Las integrantes del grupo Vera Gravitas fueron anunciadas como las ganadoras del Barcelona ZeroG Challenge, que les permitirá investigar emulando condiciones espaciales.
Luisa Fernanda Mendoza Quintana, estudiante de Ingeniería Aeroespacial de la Universidad de Antioquia, sentía inquietud mientras hacía parte del Semillero de Investigación Voyager y la Asociación Colombiana de Mujeres en Aeroespacial. “Quería continuar en ambos grupos; por eso, me surgió la idea de juntar los proyectos”, cuenta para explicar el origen de Vera Gravitas, el grupo de estudiantes que ganó el Barcelona ZeroG Challenge.
Al plantearlo, lo hizo también con una idea en mente: “Dije: ‘haré un grupo de investigación solo de mujeres que trabajamos en ciencia, enfocándolo siempre a esa lucha de la problemática de género y también para llamar la atención de chicas de colegios’”.
De esa manera, en 2021, se hizo la convocatoria y a Luisa Fernanda se sumaron Paulina Quintero Arenas, también estudiante de Ingeniería Aeroespacial, y María del Pilar Monsalve Correa y Oriana Mejía Cardona, estudiantes de Ingeniería Mecánica. Como tutora se sumó la ingeniera mecánica y docente universitaria Liliana Marcela Bustamante Goez.
La intención para conformar este grupo de estudio fue clara desde el principio: participar en el Barcelona ZeroG Challenge, un concurso realizado por la Universidad Politécnica de Cataluña. La idea del proyecto es que grupos de estudiantes, de entre 18 y 35 años, de todo el mundo, envíen propuestas de experimentos que deban realizarse en microgravedad. El equipo ganador puede llevar a cabo dicho experimento en un vuelo de este tipo en Barcelona, España.
Igualmente, reciben una recompensa de 2.500 euros, una vez se lleve a cabo el experimento. Por eso, las integrantes de Vera Gravitas están buscando distintas formas de financiamiento para su viaje, incluyendo una vaki con la que esperan recolectar 20 millones de pesos.
El experimento de Vera Gravitas
El experimento presentado por Vera Gravitas al concurso consiste en la deposición de gotas de estaño en microgravedad. Antes de explicar de qué trata, Paulina da contexto sobre la microgravedad y cómo varían las propiedades físicas y químicas de un material como el estaño en estas condiciones.
“La microgravedad es algo que hemos tenido la oportunidad de ver en películas o videos de la Nasa en la Estación Espacial Internacional, donde vemos las cosas flotando, porque están en caída libre, pero no se chocan con nada”, indica.
Y explica que esas condiciones se pueden emular en la tierra en cierto tipo de vuelos. “Lo que se hace es que el avión sube en un ángulo muy pronunciado y baja en un ángulo muy pronunciado, como si estuviera cayendo hacia el piso. Sube y baja como una montaña rusa. Y cuando está bajando, las cosas flotan. En ese momento, se da la microgravedad”.
Con eso claro, continúa la estudiante universitaria, sigue entender qué propuso Vera Gravitas. “Resulta que en microgravedad pasa algo con la soldadura de componentes eléctricos que se hace con estaño. Se desconocen las razones por las que se da, pero el estaño genera unos hilos microscópicos (llamados bigotes de estaño) que pueden generar un corto circuito”.
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La intención de las integrantes de Vera Gravitas es “soldar un componente electrónico en el vuelo y comparar en tierra cómo se da ese proceso de solidificación”. La idea fue lo suficientemente atractiva para que los jurados del Barcelona ZeroG Challenge, conformado, entre otros, por ingenieros de la Agencia Espacial Europea, lo eligiera el proyecto ganador. Así, Vera Gravitas se convirtió en el primer grupo de una universidad en América Latina en ganar el concurso.
Más allá del Barcelona ZeroG Challenge
Aunque no es menor el logro, la apuesta de las integrantes de Vera Gravitas va más allá del concurso. “En Colombia podemos hacer cosas muy grandes, pero nos limitamos pensando que los otros países tienen más y uno deja de intentarlo”, reflexiona Luisa Fernanda. “Pero decidimos entregar lo mejor de nosotras y en una propuesta en PDF, de tres páginas, demostramos que tenemos las capacidades necesarias”.
En ese sentido, Paulina señala que “lo que queríamos lograr era motivar a niñas y a mujeres y lo hemos venido haciendo”. Y, por su parte, la profesora Liliana indica que la gratificación para ella está en esa búsquedad de que las mujeres dejen de ser invisibilizadas en la academia.
“Muchas veces no llegamos a posiciones de poder, ni participamos en proyectos de investigación. Detrás de esta iniciativa está el hecho de que las mujeres podemos investigar, que tenemos participación. Se ha logrado el cometido, porque va más allá de ganar el concurso. Ha sido una bola de nieve”, explica la docente.
La profesora Liliana, en ese sentido, resalta el hecho de que, aunque hay iniciativas o becas para mujeres, muchas veces se quedan cortas por solo apuntar a la paridad. “Tiene que haber un asunto de compromiso social de cada una de estas personas que tienen injerencia para fomentar más acciones. No basta que, por ejemplo, haya paridad en las plantas docentes, sino también revisar qué asignaturas dictan las mujeres y cuáles los hombres”, señala.
“Cuando tú tienes una imagen de una doctora famosa que tú ves, te inspira. Y eso queremos que suceda en los colegios cuando les presentemos a la ingeniería como una posibilidad en la vida de las niñas. Ampliarles el espectro, sobre todo, en las carreras STEM» (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas por sus siglas en inglés)», aclara la docente.
Una inspiración que, por ejemplo, se ve reflejada en el nombre de Vera Gravitas. Gravitas es gravedad en latín. Y Vera era el nombre de la astronauta Vera Rubin, quien en la segunda mitad del siglo XX se desempeñó como astrónoma en un campo de las ciencias que era, y aún hasta cierto sigue siendo, dominado por los hombres.