Piso 9, 45 de ellos están en formación académica. Alex busca visibilizar este proyecto, necesita aliados, apoyo económico, empresarios dispuestos a confiar en esta fuerza laboral que ha demostrado que sí vale la pena apostar por una segunda oportunidad.
“Queremos entregar a la sociedad personas transformadas, personas confiables. Pero también necesitamos que esa misma sociedad esté dispuesta a recibirlas con los brazos abiertos”, concluye.