Productos como aceites o snacks, hechos de la planta de sacha inchi, se convirtieron en una opción para sustituir cultivos y proteger el medioambiente.
Gracias a los altos niveles de ácidos grasos como el Omega 3, 6 y 9, un 30% de proteína y antioxidantes naturales como la vitamina A, este fruto amazónico “ayuda a regular el sistema cardiovascular reduciendo los riesgos de infarto”, comenta María Camila Ángel fundadora de Inkalia, emprendimiento de aceites y snacks artesanales saludables de sacha inchi.
Con el fin de aprovechar el aceite vegetal que se puede extraer de esta planta de la región, nació Inkalia, una iniciativa que vincula el cultivo de sacha inchi con la Cooperativa de excombatientes de Vista Hermosa, Sacha Paz, y que busca la rentabilidad del cultivo del maní de monte (bautizado así en quechua) como sustituto de la siembra de hoja de coca.
Sacha Paz
A través del cultivo de sacha inchi, la cooperativa de guerrilleros desmovilizados que se encuentran en la zona veredal de Vista hermosa, Meta, encontró una forma rentable de sustituir los cultivos de coca. “Aquí en San Martín tenemos dos hectáreas del cultivo de esta planta, pero nuestro mayor proveedor es Sacha Paz de la Cooperativa de excombatientes”, aclara María Camila.
Con 25 hectáreas de siembra Sacha Paz provee de este fruto no solo a Inkalia, sino a diferentes emprendimientos que convierten esta planta en productos alimenticios que benefician la salud. Según María Camila, “actualmente estamos en el proceso de capacitación con la cooperativa para que también ellos mismos sean quienes fabriquen los aceites de alta calidad y comiencen con la distribución”.
Inkalia fabrica aceite extra virgen y snacks sin conservantes a partir de la almendra de sacha inchi, con sabores como chocolate y ají.
Además, la siembra de esta planta en la región se hace a partir de procesos orgánicos y responsables con el medio ambiente, que reducen el impacto ecológico en la zona. Como lo aclara la fundadora de Inkalia, “el manejo del cultivo se hace con medidas agroecológicas que no usan ni pesticidas, ni fertilizantes químicos o herbicidas. Todo se maneja de manera orgánica”.
Este proceso finaliza con empaques biodegradables y envases de vidrio que buscan cumplir con dos de los criterios fundamentales que plantea el plan nacional de los negocios verdes, Vida útil y Reciclabilidad de los materiales. Gracias al uso de papel a base de bagazo de caña con fermento de maíz, las envolturas utilizadas para los snacks se descomponen entre 45 a 60 días máximo.
Según María Camila, “San Martín es una tierra productiva que quiere ser ejemplo de emprendimientos que le aporten a la construcción de paz y a la sostenibilidad ambiental, priorizando el cultivo de plantas endémicas que por mucho tiempo nos han ofrecido miles de beneficios para la salud, pero que hasta ahora estamos aprovechando realmente”.