Estos actores del ambiente escolar fueron clave para que, el primer semestre del año, el PAE del Ministerio de Educación fuera exitoso en Cáqueza, Caparrapí y El Peñón.
Madres cabezas de familia, maestros y otros adultos impulsaron la permanencia de 188 mil niñas y niños de Cundinamarca en sus instituciones educativas el primer semestre de este año, gracias a que se apersonaron, en sus municipios, de los procesos que hay tras la provisión de la comida del Programa de Alimentación Escolar (PAE).
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la alimentación para aprender “no solo se trata de entregar comida, es necesario capacitar a quienes participan en la compra y a quienes consumen. Se debe conocer de dónde vienen los alimentos, qué aportan y cómo consumirlos”, como afirma Najda Veloso, Coordinadora regional del proyecto de alimentación escolar para América Latina y el Caribe de esa entidad.
De acuerdo con la Gobernación de Cundinamarca, este semestre estuvo especialmente acompañado por cocineros, coordinadores, madres y padres de familia que se apersonaron de las situaciones que tienen que suceder para que las niñas y niños del departamento reciban las raciones que les permiten tener una jornada única de estudio durante el día.
Un ejemplo es el de la Institución Educativa Departamental Rural Dindal, del municipio de Caparrapí: allí el PAE también se construye y se preserva como proceso al destacar los alimentos propios de cada región. De hecho, el centro educativo cuenta con una huerta donde los niños pueden aprender de dónde vienen los alimentos que llegan a sus platos.
“Ha sido una experiencia positiva porque las señoras que cocinan el refrigerio son madres cabezas de familia, preparan los alimentos con mucho cariño y los niños lo disfrutan. Por la huerta escolar, siempre han tenido cómo preparar buenas raciones tipo almuerzo”, cuenta la rectora Gloria Marina Triana Ibarra.
A fin de cuentas, se trata de un programa que en el departamento cuenta con una inversión de más de cien mil millones de pesos con recursos en el primer semestre del presupuesto general de la Nación, el cual atiende a estudiantes de 107 municipios no certificados del departamento. ó
Distribución en la ruralidad
Otro de los retos para lograr una alimentación escolar saludable y sostenible es que los operadores logren alcanzar efectivamente las 2.413 sedes de instituciones educativas rurales, muchas de las cuales se encuentran en veredas de cada municipio.
Según el rector Holman Leonardo Cadena Rodríguez, de la Institución Educativa departamental Talauta del municipio de El Peñón, los padres y madres de familia de las veredas son quienes velan por el abastecimiento del centro. “La experiencia ha sido muy satisfactoria por parte de la comunidad”, asegura.
Por su parte, en la Institución Educativa Departamental Rural Mercadillo Primero del municipio de Cáqueza, implementaron la figura de una coordinadora que se encarga de hacer control de calidad para que los alimentos lleguen a las sedes en el estado que deben llegar.
Esta institución cuenta con 400 estudiantes distribuidos en sedes de 11 veredas del municipio, por lo que su rectora, Imérida del Rosario Gómez Cruz, rescata este ejercicio en tanto garantiza que las preparaciones de los almuerzos reúnan un alimento completo, con proteína, carbohidratos, verduras y jugo.
La institución ha registrado el proceso del PAE por medio de fotografías para evaluar la presentación del plato y que la porción sea adecuada con la cantidad que los menores necesitan para la duración de la jornada.
De esta manera lograron, por ejemplo, que cuando alguna fruta u otro alimento no se conserve en buen estado por el traslado de las minutas entre veredas, se cambie, para no tener inconvenientes de intoxicación o preparación inadecuada.
“El programa está satisfaciendo no solo la necesidad sino los gustos de los niños del territorio”, cuenta la rectora. “Ellos se sienten contentos porque es un alimento que, en algunos de los casos, no tienen en sus casas. Lo ideal es seguir mejorando su calidad de vida, que esta sea más sana y completa”.
El Programa de Alimentación Escolar brinda un complemento alimentario a los niños, niñas y adolescentes de todo el territorio nacional, registrados en el Sistema de Matrícula -SIMAT- como estudiantes oficiales. Estas tres instituciones, además, lograron poner lupa en que el PAE pueda aportar macro y micronutrientes como vitaminas, hierro o calcio, en los porcentajes que cada estudiante necesita.